Canciller cubano en ONU: “Cualquier estrategia que pretenda destruir a la Revolución cubana fracasará”

El canciller Bruno Rodríguez afirmó hoy en la Asamblea General de la ONU que cualquier intento de destruir a la Revolución cubana fracasará, en respuesta a la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de recrudecer el bloqueo contra la isla. Foto: REUTERS
El canciller Bruno Rodríguez afirmó hoy en la Asamblea General de la ONU que cualquier intento de destruir a la Revolución cubana fracasará, en respuesta a la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de recrudecer el bloqueo contra la isla. Foto: REUTERS

Señor Presidente:

Señor Secretario General:

Le confirmo el apoyo de Cuba en su labor al frente de la Secretaría de la Organización de las Naciones Unidas como garante y defensor de la paz internacional.

Señores Jefes de Estado y de Gobierno:

Distinguidas delegadas y delegados:

Expreso sinceras condolencias, extensivas a los familiares de los fallecidos y a los damnificados, y nuestra disposición a incrementar la cooperación, dentro de nuestras modestas posibilidades; a los hermanos pueblos y gobiernos de Dominica y Antigua y Barbuda, pequeñas islas que sufrieron terrible destrucción; a República Dominicana, Puerto Rico, Saint Martin, Sint Maarten, Islas Vírgenes y Anguila debido a los huracanes Irma y María.

Llamo a la comunidad internacional a dar toda la prioridad y movilizar recursos para ayudar a los pequeños estados y territorios insulares del Caribe devastados.

Reciba entrañables sentimientos de solidaridad de Cuba, el pueblo y gobierno mexicanos, en especial los familiares de las víctimas y los damnificados por ambos terremotos, a quienes reiteramos la disposición de asistir a la población y la recuperación de los daños con nuestros modestos esfuerzos.

Hacemos llegar nuestro pesar al pueblo de los Estados Unidos, sentidas condolencias a las familias de los fallecidos, y honda simpatía a todos los afectados por el huracán Irma.

Señor Presidente:

Traigo el testimonio del pueblo cubano que realiza un colosal esfuerzo en la recuperación de los severos daños en las viviendas, la agricultura, el sistema electro-energético y otros provocados por el huracán Irma. Pese a ingentes medidas de prevención, incluida la evacuación de más de 1,7 millones de personas y la total cooperación de los ciudadanos, sufrimos diez fallecimientos.

Los dolorosos daños a servicios y las pérdidas de bienes sociales y personales, las privaciones ocasionadas a las familias por largas horas sin electricidad o abasto de agua, acentuaron la unidad y solidaridad de nuestro noble y heroico pueblo.

Se han repetido conmovedoras escenas de rescatistas entregando una niña salvada a su mamá, un pequeño recogiendo de las ruinas un busto de Martí, estudiantes ayudando a familias que no conocían, efectivos de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior haciendo los trabajos más duros, dirigentes locales encabezando las tareas más difíciles.

El Presidente Raúl Castro Ruz, desde la zona más devastada, emitió un llamamiento en el que escribió: “han sido días duros para nuestro pueblo, que en solo pocas horas ha visto cómo lo construido con esfuerzo es golpeado por un devastador huracán. Las imágenes de las últimas horas son elocuentes, como también lo es el espíritu de resistencia y victoria de +nuestro pueblo que renace con cada adversidad”.

A nombre del pueblo y gobierno cubanos, agradezco profundamente las sentidas muestras de solidaridad y afecto de numerosos gobiernos, parlamentos, organizaciones internacionales y representantes de la sociedad civil.

Expreso honda gratitud ante los diversos ofrecimientos de ayuda recibidos.

Señor Presidente:

Guardo viva y emocionada memoria de la imponente presencia y de las ideas enormemente vigentes, expresadas en esta Asamblea, por el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz.

Agradezco, a nombre de nuestro pueblo y gobierno, los sentimientos de respeto, afecto y admiración recibidos de todas las latitudes.

Señor Presidente:

El pasado martes, el Presidente Donald Trump vino a convencernos de que uno de sus propósitos es promover la prosperidad de las naciones y de las personas.

Pero en el mundo real, ocho hombres poseen, en conjunto, la misma riqueza que los 3 mil 600 millones de seres humanos que integran la mitad más pobre de la humanidad (1).

En términos de facturación, 69 de las 100 mayores entidades del mundo son empresas trasnacionales, no Estados (2) .Juntas, las diez mayores corporaciones del mundo tienen una facturación superior a los ingresos públicos de 180 países sumados (3) .

