César Prieto Echevarría, la nueva joya del béisbol en Cuba

César Prieto Echevarría. Foto: Roberto Morejón/Alma Mater.

César Prieto Echevarría enamora a todos con su juego dinámico y alegre. El Niño Maravilla de Cienfuegos parece un consagrado del béisbol cubano. A pesar de sus 20 años (cumple 21 el próximo 10 de mayo), lo hace casi todo bien dentro del terreno de pelota.

El inquieto muchacho de Abreus lo mismo puede tocar la bola con efectividad, pegar un jonrón por la banda contraria o realizar un engarce de fantasía alrededor del segundo cojín.

Le pone mucha pimienta y ganas a cada minuto del juego. Por eso se echa a todos los aficionados en el bolsillo. Entrenadores, especialistas, y cuanta persona ame al béisbol solo pueden tener palabras de elogio para el jovencito. Definitivamente, César Prieto es la nueva joya del béisbol cubano.

El cubano Cesar Prieto Echeverría se coronó campeón de bateo de la XXVIII Copa Mundial de Béisbol sub 18 acogida por la ciudad canadiense de Thunder Bay en 2017. Foto: Roberto Morejón/Alma Mater.

Esta fue tu segunda final en la pelota cubana. A pesar de tu juventud pareces un pelotero consagrado y con mucha experiencia. ¿Cómo asumes estos partidos con tanta presión?

–Lo asumo de la mejor manera porque eso viene con uno en la sangre. Jugar con estadios llenos es lo más lindo que hay para un deportista. No existe ningún tipo de presión sino consagración por la camiseta.

Después de un gran play off ante Las Tunas tuviste un bajón de rendimiento en los primeros juegos de la final. ¿Qué hiciste para salir de ese slump después de fallar durante doce turnos al bate de manera consecutiva?

–Salí de ese bache gracias al psicólogo y al preparador físico que me ayudaron bastante. Oía muchos consejos, y por eso salieron los resultados en los últimos partidos.

Se notó en la final una gran rivalidad entre César Prieto y el refuerzo santiaguero Santiago Torres. ¿Cómo vivieron esa disputa?

–Solamente nos decíamos cosas relacionadas con el béisbol. Nos incentivaba el hecho de ponernos retos uno frente al otro. Es algo bonito porque nos exigimos los dos para dar un mejor espectáculo.

Parecía que jugabas hace muchos años con Erisbel Arruebarrena. ¿Cuánto te aportó su experiencia como torpedero en esta postemporada?

–Fue una gran experiencia para mí jugar con un hombre como él, con tanto talento y con una gran carrera. No habíamos jugado juntos, pero sí hablamos bastante. Me aconsejaba constantemente. Las jugadas salían sin prepararnos, porque solo coincidíamos en el juego.

Conectaste un gran jonrón para decidir un juego en esta final. Háblame sobre este batazo.

–Fue un gran momento porque pude romper el empate en las postrimerías del juego. Jamás olvidaré ese batazo. Decidir el partido en una final es algo muy bonito. También recordaré con mucho agrado el jonrón abriendo el sexto juego que nos aseguró el título.

César Prieto, la nueva joya del béisbol cubano. Foto: Roberto Morejón/Alma Mater.

¿Cuándo creíste que este Matanzas podía ser campeón?

–Desde que llegué noté un ambiente favorable en el grupo. Es un gran equipo con un excelente cuerpo de entrenadores. Lo teníamos todo para ser campeones, y conseguimos el objetivo.

No recibiste muchas oportunidades en el Premier 12. Sin embargo, debes asistir al Premundial para menores de 23 años en Honduras y al Preolímpico de Arizona. ¿Se ve César Prieto con más responsabilidad en estos dos torneos?

–Esas decisiones no las tomo yo. Lo mío es jugar pelota. Las personas encargadas de eso decidirán si debo tener más responsabilidad o no en esos torneos.

Eres un jugador con gran entrega y el público valora mucho tu actitud. ¿Qué puedes decirles a esos aficionados que te admiran y te han apoyado en todo momento?

–Les digo que sigan esperando lo mejor de mí. Voy a seguir siendo el mismo César Prieto de siempre. Saldré cada día a darlo todo en el terreno.

El Niño Maravilla de Cienfuegos parece un consagrado del béisbol cubano. Foto: Roberto Morejón/Alma Mater.

El inquieto muchacho de Abreus lo mismo puede tocar la bola con efectividad, pegar un jonrón por la banda contraria o realizar un engarce de fantasía alrededor del segundo cojín. Foto: Roberto Morejón/Alma Mater.