Una valiente que jamás se rindió

Esperanza Agüero Rosales es una guerrera y valiente manzanillera que hace cuatro años vence al cáncer de mamas que le dió un giro a su vida //Foto Eliexer Pelaez Pacheco

Manzanillo. Octubre 19.- «La gente luchadora y valiente es la que inspira y da sentido a la vida», así, como reza esta frase es la manzanillera que hoy presenta su testimonio sobre cómo el destino le dió un giro a su existencia para amarse más y enamorarse de cada minuto de su vivir.


Ella es Esperanza Agüero Rosales, una valiente guerrera y decidida que de escucharla inspira conquistar ese optimismo capaz de darle brillo a nuestra vidas. Hace cuatro años «Purri», como cariñosamente le dicen vecinos, amigos y familiares, vence con todas las fuerzas que le salen desde su ser, al cáncer de mama que le privó de sus dos senos en el decursar de sólo 12 meses.


Esta mujer de 78 años cuenta como hace casi un lustro observó «cierta irregularidad en una de mis mamas, entonces acudí a la consulta especializada y pedí el seguimiento médico porque tenía mis dudas al descubrir ciertas anomalías en mis pechos.


Es que me había dado cuenta que no estaban bien, y los médicos tras los estudios pertinentes confirmaron mis dudas de lo que me sucedía en mi seno izquierdo al resultar la biopsia positiva al cáncer de mama. Enseguida tuve mi cirugía planificada de la cual salí muy bien.


Nunca tuve miedo pues no conozco ese sentimiento. Cuando entré al salón de operaciones iba contenta porque el optimismo nunca lo he perdido, jamás en mi vida, siempre he sido dispuesta a erradicar el mal. Cuando desperté de mi primera operación no tuve dolor».


Esto había sucedido el 17 de septiembre de 2017 y luego al año siguiente se repitió todo el procedimiento con el otro seno que comenzó a tener también irregularidades.


«En el hospital había un fallo de un turno previsto para la operación en aquel momento y de ese centro me llamaron a preguntarme que si podía ir a hacerme la cirugía en ese mismo instante y rápido acudí.


En esa ocasión primero me extrajeron un nódulo y al mes volví a la consulta donde luego fue necesario planificar regresar al salón de operaciones porque la biopsia del otro seno también daba positiva.


Recuerdo que fui sola al hospital y el médico me preguntó que quien me acompañaba, yo le respondí que nadie y le insistí que me dijera la verdad porque yo no tenía miedos, le dije en ese momento: acepto mi operación porque es un bien que ustedes me hacen, porque me están salvando la vida, es un logro que ustedes se hayan dado cuenta que estoy enferma, me salvaron un lado, ahora me tienen que salvar el otro», confesó esta valiente mujer.


Ella se siente muy satisfecha y agradecida por ese tratamiento recibido y sin pagar un centavo. «Mi agradecimiento es tan grande porque, de corazón lo digo, gracias a esta Revolución me salvaron, yo me siento feliz y dichosa porque tengo un seguimiento por años pues me mantengo en consultas. Todo esto no me ha costado nada, sólo el amor.


En mi primera operación estuve un año con el tratamiento de la quimioterapia, me aplicaron 12 sueros, un costo grande al estado que las personas a veces no calculan lo que cuesta una quimio para el tratamiento del cáncer. En otros lugares hay que pagar miles de dólares y aquí nada más me costó una sonrisa.


En total durante las dos operaciones recibí 16 sueros porque se sumaron los otros cuatro de la segunda cirugía, y luego durante otro año me administraron una pastilla de donación de la India, y todo esto gratuitamente. No tuve pagar ni la atención, ni el medicamento, ni nada y me salvaron la vida.


Ahora cada seis meses estoy en el proceso de consulta y cuando voy me debo realizar diagnósticos de todo que tampoco me cuesta nada, es gratis».


Esta es una mujer muy fuerte y decidida, características de su personalidad que le permitieron asumir este nuevo rumbo que tomaba su vida. «Yo no me deprimí durante todo ese tiempo, lo acepté porque en la vida hay que admitir lo bueno y lo malo. Yo no hago nada con estar deprimida, ni llorosa, yo iba al salón de operaciones como si fuera a pasear y con el mismo entusiasmo salía.


Yo le digo que fue gracias a esta Revolución, que para mí es lo más lindo del mundo, porque sin ella ya me hubiera muerto porque no tengo cómo pagar un tratamiento de estos».


Esperanza durante todo este tiempo recibió el apoyo de la única familia que le queda, un hijo y sobrinos. «Sí tuve apoyo de ellos y de mis amigos y vecinos».


Purri aprovecha la oportunidad y le envía un mensaje a aquellas mujeres que estén transitando por una experiencia similar. «Que acepten el reto porque eso es, un reto a la vida, y que a partir de este desafío hagan las cosas bien, si se tienen que operar que lo enfrenten con optimismo porque el miedo conduce a la fatalidad no a nada bueno».


Y con igual tranquilidad confiesa estar «muy feliz, no tengo ninguna de mis dos mamas, pero estoy encantada de la vida».


Así con el mismo color rosa que identifica a esta jornada de lucha contra el cáncer de mama, Purri vive sus días felices. A ella y a todas las que vencen esta batalla podemos dedicarles esta otra expresión lanzada por lo jornada: «Un día te darás cuenta que no eres una superviviente más, sino una valiente guerrera que jamás se rindió.»