Son extremadamente pobres 700 millones de personas (4) ; 21 millones son víctimas de trabajo forzoso (5); 5+ millones de niños murieron en 2015 antes de cumplir cinco años, por enfermedades prevenibles o curables (6) ; 758 millones de adultos son analfabetos (7) .

Ochocientos quince millones de personas padecen hambre crónica, decenas de millones más que en 2015. Dos mil millones están subalimentadas. De recuperarse el precario ritmo de disminución de los últimos años, ahora interrumpido, 653 millones de personas seguirán hambrientas en 2030 y no sería suficiente para erradicar el hambre en el 2050 (8) .

Hay 22,5 millones de refugiados (9) . Se agravan las tragedias humanitarias asociadas a los flujos de migrantes y su número crece en un orden económico y político internacional claramente injusto.

La construcción de muros y barreras, las leyes y medidas adoptadas para impedir las oleadas de refugiados y migrantes, han demostrado ser crueles e ineficaces. Proliferan políticas excluyentes y xenófobas que violan los derechos humanos de millones de personas y no resuelven los problemas del subdesarrollo, la pobreza y los conflictos, causas principales de la migración y la solicitud de refugio.

Los gastos militares ascienden a 1,7 millones de millones de dólares (10) . Esa realidad contradice a quienes alegan que no hay recursos para acabar con la pobreza.

Pero la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible carece de medios de aplicación, por egoísmo y falta de voluntad política de los Estados Unidos y otros países industrializados.

¿Cuál es la receta milagrosa que nos recomienda el Presidente Trump, a falta de los flujos financieros del Plan Marshall? ¿Quiénes pondrán ahora  los recursos para ello? ¿Cómo puede esto reconciliarse con la idea de los Presidentes Reagan hace décadas  y Trump ahora,  de “América First”?

Ignora y tergiversa la historia y presenta como objetivo una quimera. Los patrones de producción y consumo propios del capitalismo son insostenibles e irracionales y conducen, inexorablemente, a la destrucción del medioambiente y al fin de la especie humana.

¿Acaso pueden olvidarse las consecuencias del colonialismo, la esclavitud, el neocolonialismo y el imperialismo?

¿Las décadas de sanguinarias dictaduras militares en América Latina pueden presentarse como ejemplo de un capitalismo exitoso?

¿Alguien conoce recetas de capitalismo neoliberal mejor aplicadas que las que destruyeron las economías latinoamericanas en la década de los 80 ?

Es imprescindible e impostergable que las Naciones Unidas trabajen por establecer un nuevo orden económico internacional participativo, democrático, equitativo e incluyente, y una nueva arquitectura financiera que tomen en cuenta los derechos, necesidades y particularidades de los países en desarrollo y las asimetrías existentes en las finanzas y el comercio mundial, resultado de siglos de explotación y saqueo.

Los países industrializados tienen el deber moral, la responsabilidad histórica y cuentan con los medios financieros y tecnológicos suficientes para ello.

Ni siquiera para los ricos, habrá la prosperidad que se anuncia, sin detener el cambio climático.

Cuba lamenta la decisión del Gobierno de los Estados Unidos, el principal emisor histórico de gases de efecto invernadero, de retirar a su país del Acuerdo de París.

En el 2016, por tercer año consecutivo, se batieron los récords de aumento de la temperatura media global, lo que confirma al cambio climático como una amenaza a la supervivencia de la humanidad y al desarrollo sostenible de nuestros pueblos.

Reiteramos nuestra solidaridad con los pequeños países insulares en desarrollo, especialmente del Caribe y el Pacífico, que son los más afectados por el cambio climático, para quienes reclamamos un trato justo, especial y diferenciado.

Apoyamos también la atención prioritaria a los países de África Subsahariana.

Señor Presidente:

El gobierno de Estados Unidos ha venido a decirnos que, junto a la prosperidad, los otros dos “bellos pilares” del orden mundial son la soberanía y la seguridad.

Es responsabilidad de todos preservar la existencia del ser humano frente a la amenaza de las armas nucleares. Un importante aporte al logro de ese objetivo significó la histórica adopción y firma en el marco de esta Asamblea, del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, que proscribe tanto el uso como la amenaza del uso de esas armas, que tienen la capacidad de aniquilar la especie humana.

Estados Unidos se opuso tenazmente a ese tratado. Anunció que empleará 700 mil millones de dólares en gastos militares y desarrolla una doctrina nuclear y militar extremadamente agresiva, basada en la amenaza del uso de la fuerza y en el empleo de esta.

