Hace poco más de un año, las cosas se veían color rosa para los emprendedores cubanos en los florecientes centros turísticos de La Habana, Cienfuegos y Trinidad. Los que tienen habilidades culinarias estaban abriendo ambiciosos paladares (restaurantes) y empleando a grandes números de personas para cortar y saltear, lavar y servir mesas. Los dueños de autos clásicos pulían sus Chevys de 1954 para iniciar compañías de tours, y diseñadores de moda, joyeros, pintores y escultores recibían comisiones de entusiastas del arte deseosos de conocer un mercado poco explorado.
El 2017 fue un año récord de visitas de extranjeros a Cuba. De acuerdo con datos del gobierno, la isla del Caribe recibió a 4.7 millones de viajeros en esos 12 meses, recibió ingresos por tres mil millones de dólares del turismo y registró un alza de 3% en la cifra de visitantes respecto al año anterior.
Con 619 mil de esos visitantes llegando desde Estados Unidos, el poder de gasto de los estadounidenses se estaba haciendo tan evidente como cuando las Andrews Sisters grabaron su icónico número de calipso acerca de “trabajar para el dólar yanqui” en 1945.
Pero en junio del año pasado, el presidente Trump anunció nuevas regulaciones de viaje para los estadounidenses, y las multitudes mezclando cocteles de ron y cola en La Habana decrecieron. Para el tiempo que la administración estadounidense emitió sus políticas de viajes actualizadas en noviembre, el turismo norteamericano a Cuba había caído en picada.
“El mercado se congeló en cuestión de pocas semanas”, dice Chad Olin, fundador y director ejecutivo de Cuba Candela, un negocio basado en el segmento de los viajes de lujo a la Isla. “Es asombroso cuánta confusión causaron esos titulares”, añadió.
Lo positivo es que los viajeros no necesitan reestructurar sus itinerarios por completo, no cuando pueden tener un poco de ayuda de una agencia como la de Olin. De hecho, entre reportes de menos multitudes, infraestructura mejorada, y una más amplia variedad de experiencias en el terreno, ahora puede ser el mejor momento para visitar Cuba, no importa de dónde venga uno.
Por qué todos los viajeros pueden beneficiarse
Viajeros de todas las nacionalidades pueden tener ciertas recompensas al ir a Cuba este año. “Si miras a diciembre de 2016 (cuando había un pico en el turismo), había demasiada gente en La Habana”, afirma Olin. “La infraestructura estaba bajo presión en términos de capacidad”.
Tomó tiempo mejorar el pavimento de las calles, organizar el servicio en los restaurants, renovar viejos hoteles, instalar conexiones wifi funcionales -la lista continúa. Ahora los cubanos están en condiciones de responder a niveles más altos de demanda, pero las multitudes no están. Como resultado, comenta Olin, “conseguir reservaciones en los restaurantes es más fácil. Los cinco mejores hoteles de cinco estrellas pueden ser reservados con menor antelación. No estamos viendo overbooking como solíamos ver, cuando llegabas a un restaurante o a un hotel y tu mesa o tu habitación ya no estaban disponibles”.
Para agencias especializadas como Abercrombie & Kent, esto se traduce en más auténticas e íntimas experiencias. “Si vas ahora, no vas a tener un tour en bus luego de estar en cola para disfrutar la misma experiencia”, dice Stefanie Schmuddle, vicepresidenta para Desarrollo de Productos y Operaciones. “Puedes dedicar más tiempo a interactuar con los locales donde hay menos churn-and-burn (quemar y batir)”.
Las experiencias en sí mismas son también mejores y más variadas, en la medida en que los cubanos han aprendido a anticiparse a las expectativas e intereses de los viajeros. Por ejemplo, Schmudde envía a sus clientes en excursiones en catamarán con pescadores en Cienfuegos, mientras que Oli está organizando cenas privadas en casas de chefs y visitas con un coleccionista de discos de vinilo que puede llevarles a través de la historia de la música cubana.
Mientras, la escena creativa cubana se ha expandido significativamente, con nuevas marcas, incluida Rox950, un joyero minimalista de piedras semipreciosas, y Clandestina, una compañía de serigrafía en pulóveres que recientemente abrió la primera tienda de diseño independiente en el país. Ambos están lanzando experiencias tras bastidores para viajeros curiosos.
