Bancarización, sí, pero…

En las pymes se hbailitó el pago a través de canales electrónicos // Foto: Marlene Herrera
En las pymes se hbailitó el pago a través de canales electrónicos // Foto: Marlene Herrera

El gobierno cubano al informar sobre la bancarización en Cuba, explicó que este es un proceso que ocurrirá de forma gradual, en correspondencia con las condiciones económicas y tecnológicas de cada localidad, y que las personas que no posean teléfonos móviles podrán usar efectivo o también el pago por tarjeta.

En teoría, todo eso está bien. Pero vamos a partir de que el propio vicepresidente del Banco Central de Cuba, Alberto Javier Quiñones Betancourt, reconoce que en 100 municipios del país no existen cajeros automáticos, y el viceministro de Comunicaciones, Ernesto Rodríguez Hernández, admitió que se requieren inversiones en infraestructura que permitan soportar este proceso.

Entonces, ¿de qué estamos hablando? Por un lado se mencionan las condiciones económicas y tecnológicas de cada localidad. Y no puedo hablar por el resto de Cuba, pero aquí en Manzanillo, la situación económica se tensa cada vez más. Disponibilidad de productos mayormente con cuentas propias y pymes, precios en alza, y la tecnología muy lejos de estar al alcance de todos.

Basta salir a la calle y escuchar las opiniones, o leer los comentarios cuando se toca el tema en sitios de redes sociales. Por solo citar un ejemplo, recientemente se hizo una feria con ventas de productos, en la que se pretendía que el pago fuera por vía electrónica, lo que provocó la incomodidad en no pocos manzanilleros, que expresaron  desde la elemental pregunta ¿y el que no tenga dispositivo móvil, qué compra? hasta considerarlo una falta de respeto y emitir criterios que dejan muy mal parados a los decisores de medidas como estas.

Nadie pone en duda los beneficios que puede traer la bancarización: seguridad, rapidez, comodidad, inmediatez, y en la mayoría de los casos, ahorro económico por las bonificaciones que ofrecen los bancos y las pasarelas de pago. Tampoco se desconoce que hay una crisis acentuada por la pasada pandemia de la COVID, que están vigentes  las sanciones de Estados Unidos hacia Cuba, que hay una guerra en Ucrania que afecta la economía  mundial. Pero, en medio de todo esto hay una realidad que tampoco podemos desconocer y es que las medidas económicas implementadas impactan principalmente en quienes tienen bajos ingresos.

Entre las acciones que se realizan como parte del incremento de la bancarización de operaciones están priorizar el uso de los medios y canales electrónicos, siempre que sea posible, que las transacciones que se realicen entre actores económicos se ejecutarán mediante títulos de créditos u otros medios, y crear las condiciones en todos los comercios y entidades prestadoras de servicios para que se habiliten los medios de pago electrónicos, todos con sus descuentos establecidos, los cuáles pueden resultar atractivos para que la población se decante por estas formas de pago.

Todo eso está bien. Lo que falla es el aseguramiento para que la Resolución 111 sea verdaderamente efectiva.

¿La realidad?  El Sistema Bancario no dispone del efectivo necesario para cubrir toda la demanda de la población y de los actores económicos. Muchos ya han vivido esta realidad. Sí, los cinco mil, no es para las personas naturales,  pero hay que ver las capacidades que tenga cada sucursal. Y esas capacidades, están disminuidas por el déficit de efectivo.

Que según datos de ETECSA más de 4 millones de usuarios en Cuba usan transfermóvil, y el tema debería ser cuántos no tienen ni siquiera un  teléfono móvil, cuántos en una población envejecida son jubilados con una tarjeta magnética que no saben usar.

Sin entrar en el detalle de la falta de corriente eléctrica, y la inestabilidad de las conexiones para el uso de los llamados pos y las aplicaciones habilitadas por algunos organismos.

El negocio de compra y venta de divisas de manera ilegal continúa. El efectivo se queda fuera del Banco, y si las pymes no pueden comprar muchos dólares, ni legal ni ilegalmente, tampoco van a poder importar mucho, lo que va a traer como resultado disminución de ofertas y aumento de precios.

Primero se deben crear las condiciones, para luego aplicar la beneficiosa bancarización. Al menos debería existir un POS en cualquier lugar en que se pague un producto o un servicio, con una excelente conectividad por supuesto, para que se pueda hacer uso de la tarjeta magnética.

Se ha dado un plazo de nueve meses para que la bancarización sea un hecho en todos los establecimientos. Seamos optimistas. Yo aspiro a que luego de esos nueve meses, tengamos a  nuestra disposición las dos opciones, tarjeta y efectivo, y que cada cual las utilice según sus posibilidades.