Una luz de esperanza

Manzanillo. Noviembre 3.- La solidaridad es inherente a los hombres de buena voluntad, dijo el Apóstol cubano José Martí, y bajo esta premisa los médicos cubanos laboran en más de un centenar de países, siempre con la convicción de saberse útiles para aquellas personas de bajos recursos que necesitan de su atención.

Yoander Jiménez Pérez es uno de esos médicos manzanilleros que participó en esta honrosa tarea. “Es una satisfacción tremenda poder ayudar a personas que realmente lo necesiten, que pasan su vida con un padecimiento y no tienen cómo atenderse y menos saber qué conducta seguir para mejorar su calidad de vida; eso es realmente gratificante”, comenta.

«Bueno yo soy originario del barrio Miraflores en la comunidad de Las Novillas, ahora estoy radicado en la ciudad y trabajo en el Consultorio del Médico de la Familia (CMF) número seis que pertenece a la policlínica uno Francisca Rivero; aquí comencé a trabajar luego de cumplir mi última misión internacionalista.


Estuve primero en el estado de Miranda, allí trabajé en Capalla, Río Negro y otras comunidades de la República Bolivariana de Venezuela entre 2007 y el 2011, en la atención a personas que nunca en la vida habían visto un médico de cerca; en ese país, hasta el momento en que los profesionales cubanos llegaron, era muy difícil la asistencia médica, la misión Barrio Adentro llegó a cada rincón y paraje.


No voy a negar que fue difícil trabajar con pacientes que en algunos casos no querían ser atendidos; eso fue en los censos que hicimos para tener identificados todos los pobladores de la zona, algo parecido a lo que aquí son las áreas de salud, esta organización y control de los habitantes sólo es aquí en Cuba; l

a Atención Primaria de Salud es muy importante para un buen resultado en cuanto al seguimiento y conductas a seguir dentro de un área determinada, además te facilita el trabajo; pero a Dios gracias eso se logró allá, no de la misma forma que aquí pero se logró.


Tuve varias experiencias que hasta hoy llenan mi corazón de satisfacción, ver el agradecimiento de estas personas, su recuperación y la evidente mejora de su calidad de vida, es algo que satisface a cualquier profesional que ama lo que hace, porque la misión principal de un médico es salvar vidas y esto se logra no solo cuando resuelves un problema de gravedad, también es cuando le ayudas a prevenir y combatir patologías que no son transmisibles y que con un adecuado seguimiento y tratamiento se puede vivir mejor.


En este país dejé parte de mi corazón, muchos de estos pacientes que convivieron conmigo durante algo más de cuatro años hoy son amistades entrañables.


A mi regreso a la patria mantuve la disposición de seguir ayudando a los pueblos hermanos, fue ahí cuando en el 2013 me propusieron formar parte de la colaboración Más Médicos en Brasil; en esa nación trabajé hasta el 2016 en Sumare, Sao Paulo.


En el gigante suramericano al igual que en Venezuela no fue fácil, pero ya contábamos con la experiencia anterior y logramos el objetivo, llegar hasta la mayor parte de la población, comunidades marginales y desfavorecidas por el sistema de salud brasileño.


Las colaboraciones y misiones siempre dejan una huella en la vida y adquieres en ellas nuevos conocimientos; muchas de las patologías que vez, aquí en Cuba ya están erradicadas y sólo las conoces por los estudios en la carrera y lo que los libros te enseñan, pero verlas de cerca, lidiar y tratarlas, es algo muy diferente; en la medicina dos más dos no es cuatro y cada persona reacciona de una forma diferente a los tratamientos y hay que tener suma precaución en eso, porque estás tratando con la vida de un ser humano.


Estas ayudas fuera de la patria me han hecho crecer como profesional y como persona, puedo decir que me siento mejor formado, ha sido la última asignatura de mi carrera; un médico debe ser ante todo humano, solidario y altruista, estos valores complementan los conocimientos de medicina y es entonces que puedes decir que formas parte de un ejército de batas blancas, que eres un verdadero galeno.


Si fuera necesario que volviera a salir a brindar mi ayuda, sin dudarlo lo haría y no por los beneficios que económicamente pueda representar, sino por la satisfacción de ver las sonrisas de agradecimiento de personas que depositan su esperanza en la medicina cubana”, concluyó.