Significativas son las dificultades que enfrenta el sector del transporte en Cuba, debido al bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno de Estados Unidos contra la Isla.
Desde abril de 2018 a marzo de 2019 las afectaciones en esa rama de la economía nacional ascienden a más de 170 millones de dólares, 69 millones más que en igual periodo precedente.
Naima Alfonso Acosta, viceministra de Transporte, aseguró en conferencia de prensa que el sector ha dejado de percibir ingresos. «Hay pérdida por la reubicación geográfica del comercio, hay afectación a la producción y los servicios, afectaciones monetario – financieras al no poder comerciar con el dólar y afectaciones por el bloqueo tecnológico».
El área de la aviación, una de los que más se afecta en el sector del transporte, ha sufrido un impacto de más de 136 millones de dólares, informó Ivette Caballero Roque, directora de Relaciones Internacionales del Ministerio de Transporte.
«De esa afectación varios millones están asociados, porque no podemos comparar aeronaves, tenemos que arrendarlas a altos precios; eso significa una mayor afectación al sector», explicó Caballero Roque.
Cuba no puede acceder a los fabricantes de aeronaves, ni a los proveedores de partes, piezas y agregados, porque estas compañías están vinculadas a compañías y capitales estadounidenses.
Los proveedores que hoy trabajan con nosotros, cuando tenemos la posibilidad de adquirir algún equipamiento, que tiene tecnología estadounidense, tienen que pedir autorizaciones al Buró de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio de Estados Unidos. «Esa es otra traba», aseguró la Directora de Relaciones Internacionales.
La aviación igualmente se ha visto afectada en los flujos de pasajeros por las reiteradas campañas de Estados Unidos para mostrar a Cuba como un destino no seguro.
La transportación marítima no escapa a los daños ocasionados por esta unilateral política. Muchas navieras que están en disposición de comerciar con Cuba se ven presionadas, porque cuando tocan los puertos de la Isla hasta pasados 180 días no pueden llegar a puertos estadounidenses.
La persecución a las navieras, que transportan combustible a nuestro país es otra de las tantas formas en que se aplica la política de asfixia económica contra Cuba. Lo mismo sucede con las compañías de cruceros turísticos, cuyos viajes a la Mayor de las Antillas se suspendieron abruptamente en perjuicio incluso de los pasajeros.
(Con información de Granma)