Berlín, 15 abr (Prensa Latina) Alemania desconectó hoy sus tres últimos reactores en actividad, con lo cual dijo adiós al aprovechamiento de la energía nuclear a 62 años de la entrada en funcionamiento en el país de su primera electronuclear.
Sin embargo, persiste el debate entre la dirigencia política de la nación sobre la salida definitiva de la generación nuclear de electricidad.
Según fuentes del sector, en 2011, tras la catástrofe de Fukushima, la decisión impulsada por el Gobierno de la conservadora Angela Merkel fue aprobada por una amplia mayoría en el Parlamento alemán -con 513 votos a favor y 79 en contra.
No obstante, la incertidumbre provocada por la guerra de Ucrania reabrió el debate sobre una forma de energía que hasta este fin de semana generaba el cinco por ciento de la electricidad consumida en este país.
La ministra de Medio Ambiente, Steffi Lemke, del partido Los Verdes, expresó su alivio por la medida, mientras que el Partido Liberal (FDP), integrante también de la coalición de Gobierno, la calificó de error estratégico.
Para Lemke, el abandono de la energía nuclear hace que Alemania sea más segura. En su opinión representa riesgos en última instancia, incontrolables en caso de accidente.
En cambio, el titular de Finanzas y líder del FDP, Christian Lindner, opinó que las tres centrales nucleares deberían dejarse en reserva y no desmantelarse.
A despecho de la polémica en Alemania sobre el abandono total del uso de la energía nuclear, otros países como Francia y Reino Unido expresaron últimamente el interés por recuperar y fortalecer el uso de esta fuente, en ascenso a nivel global.
Por ejemplo, esta semana se conoció que el Gobierno galo habría encargado a la compañía eléctrica EDF y a la autoridad de seguridad nuclear ASN que estudien si es posible incrementar la capacidad productiva en las centrales construidas entre 1979 y 2002.
En los próximos años, Francia pretende que la producción de energía nuclear vuelva a aumentar hasta situarse entre 350 y 380 teravatios hora al año, después de que la producción cayera a 279 teravatios hora en 2022, el nivel más bajo en 30 años.
Mientras tanto, otros países industrializados y no pocos de los llamados en vías de desarrollo anunciaron inversiones para comenzar a utilizar ese tipo de energía.