Estados miembros de la OTAN atentan contra la paz y la seguridad internacionales y el Derecho Internacional promoviendo intervenciones militares y guerras no convencionales contra Estados soberanos.

Como señaló el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz y cito : “cese la filosofía del despojo y cesará la filosofía de la guerra”.

Resulta cotidiana la imposición ilegal de medidas coercitivas unilaterales y el uso de herramientas financieras, judiciales, culturales y comunicacionales para la desestabilización de gobiernos y la negación del derecho de libre determinación a sus pueblos.

Crece la militarización y el uso encubierto de las tecnologías de la información y las comunicaciones para atacar a otros Estados, mientras varios países desarrollados se oponen férreamente a la adopción de tratados internacionales que regulen la cooperación para lograr un ciberespacio seguro.

El Presidente estadounidense manipula los conceptos de soberanía y seguridad en su exclusivo beneficio y en detrimento de todos, incluidos sus aliados.

La tentativa de utilizar la amenaza militar y la fuerza para detener la tendencia mundial irreversible al multipolarismo y policentrismo provocará graves peligros para la paz y la seguridad internacionales que deben ser defendidas y preservadas mediante la movilización internacional.

Los principios de igualdad soberana, respeto a la integridad territorial y no injerencia en los asuntos internos de los Estados, deben ser respetados. La Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional no admiten ser reinterpretados.

La reforma de las Naciones Unidas debe proponerse como objetivo esencial que esta responda a las necesidades acuciantes de los pueblos y las grandes mayorías desfavorecidas. El multilateralismo debe ser protegido y reforzado frente a los intereses imperialistas  de dominación y hegemonía.

La democratización del Consejo de Seguridad, tanto en su composición como en sus métodos de trabajo, es un objetivo impostergable.

El fortalecimiento de la Asamblea General y la recuperación de las funciones que le han sido usurpadas, resulta imprescindible.

Señor Presidente:

El “patriotismo” que se invoca en el discurso de los Estados Unidos es una perversión del humanismo, el amor y la lealtad a la Patria, y del enriquecimiento y defensa de la cultura nacional y universal. Encarna una visión excepcionalista y supremacista de ignorante intolerancia frente a la diversidad de modelos políticos, económicos, sociales y culturales.

En los países desarrollados se agrava la pérdida de legitimidad de los sistemas y partidos políticos y se incrementa el abstencionismo electoral. La corrupción legal o ilegal hace metástasis como es el caso extremo de los llamados “intereses especiales” o pagos de corporaciones a cambio de beneficios, en el país en que más dinero se gasta en campañas y donde paradójicamente  se puede ser elegido con menos votos populares que otro candidato o gobernar con un apoyo ínfimo de los electores.

Es creciente e insólito el uso de la ciencia y la tecnología para ejercer hegemonía, mutilar las culturas nacionales y manipular la conducta humana, como en el caso del uso político y publicitario de las llamadas “big data” o psicometría. Siete consorcios occidentales controlan férreamente lo que se lee, ve o escucha en el planeta, prevalece el monopolio de las tecnologías, la gobernanza de las redes digitales es dictatorial y discriminatoria y, pese a las apariencias, la brecha digital entre países ricos y pobres crece.

Se recortan las oportunidades y violan flagrante y sistemáticamente los derechos humanos de jóvenes, migrantes y trabajadores.

Anteayer, el Vicepresidente de los Estados Unidos Michael Pence afirmó en el Consejo de Seguridad, con absurdo desconocimiento de sus funciones y la pretensión de establecer nuevas prerrogativas, que el Consejo de Seguridad debería modificar la composición y los métodos del Consejo de Derechos Humanos “que no merece su nombre”, según dijo, “porque una clara mayoría de sus miembros no cumplen siquiera los más básicos estándares de derechos humanos”, fin de la cita. Supongo que el Sr. Pence no incluye en el caso a su propio país, que lo merecería por su patrón de violaciones sistemáticas de derechos humanos como el uso de la tortura, la detención y la privación de libertad arbitrarias, como ocurre en la Base Naval de Guantánamo, el asesinato de afroamericanos por policías, la muerte de civiles inocentes por sus tropas, la xenofobia y represión de inmigrantes, incluso menores y su escasa adhesión a instrumentos internacionales.

Señor Presidente:

Reafirmamos nuestra más firme condena contra el terrorismo, en todas sus formas y manifestaciones; y rechazamos los dobles raseros en su enfrentamiento.

