Manzanillo. Septiembre 24.- La ciudad del Golfo de Guacanayabo es una de las que en Cuba se encuentra expuesta a efectos nocivos del cambio climático, incluida la amenaza por el ascenso del nivel del mar en nuestro archipiélago, cifrado en 27 y 85 centímetros para los años 2050 y 2100, respectivamente, según nuevos softwares de modelación.
Accionar en la concienciación de los habitantes de la urbe, particularmente de las zonas más vulnerables, y de todos en general para contrarrestar los efectos y lograr la adaptabilidad ante este desafío medioambiental, es uno de los roles de la Cátedra de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Universidad de Granma, con intervención directa en el cumplimiento de la estrategia ambiental de esta oriental provincia.
La educación de niños, adolescentes, jóvenes, adultos, y la articulación de estos con los estudiantes y docentes promotores de proyectos, investigaciones y actividades, se corresponden con las líneas básicas en torno al enfrentamiento al cambio climático, seguridad alimentaria, energía renovable, servicios y bienes ecosistémicos, higiene y salud ambiental, enfoque de género y manejo integrado de la zona costera, refiere Susel Noemí Alejandre Jiménez, presidenta de la cátedra.
Acorde a la Tarea Vida, plan del Estado cubano como respuesta a la situación ecológica mundial, despliegan proyectos como el Costa Viva, cuyo impacto fundamental es la elevación de la percepción de riesgo de quienes viven en las zonas de La Marina, Guasimal y El Palmar, comunidades pilotos de la investigación social de 66 estudiantes de Geografía y 32 profesores que lo lideran.
“Hoy hemos logrado incorporar a muchas personas, movilizar las conciencias; se habla de otra manera gracias a los intercambios constantes por las comunidades de los consejos populares uno ICP-Pesquera, tres Nuevo Manzanillo y seis Paquito Rosales, las charlas educativas casa a casa, y las cuestiones relacionadas con la higienización de esa zona costera, para que se sensibilicen cada día más por el entorno y el medio ambiente en general”.
Significa Alejandre Jiménez que a partir de este curso escolar el espectro del proyecto se ha ampliado y extendido a otras carreras universitarias e instituciones educativas, y a todas las agencias socializadoras de la zona costera manzanillera; con un accionar más participativo e intencionado al ahorro de energía, del agua, al reciclaje y la reutilización del plástico.
Costa Viva forma parte activa de la Red Iberoamericana Proplayas desde junio de 2018, por lo cual constituye el Nodo Científico numero 50 Por una Costa Sostenible, conformado por 10 especialistas del área de Ciencias Naturales, expertos en el manejo de la zona costera, quienes intencionan su labor hacia temáticas como la protección de la biodiversidad, el manejo de suelos, la percepción de riesgos, la restauración paisajística, la higiene ambiental.
La cátedra está articulada desde el trabajo de los 10 Centros Universitarios Municipales y la Filial Universitaria del municipio Cauto Cristo, de las seis facultades de la UDG y sus Centros de Estudio.
Entre sus acciones recientes participó en un panel medioambiental como parte del cumplimiento al convenio de colaboración Cuba-Brasil, implementado por el Centro de Estudio de Desarrollo Local de la Universidad de Granma, que radica en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales; se erige como clave de acción local y desde las universidades cubanas ante el cambio climático.
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