Yolaimi Hernández: “Mi hijo se perdió y casi me vuelvo loca”

Yolaimi, mientras recorre la casa, nos cuenta con detalles la pesadilla que vivió. // Foto: Cubadebate.

Los vientos de Ian empezaron a despegar las fibras de la casa de Yolaimi Hernández Gutiérrez sobre las 2:45 de la mañana. Después, como un efecto dominó, el resto se fue levantando hasta que el techo quedó vacío y desprotegido de la lluvia que se tornaba más fuerte en la medida en que pasaban las horas de la madrugada del 27 de septiembre.

Su abuela, que desde hace tiempo está postrada, y su hijo Orlendis, de 11 años, quien padece una enfermedad crónica, fueron los que peor pasaron la noche.

Yolaimi, mientras recorre la casa, nos cuenta con detalles la pesadilla que vivió. “Mi abuela de 99 años estaba acostada en la sala cuando la lluvia comenzó escurrirse por el techo. La levanté y la senté en una silla en la cocina. Cuando mi hijo y yo recostábamos su colchón en la pared, todo el techo, incluido la madera, cayó prácticamente encima de nosotros.

“Imagínate. El niño se puso muy nervioso, comenzó a llorar. Saqué fuerzas de dónde no tenía, abracé a mi abuela y la cargué hasta el baño del final de la casa, que es el único con techo de placa. Con el otro brazo arrastraba a Orlandis que estaba en shock y no podía moverse.

“Todo pasó en cuestiones de segundos. Detrás de nosotros caían las fibras y los palos. Mi hijo se perdió y yo solo gritaba. Casi me vuelvo loca. El tiempo se volvió eterno. Él estaba escondido debajo de la cama del segundo cuarto y tuve que halarlo por los pies porque no quería salir”.

Esta vueltabajera recordará esa noche como la peor de su vida. Estuvieron más de seis horas los tres en el baño que apenas mide cuatro metros cuadrados. Mientras el aire soplaba, ella sostenía una puerta de madera para que las ráfagas no entraran a su refugio. La abuela pedía desesperadamente que la acostaran en el piso porque le dolía todo el cuerpo, pero era imposible cumplir con esa petición en esas circunstancias.

Cree que hubo poca información sobre los posibles efectos que tendría Ian, pese a que en Pinar del Río casi todos tienen cultura ciclónica y saben cómo enfrentar fenómenos de este tipo. “Lo que más afectó fue que el aire vino de frente. Eso nunca había pasado”.

Yolaimi nos enseña las grietas en las paredes. Aún, después de muchas horas está nerviosa. Ha pasado por incendios, hace seis meses robaron todas sus pertenencias, pero afirma que la noche del 27 de septiembre fue una película de terror sin punto final.

El techo quedó vacío y desprotegido de la lluvia. Foto: Cubadebate.

Fidel Barbosa: “En medio de Ian lo que más me preocupaba era mi esposa”

Maurelín Rodríguez Fernández y su esposo Fidel Barbosa Montelier viven en la calle Capitán Tomás #19 altos, en el reparto La Flora, en Pinar del Río. A ellos, los vientos de Ian les llevó el techo de los cuartos, la cocina, el baño y el portal.

Cuenta Fidel que fueron para la casa de una vecina a pasar el ciclón, porque en ningún momento quería poner en peligro a su esposa, que hace tres meses sufrió un infarto cerebral y aún tiene secuelas.

“Alrededor de las 4 a.m. sentí un estruendo y en medio de la lluvia y el viento subí a la casa y vi que casi ninguna habitación conservaba el techo. Fue muy duro ese momento. Los colchones, la ropa; todo lo perdimos. El televisor lo guardamos a tiempo, pero, justo después que quitaron la electricidad, el refrigerador hizo un corte. Hay que ver cómo están esos equipos cuando regrese la corriente, porque la humedad acaba con los electrodomésticos”.

Fidel este miércoles hizo un recorrido y encontró pedazos de impermeabilizante negro y los colocó en el techo de la cocina para, al menos, poner un fogón y poder cocinar.

