Voces que no se apagan

Foto: Marlene Herrera (Archivo)
Foto: Marlene Herrera (Archivo)

Cuando el país atraviesa momentos complejos, cuando escasean los recursos y abundan los silencios, hay quienes se levantan cada día con una misión clara, informar con honestidad, con coraje, con el alma; son los periodistas cubanos, que hacen de la palabra una herramienta de resistencia y del compromiso con la verdad, una forma de servir al pueblo.

Desde una redacción sin aire acondicionado, desde un móvil que apenas carga, desde una esquina donde el Wi-Fi llega a ratos, ellos buscan la noticia; no por espectáculo, sino por deber, porque saben que cada dato verificado, cada testimonio recogido, cada historia contada con respeto, es un acto de dignidad.

En tiempos donde la desinformación corre más rápido que la luz y abunda el rumor, el periodista cubano se planta firme, no como juez, sino como testigo; no como vocero, sino como puente, su lealtad no está en el poder, sino en la gente. En el campesino que espera respuestas, en la madre que busca claridad, en el joven que quiere entender.

Hoy celebramos a quienes no se rinden, a los que escriben aunque falte tinta, a los que graban aunque no haya señal, a los que preguntan aunque incomode; porque en Cuba, hacer periodismo es construir la sociedad, es defender el derecho a saber, es alumbrar con palabras los rincones donde la esperanza aún resiste.

En Cuba, ser periodista no es solo contar historias, es vivirlas con corazón de pueblo, es atravesar disímiles dificultades, como el resto de la gente y continuar comprometido únicamente con la verdad.

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