La impostergable búsqueda de una solución justa y duradera al conflicto del Medio Oriente, se sustenta en el ejercicio del derecho inalienable del pueblo palestino a la autodeterminación, y a disponer de un Estado libre e independiente, dentro de las fronteras anteriores a 1967, con su capital en Jerusalén Oriental.

La cuestión del Sahara Occidental requiere un esfuerzo de conformidad con las resoluciones de Naciones Unidas, de modo que se garantice al pueblo saharaui el ejercicio de la autodeterminación y se respete su legítimo derecho a vivir en paz en su territorio.

Cuba reafirma su apoyo a la búsqueda de una solución pacífica y negociada a la guerra en Siria, sin injerencia externa y con pleno respeto a su soberanía e integridad territorial.

Se acrecientan los peligros a la paz y la seguridad internacionales derivados de la ampliación de la presencia de la OTAN en las fronteras de Rusia. Reiteramos nuestro rechazo a las sanciones unilaterales e injustas impuestas a ese país.

Demandamos que se respete el denominado acuerdo nuclear con la República Islámica de Irán.

Rechazamos la amenaza de destruir totalmente la República Popular Democrática de Corea, donde viven 25 millones de seres humanos. La guerra no es una opción en la Península Coreana, amenazaría la existencia de cientos de millones de personas en esta y en los países vecinos y conduciría a una conflagración nuclear de consecuencias impredecibles. Solo a través del diálogo y las negociaciones se puede lograr una solución política duradera, que debe tener en cuenta las preocupaciones legítimas de todas las partes involucradas. Apoyamos la desnuclearización total de la Península Coreana, sin injerencia extranjera, con total respeto a la igualdad soberana e integridad territorial de los Estados y con estricto apego al principio del no uso, ni la amenaza del uso de la fuerza.

Señor Presidente:

Nuevas amenazas se ciernen hoy contra la paz y la estabilidad en América Latina y el Caribe, en abierto irrespeto a la “Proclama como Zona de Paz”, firmada en La Habana por los Jefes de Estado y de Gobierno de nuestra región, en enero de 2014, en ocasión de la II Cumbre de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC).

Reiteramos lo expresado por el Presidente Raúl Castro Ruz sobre la República Bolivariana de Venezuela el pasado 14 de julio y cito:

“La agresión y la violencia golpista contra Venezuela dañan a toda «Nuestra América» y solo benefician los intereses de quienes se empeñan en dividirnos para ejercer su dominación sobre nuestros pueblos, sin que les importe generar conflictos de consecuencias incalculables en esta región, como los que estamos presenciando en diferentes lugares del mundo”.

“Alertamos hoy – dijo entonces –  que quienes pretenden derrocar por vías inconstitucionales, violentas y golpistas a la Revolución Bolivariana y Chavista asumirán una seria responsabilidad ante la historia”, fin de la cita.

Rechazamos enérgicamente la amenaza militar contra Venezuela, la orden ejecutiva que la califica como una amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos y las sanciones unilaterales, injustas y arbitrarias aplicadas por este.

Reiteramos nuestra inquebrantable solidaridad con el pueblo y el gobierno bolivarianos y chavistas, y con su unión cívico-militar que lidera el presidente constitucional Nicolás Maduro Moros.

Denunciamos y condenamos la iniciativa Nica Act, promovida en el Congreso de los Estados Unidos en una actitud injerencista que persigue imponer un bloqueo económico al pueblo y gobierno de Nicaragua, a quienes reiteramos nuestro respaldo.

Expresamos nuestra solidaridad con el ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva, víctima de persecución política para impedir su candidatura a elecciones directas mediante una inhabilitación judicial. Lula, la presidenta Dilma Rousseff, el Partido de los Trabajadores y el pueblo brasileño tendrán siempre a Cuba de su lado.

Reafirmamos nuestro compromiso histórico con la libre determinación y la independencia del pueblo de Puerto Rico.

Apoyamos el legítimo reclamo argentino de soberanía sobre las Islas Malvinas, Sandwich del Sur y Georgias del Sur.

Cuba continuará contribuyendo en todo lo posible, a solicitud de las partes, con los esfuerzos para lograr una paz estable y duradera en Colombia.

Seguimos comprometidos en compartir nuestras modestas realizaciones con los pueblos del Sur, incluido el empeño de los 40 mil cooperantes que en 64 países hoy luchan por la vida y la salud de los seres humanos.(11)

Señor Presidente:

El 16 de junio pasado, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció la política de su gobierno hacia Cuba, que constituye un retroceso en las relaciones bilaterales y socava las bases establecidas hace dos años para avanzar en una relación de nuevo tipo entre nuestros países, en la que prime el respeto, el respeto y la igualdad.

