África, para creerlo hay que vivirlo

Foto cortesía del entrevistado

Manzanillo. Mayo 25.- Anteponiéndose a temperaturas excesivas, diferencias de culturas, credo y formas de vida, unos 13 profesionales cubanos prestan atención médica en los Campamentos de Refugiados Saharauis, dos de estos galenos son manzanilleros.
La vida los unió en el amor y la profesión, ella es especialista en Medicina General Integral (MGI), él en ortopedia y traumatología, área de la medicina que por algo más de 20 años no se atendía en esta región antes de su arribo hace ya casi tres calendarios, “las personas eran remitidas a Argel o España, con nuestra llegada todo cambia; se empezaron a hacer operaciones, consultas de ortopedia y la presencia nuestra las 24 horas en el hospital de Gustavo localizable”, comenta vía internet el doctor Jerry Coello Consuegra.
El joven de 42 años, es el único galeno de su especialidad en esta región africana, atiende junto a sus colegas una población de más de 200 mil habitantes que viven en cinco campamentos de refugiados del Sáhara Occidental, su trabajo es vital desde el Hospital Nacional Saharaui Martir Brahim Saled en Rabouni ante las complicaciones que encuentran día a día.
“Las consultas se realizan a más de 30 pacientes tres veces a la semana , y dos días de operaciones, el restante tiempo atendiendo urgencias en el hospital que trabajamos; ahora solo estamos trabajando seis compañeros, el resto de la brigada estaba de vacaciones en Cuba y debido a la COVID-19 no han podido retornar”.
Debido a las condiciones precarias y malos hábitos de vida, recurren varias patologías que son atendidas por su especialidad, “acá lo más frecuente son los traumatismo, principalmente por accidentes de tránsito; ya en consulta muy recurrente la artrosis de rodilla y de caderas debido a varios factores como el clima (mucho frío y mucho calor ), en verano puede llegar hasta 56 y 57 grados; otro factor es posiciones viciosas que adoptan desde edades tempranas como hacer té todo el tiempo, dormir y comer en el piso, todo eso influye y afecta el cartílago articular y aparece la artrosis desde edades tempranas”.
Estos guerreros de batas blancas no solo sienten el calor que el clima se empeña en darles, los refugiados de la zona desértica conocida como la Hamada (infierno) le dan a través de su afecto el agradecimiento a su trabajo. “Son personas muy sociables y buenas, Cuba lleva años ayudándolos; muchos han estudiado en nuestro diferentes carreras incluyendo medicina”.
En la zona árida y arenosa, incansablemente, llenos de añoranza por su amada nación, nueve médicos, tres licenciados en enfermería y un ecografista tiene una experiencia inolvidable, al decir del doctor Jerry, criterio que seguramente comparte su esposa Dailee Fornaris García, “acá estamos en pleno desierto, pero ha sido una experiencia muy hermosa y difícil a la vez; yo había estado en Bolivia y Venezuela, pero nada que ver con esto; sus costumbres muy distintas, muy creyentes a la religión musulmana son muy estrictos. Viven en jaimas que son carpas. Pero ha sido algo que nunca olvidaremos, Nos vamos del desierto más preparados, más conscientes y mucho más humanos que antes; es algo que para creerlo hay que vivirlo”.
Una colaboración que ya tiene 57 años y que dio inicio a la ayuda médica de Cuba al mundo, por la que alrededor de 420 mil trabajadores cubanos de la salud han estado presentes en 169 países en más de 600 mil misiones.

El doctor Jerry Coello Consuegra y su esposa la Doctora Dailee Fornaris García. / Foto cortesía del entrevistado