En la caravana viajan niños, mujeres embarazadas, ancianos y personas con discapacidad, lo que hace más difícil el avance.
Los hondureños cruzaron masivamente y sin registro migratorio la frontera guatemalteca el pasado lunes, pese al bloqueo policial.
El primer punto de descanso fue el municipio Esquipulas, fronterizo con Honduras, donde pernoctaron, después Chimquimula, cabecera del departamento del mismo nombre, y en la noche del martes un grupo llegó a la ciudad capital para dormir en la Casa del Migrante, en la zona 1.
La solidaridad de los guatemaltecos en todo el trayecto se ha hecho presente, les entregan agua, comida, caramelos, ropas, pañales…
El Gobierno instruyó al Instituto Guatemalteco de Migración (IGM), en coordinación con las autoridades encargadas del tema, brindar apoyo para atender a la caravana que se desplaza por el territorio nacional bajo la lluvia.
Mediante un comunicado de prensa, el Ministerio de Relaciones Exteriores informó que el IGM ‘realizará las acciones y disposiciones necesarias para identificar y documentar a las personas que ingresaron de manera irregular a territorio guatemalteco’.
También expresa que ‘buscará siempre el resguardo de las personas, sobre todo niñas, niños y adolescentes, velando por el interés superior del menor en concordancia con las normativas nacionales vigentes’.
El presidente estadounidense, Donald Trump, expresó la víspera su disgusto con esta movilización irregular y amenazó a Guatemala, Honduras y El Salvador con cortarles la asistencia financiera si la caravana llega a México e intenta cruzar la frontera.
La marcha irregular de hondureños ocurre a menos de una semana de la segunda Conferencia de Prosperidad y Seguridad en Centroamérica en Washington, donde las tres naciones amenazadas por el mandatario pidieron un mayor apoyo financiero al enfrentamiento de problemas regionales, principalmente la creciente emigración.
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