Aquí me siento feliz

En la casa para abuelos Celia Sánchez Manduley de Manzanillo nuestros adultos mayores se sienten muy bien //Foto Eliexer Pelaez Pacheco

Manzanillo. Noviembre 28.- Conversar con Olga Encarnación Arias Núñez, una abuelita casi nonagenaria, es disfrutar de la candidez de sus palabras, y hasta el tiempo se te olvida porque cuenta con una excelente capacidad de comunicación que logra atrapar a su interlocutor.

Ella es una de las manzanilleras que recibe atenciones en la Casa para abuelos Celia Sánchez Manduley, institución enclavada muy cerca del parque central de esta ciudad.
El motivo de nuestro encuentro fue para intercambiar sobre las atenciones que los adultos mayores reciben en Cuba, para conocer los detalles mediante su testimonio.

Olga considera que para valorar la atención a las personas de la tercera edad en Cuba es preciso recordar como, “antes del triunfo de la Revolución esta parte de la población en nuestra isla que no tenía una situación económica para vivir, se veían muchos de ellos en las calles pidiendo limosnas, era una situación caótica, así lo puedo decir yo que ya era una mujer con título y que lo viví antes del 59.

Olga Encarnación Arias Núñez //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


Triunfa la Revolución y comienza su programa de atención al adulto mayor que se acrecenta hacia el año 2000 producto al envejecimiento de la población. Cuba siendo una nación subdesarrollada envejece de la misma forma que lo hace un país desarrollado, por la atención precisamente que ha habido a partir del 59 para todos los que vivimos en Cuba donde la expectativa de vida subió.

Antes, por ejemplo, los niños morían de cualquier enfermedad que hasta podía ser curable y la esperanza de vida para los adultos no sobrepasaba de los 55 años, pero al producirse todo este cambio la expectativa subió.

Alrededor del año 2000 ya se insertan nuevos programas a fortalecer los que existían para la atención al adulto mayor, entre esos se encuentran los círculos de abuelos donde sus miembros no sólo van a practicar ejercicios fundamentales para esta etapa de la vida, sino que comienzan a realizar relaciones interpersonales, se programan actividades, se les brindan charlas, etcétera.

También se crean las salas de Geriatría en los hospitales, eso trajo un avance grande porque ya el adulto mayor tiene una atención diferente. En el hospital Celia Sánchez Manduley tenemos esta sala, como también contamos con ese servicio en todos los policlínicos del territorio.

Por otra parte, surgen también varios programas e instituciones para atenderlos. Uno de ellos es la posibilidad de contar con las Casas para abuelos. Había muchos abuelos que se quedaban solos en sus moradas porque todos salían a trabajar, otros porque llegaban a la viudez, y algunos casos sociales de hogares con problemas disfuncionales.

Aquí contamos con una atención esmerada porque en primer lugar lo tenemos todo, una dirección que se ocupa de la parte administrativa, y una trabajadora social al frente de todas las actividades de los adultos mayores en esta institución.

Igual tenemos a una enfermera que nos atiende ante cualquier situación, y también contamos con un consejo de abuelos que está para representarnos ante la dirección de este centro.
Aquí todos los días realizamos un matutino donde compartimos las noticias del día, hacemos charlas sobre el adulto mayor, y el espacio se aprovecha para canalizar cualquier inquietud sobre la alimentación, o ante alguna dificultad que se presente.

En este lugar la disciplina debe cumplirse, y por eso no decimos que sea militar, sino que tenemos las horas reglamentarias para la alimentación que es muy buena a pesar de la situación económica que contamos en el país, pues nos ofrecen cinco comidas diarias a parte de un té que brindan cuando llegamos a este sitio, y luego le corresponde al desayuno y demás meriendas, almuerzo y comida.

Los adultos mayores tienen esta casa como su segundo hogar //Foto Eliexer Pelaez Pacheco



Pero además contamos con otras atenciones también desde la cultura pues aquí vienen personas a ofrecernos actividades como de la casa de la cultura, del centro promotor de la cultura literaria Manuel Navarro Luna, el museo municipal, la casa de la trova, y a veces nosotros también vamos allá.

En estos momentos yo le digo una cosa, para mí la casa de abuelos es mi otro hogar. En mi vivienda tengo otras maneras de distraerme, lo mismo en la computadora, en el móvil, con el televisor o haciendo varias cosas, sin embargo cuando estoy aquí en la casa para abuelos es donde me siento bien por las relaciones interpersonales que he logrado, donde por mi trabajo durante muchos años, yo además de normalista soy licenciada en Psicología Pedagogía, lo que me ha ayudado saber como manejar los intercambios con los demás e ir conociendo a cada abuelo, a las personas que nos atienden, si en cualquier momento tengo que dar un consejo, por lo tanto aquí nos sentimos muy bien”, concluyó su testimonio esta abuela.

Esta elegante señora de 88 años es universitaria, jubilada del otrora Instituto Superior Pedagógico (ISP) Blas Roca Calderío, quien continuó trabajando hasta sus 80 años en la Sede Universitaria Municipal (SUM), que más tarde se convirtió en el Centro Universitaria Municipal (CUM) de Manzanillo, donde atendió el programa de la Universidad del Adulto Mayor y la Extensión Universitaria. Ella tiene razones de sobra y elementos con que demostrar cómo en Cuba las personas de la tercera edad son parte esencial de nuestra población, a quienes se le brinda todas las atenciones necesarias porque ellos también merecen el amor de todos.