Un legado de letras y amor: Berta Rodríguez Rodríguez

Foto: Claudia Sánchez
Foto: Claudia Sánchez

Hoy 22 de diciembre, Día del Educador Cubano, no solo se celebra una profesión, sino una entrega silenciosa y monumental que moldea el alma de la nación.

Entre esos artífices se encuentra Berta Rodríguez Rodríguez, una maestra manzanillera cuya vida es un testimonio de que la vocación es el más perdurable de los aprendizajes. Su historia refleja la esencia de un oficio que es, ante todo, un acto de amor.

“Mi nombre es Berta Rodríguez Rodríguez, soy licenciada en Educación en la especialidad de Español-Literatura, tengo un Máster en Didáctica y llevo 34 años en este sector maravilloso. Actualmente trabajo en la Secundaria Básica Paquito Rosales Benítez, con mis chicos de séptimo grado, pero he transitado por todas las enseñanzas, desde los más pequeños hasta la Educación Superior, y esa experiencia me ha dado una visión amplia, me ha enseñado a entender y conectar con cada estudiante en su momento único.

Me siento profundamente satisfecha con la labor que he realizado. Si volviera a nacer, sin dudarlo, elegiría nuevamente ser maestra. Para mí, la clave está en no estancarse, soy una mujer contenta en el aula, siempre buscando métodos atractivos, apoyándome en las nuevas tecnologías para hacer nuestras dinámicas más vivas y cercanas a su mundo. Una sonrisa, creo, es el primer recurso pedagógico.

¿Qué me motivó a estudiar Español-Literatura?…la verdad es un homenaje, es honrar la memoria de mi tía, Rosa del Carmen Rodríguez González, maestra por muchos años en la primaria Antonio Céspedes Solís. Ella fue quien me enseñó a escribir a los cuatro añitos, quien me inculcó, con su paciencia infinita, el amor por la educación y el saber. Le debo este camino.

Ese amor por las letras y la expresión lo vinculé siempre con el arte. Por muchos años integré el Grupo de Teatro Ategua. Hubo un momento en que estuve entre dos aguas por así decirlo, tentada por la actuación, pero el aula me llamó más fuerte. Elegí seguir educando, y el teatro se quedó conmigo como una herramienta más para educar.

Los tiempos son difíciles, pero el optimismo es nuestro deber. Tengo muy claro que nuestra influencia va más allá del contenido de una asignatura. Somos formadores de valores, acompañantes en el crecimiento integral de estos jóvenes.

En este día tan especial, quiero felicitar a todos mis compañeros, a los educadores de Cuba entera. Los exhorto, a que sigamos poniendo todo nuestro empeño, nuestra creatividad y, sobre todo, mucho corazón en esta noble tarea de educar”

Hoy Cuba saluda a sus educadores, esos arquitectos que como Berta, si volvieran a empezar, elegirían sin vacilar la misma trinchera, el aula.

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