Blas Roca: Un luchador incansable de la clase obrera

Blas Roca Calderío

Si se hablará de Francisco Wilfredo Calderío  pocos sabrían de quien se trata pero si digo  Blas Roca Calderío, todos dirían de inmediato el luchador de la clase obrera, él que el pueblo cubano recuerda por sus innumerables hazañas  que lo ubican en lo más alto de nuestra historia patria.

Este incansable defensor de la clase trabajadora nace 24 de Julio de 1908 en esta  ciudad costera, fue una de las figuras políticas más notables de las luchas revolucionarias cubanas.

Desde muy joven tuvo que trabajar para contribuir al sustento familiar, apenas llegó a cursar el cuarto grado de la enseñanza elemental y su posterior desarrollo intelectual lo alcanzó de forma autodidacta.

Por su valiosa actitud fue elegido Secretario General del Sindicato de zapateros en esta  región suroriental e ingresó en el Partido Comunista de Cuba  que en 1925 había sido fundado por Julio Antonio Mella y Carlos Baliño.

Su  gran actividad revolucionaria fue despertando su  prisión en varias ocasiones y también desarrolló una intensa labor periodística en la prensa obrera tras haber tenido lugar la expulsión del gobierno  de la dictadura de Gerardo Machado.

Por decisión de la dirección del Partido se traslada  hacia La Habana y ante la grave enfermedad que limitaba al máximo al  dirigente de la organización asumió la dirección del Partido cumpliendo ejemplarmente ante la misma su deber internacionalista.

En los años de la década del 40 mantuvo un permanente apoyo a la unidad de la clase obrera y de todos los sectores nacionales en la lucha por la verdadera independencia económica y política del país.

Más allá de las responsabilidades que desempeñó, elaboró además diversas obras y trabajos periodísticos acerca de diversos temas relacionados con la sociedad cubana, el ideario martiano y la teoría marxista leninista.

Fue el primer presidente que tuvo la Asamblea Nacional del Poder Popular cuando esta quedó constituida en 1976,  a  lo largo de su fructífera vida fue un luchador incalificable por la independencia nacional, la soberanía del país y la causa del socialismo.

La Habana fue testigo de su desaparición física  el 25 de abril de 1987 a causa  de una larga enfermedad que nos quitó al amigo, al patriota, al defensor de la clase obrera, al digno revolucionario que lucho incansablemente por la igualdad social.