A través de las duras reglas de viajes de Estados Unidos
Desde noviembre, el modo más común en que los estadounidenses han estado visitando Cuba es por fuera de la mesa. Los viajes “People-to-People” (Pueblo a Pueblo) no son hoy una opción para ir. Permanecen 12 categorías de licencias, desde viajes educaciones y humanitarias para visitas familiares.
Los cruceros son una solución alternativa, pero los grupos de turoperadores ofrecen enfoques simplificados para los que quieren planear un viaje por tierra. Abercrombie & Kent, por ejemplo, está reanudando los viajes de 24 personas a Cuba en octubre, luego de una larga pausa de diez meses que la compañía utilizó para revisar las nuevas regulaciones.
“Queríamos asegurarnos de que entendíamos qué estaba cambiando y qué era aún posible”, explica Schmudde. Resulta que sus excursiones favoritas eran aún reservables, así que su equipo las combinó en un itinerario único y épico.
A pesar de la creencia popular, viajar de forma independiente en Cuba es aún posible, y esa es la especialidad de la Cuba Candela de Olin. Generalmente, explota un vacío legal que permite a las compañías (no a los individuos) aplicar para licencias pueblo-a-pueblo, o usa las llamadas licencias Support for the Cuban People (“Apoyo para el pueblo cubano”). Ambas, afirma, requieren un conocimiento legal, particularmente porque las licencias Support for the Cuban People implican requerimientos vagamente expuestos.
“Trabajamos con los mejores abogados del país en las reglas de viajes a Cuba, y nuestra documentación es siempre revisada y aprobada por nuestro asesor legal”, explica Olin.
¿Un giro que los viajeros no habrían esperado?: las duras limitaciones sobre los lugares donde hospedarse. Casi 100 hoteles han sido añadidos a la lista de entidades restringidas para los estadounidenses en Cuba, incluido el hotel de estándar de referencia en La Habana, el Gran Hotel Manzana Kempinski. Los resorts de playa están categóricamente fuera de los límites, dado que para los norteamericanos el turismo tradicional a la Isla está prohibido.
No intentes pagar por debajo de la mesa, o tu equipaje puede ser revisado en busca de efectivo en ambos extremos de tu viaje, y la precaución de los agentes te pondría en riesgo por llevar contigo grandes cantidades de dólares estadounidenses.
En lugar de eso, Olin usa “hoteles boutique que son más íntimos, o villas de lujo que ofrecen una experiencia más auténtica”. Schmudde reserva hoteles Meliá aún no restringidos en todo el país. En esos lugares, la disponibilidad es mayor y los precios han bajado, como resultado de la caída en la afluencia de estadounidenses.
“Los precios de hoteles han bajado considerablemente para los próximos meses que llevan a la temporada alta”, dice Charel van Dam, director de Marketing de Cuba Travel Network. “En La Habana, las habitaciones en el céntrico hotel de cinco estrellas Parque Central tienen 35% de descuento hasta finales de octubre”, añade. “En el icónico Hotel Nacional, algunas habitaciones tienen incluso 40% de descuento”.
Grandes apuestas en el terreno
“El turismo promueve una mentalidad de emprendedores entre los cubanos que antes no era posible”, afirma Schmudde. ¿Quién más estaría comprando las camisetas de Clandestina adornadas con slogans como ‘Oh, La Habana’, si no los visitantes extranjeros”.
“Muchos cubanos en el área del turismo han sido afectados”, añade. “Las personas detrás de los restaurantes privados, los dueños de negocios, los que rentan sus casas… Ellos son los que han sido golpeados por la nueva política de viajes de Estados Unidos”.
Schmudde habla de un guía con quien trabaja (un “director de programa”, en el lenguaje de Abercrombie & Kent) que usó las propinas que le dejaba el turismo para comprar a su madre una casa en La Habana. “Ese es el tipo de efecto que cambia vidas que los viajeros han tenido en los cubanos”, señala. Su compañía ya ha vendido casi todos sus viajes de 2018, y ha añadido otros ocho para 2019.
(Tomado de Bloomberg / Traducción de Cubadebate)