Con más de 20 años en Guatemala, la Brigada Médica de Cuba (BMC) aspira en estos momentos elevar los indicadores de salud en los 16 departamentos donde presta servicios considerados de excelencia.
Están donde la pobreza extrema conduce inexorablemente a las muertes por desnutrición infantil aguda, embarazos en edades tempranas y enfermedades infecciosas. Foto: Prensa LatinaLos 430 colaboradores cubanos cubren el 72,7 por ciento de la geografía de este país centroamericano, pero no residen en la capital ni en cabeceras municipales, sino en sitios tan intrincados como Ixcán o Joyabaj, en los cuales se concentra la población indígena, mayoritaria, e históricamente discriminada.
Puestos y centros de salud, el llamado primer eslabón del sistema de asistencia social guatemalteco, concentran la labor de 115 especialistas en medicina general integral, y 80 licenciadas en enfermería, muchos con la experiencia de varias misiones solidarias en otras naciones del mundo, algunas en condiciones de desastre.
Están donde la pobreza extrema conduce inexorablemente a las muertes por desnutrición infantil aguda, embarazos en edades tempranas y enfermedades infecciosas, estas últimas evitables con un sistema de prevención más amplio.
Otros 76 cooperantes se encuentran en hospitales, 39 en centros de atención primaria, 22 en los dedicados al cuidado materno-infantil y nueve en las áreas de Salud, junto a personal de apoyo como ingenieros biomédicos e informáticos, epidemiólogos, laboratorisas y entomólogos, entre otras categorías.
Las cifras del pasado año no dejan duda sobre el alcance de la BMC en relación con 2017, pues casi todos los indicadores asistenciales crecieron ampliamente.
Si en 2017 los casos vistos fueron dos millones 59 mil 958, un año después llegaron a dos millones 151 mil 632, unos 91 mil 674 más en especialidades como Medicina General Integral, Medicina Interna, Cirugía, Ortopedia, Ginecobstetricia y Pediatría, fundamentalmente.
El acumulado histórico desde 1998 -año en que se inició la colaboración médica- hasta diciembre de 2018 se eleva a 45 millones 142 mil 928 pacientes, detalló el coordinador nacional de la BMC, Yuri Batista, en un reciente balance anual.
Las vidas salvadas de guatemaltecos por el personal de salud cubano durante 2018 ascendieron a mil 463 para un cierre en 20 años de 331 mil 415, enfatizó Batista, quien resaltó la entrega sin límites de los cooperantes en la atención de los damnificados por la erupción del volcán de Fuego, el pasado 3 de junio.
Particular mención recibió la actividad de enfermería, que inició en agosto de 2013 y constituye un elemento de cambio en la cobertura del universo de embarazadas y niños en las comunidades donde tiene presencia la BMC.
Un millón 792 mil 401 consultas y un millón 973 mil 857 visitas domiciliarias hasta finales de 2018 ejemplifican el desvelo con indicadores del programa materno-infantil como consultas a neonatos, lactantes y puérperas, así como captación de embarazos entre el primer y segundo trimestre de gestación.
Todo un logro dentro de una población con costumbres culturales muy arraigadas en cuanto al parto e idiomas originales diversos, barreras que vencen con amor, constancia y ejemplo personal.
Y si de impacto se trata, los guatemaltecos más humildes hablan de la atención recibida en los ‘hospitales de ojos’, con sedes en los departamentos de Jalapa y Escuintla, y en los municipios de Villa Nueva y Mixco, en esta capital.
Con más de seis mil cirugías de cataratas en 2018 a pesar de vaivenes con los insumos quirúrgicos, suman ya 194 mil 412 los pacientes salvados de padecer ceguera toda su vida debido al alto costo de este proceder en las clínicas privadas.
La experiencia comenzó aquí en 2005, cuando viajaron a Cuba las primers personas gracias al Programa Operación Milagro lanzado por Cuba y Venezuela para hacer frente a una de las epidemias más grandes en América Latina y devolver la luz a personas con escasos recursos, no solo guatemaltecos sino también de países vecinos.
Según la jefa de esta misión en la BMC, Marisol Noa, una Encuesta rápida de ceguera evitable, realizada en 2015 y recién presentada al Gobierno, arrojó en personas mayores de 50 años una prevalencia de 3,5 por ciento, el 92 por ciento evitable.
Para los médicos de la isla caribeña, uno de los momentos más gratificantes es cuando destapan los ojos de quienes llevaban años sin ver. Después de la sorpresa de que todo es gratis dicen un ÂíQué Dios los bendiga!, y esa simple frase es suficiente cuando se conoce el valor que tiene para ellos.