El paso que termina con un respiro de alegrías

Foto: Erenia Tamayo
Foto: Erenia Tamayo

Manzanillo. Junio 5.- Consagración, disciplina,  esmero  y voluntad son cualidades que identifican la personalidad de Mireya Díaz Gómez, una tunera que llegó a Manzanillo en el año 2000 y se aplatanó aquí,  para dejar huellas significativas del buen hacer en el ámbito creativo de  los instructores de arte en la Casa de Cultura de esta costera ciudad del Guacanayabo.

Esta morena de sonrisa amplia y sincera, de andar inquieto y de carácter afable y amistoso  llega a su edad de jubilación,  y lo hace satisfecha y muy orgullosa de la obra que le ha tocado  en la formación de generaciones desde su especialidad como instructora  de danza.

“Son 39 años dedicados a la instrucción de la danza en esta ciudad que me acogió con mucho calor humano, ha sido una etapa larga de mi vida donde el trabajo se ubica como una de las prioridades, lo que ha conllevado a buenos y relevantes resultados no solo en el municipio sino también en la provincia y el país”, expresa con satisfacción  Mireya.

Foto: Erenia Tamayo

“Gracias al esfuerzo personal y el rigor que durante toda mi vida laboral me propuse logré premios en Festivales de la Asociación Nacional de Limitados Físicos Motores (ACLIFIM) en la provincia de Granma que permitieron luego la participación a los de carácter  nacional. También   a los organizados para estudiantes aficionados a la danza de la Escuela Militar Camilo Cienfuegos  y en los propios del sistema de Casa de Cultura. Eventos, Festivales, encuentros, carnavales y presentaciones especiales que fueron escenarios para la demostración de mi trabajo creador cuya premisa ha sido siempre el rescate de bailes populares y tradicionales cubanos”, dijo.

Como destacada por sus aportes al desarrollo de la danza en Manzanillo a partir de su función como instructora, mérito que ha mantenido consecutivamente por años, Mireya Díaz Gómez tiene el privilegio de ser internacionalista en la República Bolivariana de Venezuela en el año 2015.

“Fue una experiencia extraordinaria, llevé mi técnica a lugares donde nunca pensé llegar y a personas de diferentes grupos etarios que me acogieron con mucho cariño y supieron asimilar todo lo que les enseñé. Primeramente me ubicaron en el estado de Zulia, allí estuve tres meses y luego me trasladaron para Carabobo. Los bailes campesinos fueron mi fuerte y que bien me sentí al ver el resultado. Cuando retorno a mi Patria, a mi Manzanillo,  llegué con mucho más deseos de trabajar y crear”,  señaló la instructora.

Foto: Erenia Tamayo

Cuenta en el quehacer de Mireya la creación de proyectos danzarios como Renacer  (ACLIFIM) y Somos de Hoy (integrado por jóvenes), ambos evaluados con la categoría Provincial en el sistema de la Cultura en Granma,  Del Guacanayabo Soy (Adultos)  Goticas de Alegría y Estrellitas del futuro (niños). 

Para esta mujer, el llegar a su jubilación es todo un privilegio, al saberse útil en la formación de varias generaciones, incentivando el gusto por un arte bello como lo es la danza y enseñando sobre todo géneros y bailes de nuestra cultura, una forma sublime de defender nuestra identidad.

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