Alumec, impronta de futuro y productividad

En la Unidad Empresarial de Base Oriente (Alumec) se elabora carpintería de aluminio para importantes programas sociales como el de vivienda // Fotos Denia Fleitas Rosales

En cada uno de los puestos de trabajo de la Unidad Empresarial de Base Oriente de Manzanillo (Alumec), perteneciente a la Empresa de Producciones del Aluminio (PROALUM), pervive la impronta visionaria del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz desde la jornada histórica del 28 de julio de 1977.

Los pasos del gigante revolucionario por los tres talleres de la otrora empresa de aluminios mecánicos José Luis Tassende de las Muñecas; su exhortación a una eficiencia a la altura de las necesidades de esta nación en aras del desarrollo, constituyen impulso para quienes hoy siguen dándole vida útil a las maquinarias de procedencia austriaca.

La explanada retumbó con el discurso del líder, en la evocación del valor heroico de esta tierra erigida como contrafuerte de la Sierra Maestra y vital en el logro de la victoria definitiva con sus envíos de hombres y recursos.

Se estremeció junto al corazón de los alrededor de 30 mil manzanilleros que respondieron a la convocatoria para participar en la inauguración de la fábrica local para elaborar equipos de riego por aspersión, como impulso a la producción cañera y agrícola, distinguidos siempre como sectores valiosos para la economía y la alimentación del pueblo.

Aquella convocatoria del Comandante Invicto a la productividad, a elaborar «dos mil 300 kilómetros de tubos para riego al año, en equivalencia a ir, venir, e ir a La Habana», según recuerda un partícipe del día de apertura, permanece vigente.

Está latente hoy, como desde el año 2000 en el que transformó su propósito, para aportar al país desde la obtención de perfiles y piezas de carpintería de aluminio y galvanizada para obras sociales.

Justo de ello, deviene su fortaleza al arribar a sus 43 años de fundada, pues se erige como una de las unidades más importantes en el ámbito industrial manzanillero por su tributo al prioritario accionar del programa de la vivienda.

En su colectivo de 276 trabajadores, incluidos alrededor de 20 fundadores, prima la máxima de cumplir con la Revolución que dió utilidad meridiana a la tierra donde se levantaron los talleres.

Gualberto Rosabal, jefe de brigada de la carpintería de aluminio, señala que «independientemente de las dificultades que estamos pasando en el país, no hemos dejado de cumplir los compromisos, todos los meses alcanzamos el plan y este año los trabajadores han recibido sus estimulaciones tanto en moneda nacional como en divisa; sólo para este mes tenemos pactados 400 metros cuadrados».

El también secretario general del buró sindical de la Unidad Empresarial de Base valora que «aunque ha sido un año complejo para el país, seguimos tomando todas las medidas higiénicas pertinentes para evitar cualquier contagio de trabajadores o que entre la enfermedad a la fábrica, para seguir dando cumplimiento al plan de producción que es lo más importante».

«Aspiramos a ser vanguardia nacional, que lo fuimos por más de 20 años, con un movimiento de innovadores y racionalizadores fortalecido, que permite con cada situación que tenemos y con el equipamiento envejecido, seguir produciendo, seguir trabajando para mantener las conquistas alcanzadas en todos estos años».

Hoy, el bullicio común de las herramientas de corte y conformación de piezas para puertas, ventanas, perfiles, asume el matiz de aquella jornada en la que por vez primera echaron a andar las maquinarias.

Aunque a las 11 de la mañana, por motivos de ahorro, se produzca el ya común paro energético y laboral hasta la próxima jornada, la esencia productiva de la fecha inaugural continúa imperante.

No se detiene, crece en la consagración de quienes moldean las láminas de aluminio y en el regocijo de quienes cada mañana en sus hogares y con una sonrisa, abren puertas y ventanas.