El púgil Arlen López le dio a Cuba la 5ta presea de oro en estos Juegos Olímpicos y la segunda que aporta el “buque insignia”, después de superar claramente sobre el encerado al británico Benjamín Whittaker.
Arlen vino de menos a más en el certamen y cerró como un grande que es, demostrando que su evento fetiche son las citas bajo los cinco aros. “Todo salió como lo planificamos y se demostró la gran preparación que hicimos para llegar hasta aquí. Ganar en esta división donde había dominado en los últimos años Julio César, es algo muy grande para mí”.
Su familia y amistades en Guantánamo, así como Cuba en sentido general, lanzaron combinaciones de golpes a la cara del británico. “A mí me parecía escuchar sus gritos como aquel que dice, sé que todo el mundo allá estaba pendiente a esta pelea”.
López tuvo altas y bajas durante el ciclo olímpico, pero no falló en la competencia fundamental.
Somos seres humanos y a veces tenemos algunas bajas por diferentes motivos. Sin embargo sabemos reponernos y conseguir buenos resultados cuando hace falta.
Tal y como sucedió con Roniel Iglesias, Arlen mejoró su ritmo de boxeo sobre el encerado, a medida que avanzó el certamen. “Vine de menos a más. A principio nos fallaron algunas cositas, pero realizamos los ajustes”.
Arlen le dedicó unas palabras a su “amuleto” en la vida, su mamá Reyna Cardona. “Tenemos una conexión muy buena, sé que me apoyó con todas sus fuerzas, ella sabe que es clave en mi vida”.