Tiempos de paciencia y solidaridad

Manzanillo // Foto Marlene Herrera

La situación epidemiológica imperante en estos tiempos nos ha obligado inviolablemente a cambiar muchos estilos de vida que hace poco tiempo atrás no empleábamos, quizás por eso algunas personas sobredimensionan sus actitudes ante la presencia de necesidades objetivas en unos casos, subjetivas en otros.

Escribo de esta manera porque quiero compartir opiniones de personas que me han entregado su parecer en diferentes momentos de la vida diaria. Por ejemplo, una señora afirma categóricamente que el centro de la ciudad de Manzanillo entre las siete de la mañana y las doce del mediodía es un carnaval, así agrega conscientemente que con esa cantidad de personas en la calle, rozándose unos a otros, en cualquier momento nos vamos todos a contagiar. De mi parte, le entrego la razón a la señora, pero ella no me habla de otros elementos importantes que afloran en este desandar ciudadano como son los casos de las personas sin nasobucos o mal colocados a estas alturas, personas que no concientizan la necesidad de pararse alejado a dos metros de la más cercana o mantener una conducta responsable y ordenada en cada lugar.

Es cierto que hay que hacer colas para comprar los alimentos, pero… ¿sabemos hacer realmente una cola?, quizás recordando al humorista Carlos Ruiz de la Tejera, muchas cosas suceden en una cola, pero estos tiempos son los de poner por delante la paciencia, el respeto, el orden, la solidaridad, la ética y el buen comportamiento social unido al cumplimiento de las regulaciones sanitarias ya conocidas.

La señora tiene razón, no concibe que tantas personas deambulen por las calles en busca de … lo que saquen o van  a sacar en esta o aquella tienda. En este caso está demostrado que algunos salen del hogar a cazar en las tiendas lo que alguien le dijo que iban a vender y se mueven de un lugar a otro buscando un producto que nunca apareció.

Dice una amiga que en lo referente a colas se puede escribir un tratado por todo lo que se comenta allí y lo que hacen algunos. En estos momentos nada es más importante que la disciplina, esto que presupone organización y esta a su vez protección, que se deriva en salud.

Las colas son inevitables, ojalá y no fueran necesarias pero si no queda otra opción ayudemos con nuestra conducta a que sean rápidas y organizadas, para al final al igual que Carlos Ruiz de la Tejera podamos cantar…. uno, dos y tres, que paso más chévere, el de mi cola es.