Anoche Maurelin durmió en un catre en la sala, la única habitación que conserva el techo. Mientras, Fidel descansó en un sillón recostado a la puerta porque, aunque no les queda prácticamente nada, tienen miedo de que le roben ese poco.

“Lo que más me preocupa es ella. Es hipertensa. Se inyecta cinco veces al día. Tiene problemas en los nervios”, dice mientras sostiene la mano de su esposa.

Maurelín Rodríguez Fernández y su esposo Fidel Barbosa Montelier viven en la calle Capitán Tomás #19 altos, en el reparto La Flora, en Pinar del Río. A ellos, los vientos de Ian les llevó el techo de los cuartos, la cocina, el baño y el portal. Foto: Cubadebate.

“Se mojó todo; del televisor aún chorrea agua”

María Isabel Arronte vive sola, tiene problemas de salud, y así estuvo la noche en que Ian pasó por el territorio pinareño.

El viento, con rachas superiores a los 100 kilómetros por hora, levantó la fibra del cuarto principal y al resto las despegó por la orilla.

“Se mojó todo dentro de la casa. Los colchones, la ropa y del televisor aún chorrea agua. Se rompió un ventilador”, cuenta la vueltabajera mientras nos enseña las afectaciones en su vivienda.

Lo más triste –asegura María Isabel– fue pasar las noches del martes y del miércoles a la intemperie. “Por suerte, mis vecinos colocaron provisionalmente el mismo zinc que el viento se había llevado. Al menos así se tapa el hueco y no me entra el agua si es que llueve”, narra la damnificada, y no puede evitar que las lágrimas broten de sus ojos.

María Isabel Arronte vive sola, tiene problemas de salud, y así estuvo la noche en que Ian pasó por el territorio pinareño. Foto: Cubadebate.

Casa de María Isabel Arronte tras el paso de Ian. Foto: Cubadebate.

“Todo pasó en cuestiones de segundos. Detrás de nosotros caían las fibras y los palos”, cuenta Yolaimi Hernández Gutiérrez. Foto: Cubadebate.

Casa de Yolaimi Hernández Gutiérrez. Foto: Cubadebate.

“Cuando mi hijo y yo recostábamos su colchón en la pared, todo el techo, incluido la madera, cayó prácticamente encima de nosotros”, cuenta Yolaimi Hernández Gutiérrez. Foto: Cubadebate.

Casa de Yolaimi Hernández Gutiérrez. Foto: Cubadebate.

Yolaimi Hernández Gutiérrez junto a sus dos hijos. El mayor, que no vive con ella, la ayuda a limpiar y recoger los escombros. Foto: Cubadebate.

Maurelín Rodríguez Fernández y su esposo Fidel Barbosa Montelier viven en la calle Capitán Tomás #19 altos, en el reparto La Flora, en Pinar del Río. A ellos, los vientos de Ian les llevó el techo de los cuartos, la cocina, el baño y el portal. Foto: Cubadebate.

Anoche Maurelin durmió en un catre en la sala, la única habitación que conserva el techo. Foto: Cubadebate.

Maurelín Rodríguez Fernández y su esposo Fidel Barbosa Montelier viven en la calle Capitán Tomás #19 altos, en el reparto La Flora, en Pinar del Río. A ellos, los vientos de Ian les llevó el techo de los cuartos, la cocina, el baño y el portal. Foto: Cubadebate.

Maurelín Rodríguez Fernández y su esposo Fidel Barbosa Montelier viven en la calle Capitán Tomás #19 altos, en el reparto La Flora, en Pinar del Río. A ellos, los vientos de Ian les llevó el techo de los cuartos, la cocina, el baño y el portal. Foto: Cubadebate.

Maurelín Rodríguez Fernández y su esposo Fidel Barbosa Montelier viven en la calle Capitán Tomás #19 altos, en el reparto La Flora, en Pinar del Río. A ellos, los vientos de Ian les llevó el techo de los cuartos, la cocina, el baño y el portal. Foto: Cubadebate.