El gobierno estadounidense ha decidido endurecer el bloqueo económico, comercial y financiero, imponiendo nuevos obstáculos a las limitadas posibilidades que tenía su empresariado para comerciar e invertir en Cuba y restricciones adicionales a sus ciudadanos para viajar a nuestro país.

Esas decisiones ignoran el apoyo de amplios sectores estadounidenses, incluyendo la mayoría de la emigración cubana, al levantamiento del bloqueo y la normalización de las relaciones. Satisfacen solo los intereses de un grupo de origen cubano del sur de Florida, cada vez más aislado y minoritario, que insiste en dañar a Cuba y a nuestro pueblo por haber elegido defender, a cualquier precio, el derecho a ser libre, independiente y soberano.

Reiteramos hoy la denuncia a las medidas de endurecimiento del bloqueo y reafirmamos que cualquier estrategia que pretenda destruir a la Revolución Cubana fracasará.

De igual forma, rechazamos la manipulación del tema de los derechos humanos contra Cuba, que tiene mucho de qué enorgullecerse por los logros alcanzados y no tiene que recibir lecciones de los Estados Unidos ni de nadie.

Expresamos en esta ocasión la más enérgica condena a las declaraciones irrespetuosas, ofensivas e injerencistas contra Cuba y el gobierno cubano, realizadas hace tres días en esta tribuna por el presidente Donald Trump. Le recordamos que los Estados Unidos, donde se cometen flagrantes violaciones de los derechos humanos que suscitan profunda preocupación en la comunidad internacional, no tienen la más mínima autoridad moral para juzgar a mi país. Reafirmamos que Cuba nunca aceptará, jamás, condicionamientos ni imposiciones, ni renunciará a sus principios.

En relación con los alegados incidentes que habrían afectado a funcionarios estadounidenses en La Habana, afirmamos categóricamente que el gobierno cubano cumple con todo rigor y seriedad sus obligaciones con la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas en lo referido a la protección de la integridad de todos los diplomáticos sin excepción, incluyendo los de los Estados Unidos; y que Cuba jamás ha perpetrado ni perpetrará acciones de esta naturaleza; ni ha permitido ni permitirá que su territorio sea utilizado por terceros con ese propósito.

Las autoridades cubanas, de acuerdo con los resultados preliminares de la investigación prioritaria y con alto componente técnico que están desarrollando por indicación del más alto nivel de nuestro gobierno, y que ha tomado en consideración datos aportados por las autoridades de los Estados Unidos, hasta el momento no cuentan, no cuentan, con evidencia alguna que confirme las causas ni el origen de las afecciones a la salud que han sido reportadas por los diplomáticos estadounidenses y sus familiares. La investigación para esclarecer este asunto sigue en curso y para llevarla a término será esencial la cooperación efectiva de las autoridades estadounidenses. Sería lamentable que se politice un asunto de la naturaleza descrita.

Como ha expresado el Presidente Raúl Castro Ruz,  Cuba tiene la voluntad de continuar negociando los asuntos bilaterales pendientes con los Estados Unidos, sobre la base de la igualdad y el absoluto respeto a la soberanía y la independencia de nuestro país, y de proseguir el diálogo respetuoso y la cooperación en temas de interés común con el gobierno estadounidense.

Cuba y los Estados Unidos pueden cooperar y convivir, respetando las diferencias y promoviendo todo aquello que beneficie a ambos países y pueblos, pero no debe esperarse que para ello Cuba realice concesiones inherentes a su soberanía e independencia.

Señor Presidente:

El pueblo cubano no cesará en su legítimo reclamo por el levantamiento y total eliminación del bloqueo económico, comercial y financiero y seguirá denunciando el recrudecimiento de esa política. El 1º de noviembre, Cuba presentará una vez más ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el proyecto de resolución titulado “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos contra Cuba”.

Mientras en el mundo crece la desigualdad, la opulencia de unos pocos y la marginación de muchos, pero el pueblo cubano continuará su lucha por alcanzar la sociedad más justa posible. Seguiremos avanzando con paso firme en el camino de trasformaciones revolucionarias decidido soberanamente por cubanas y cubanos para el perfeccionamiento de nuestro socialismo.

Muchas gracias.

(Tomado de Cubaminrex)

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