Manzanillo. Noviembre 2.- “Para mí la danza lo es todo, es mi manera de vivir, es enseñar mi forma de pensar, me libera, y le doy al mundo lo que soy, muestro mi interior a través de ella”, fueron las primeras palabras de Yaima Tamayo López, instructora de Arte con más de una década de experiencia.
Integrante fundacional de la Compañía Teatral Danzaria Corales del Golfo, a la que ha dedicado 16 años de su vida, Yaima encontró en la danza su espacio vital desde niña. “Siempre sentí que era mi espacio, mi momento de liberar todo aquello que tenía dentro”, confiesa.
Al graduarse, supo que su misión estaba en su ciudad natal. “Siendo manzanillera sabía que tenía mucha tela por donde cortar, pues material cultural hay de sobra; solo era poner la obra humana”.

Esa obra humana la ha volcado en el proyecto, donde defiende con orgullo las raíces locales. Su trabajo se centra, con especial cariño en los más pequeños. “El trabajo con niños es hermoso y entre juegos los voy adentrando en lo que son los bailes cubanos, particularmente en los nuestros”, explica.
Para Yaima, la técnica es solo el comienzo ya que «el bailarín se rige por pasos, técnicas, diseños de espacio, pero debe sentir lo que baila en su corazón y más si se trata de música cubana, que es inconfundible en cuanto a ritmo y, por supuesto, sabor, y es que nuestra música se baila donde quiera, en la casa, en la esquina, en el parque…”.
Así, con la convicción de que cada paso debe latir al compás del corazón, Yaima Tamayo no solo instruye en la técnica de la danza, sino que siembra en las nuevas generaciones de manzanilleros el fuego de una tradición que palpita en las calles, en el golfo y en el alma de un pueblo que lleva el ritmo en la sangre.