Clima de tribuna, represión y llanto: El desmesurado (y masivo) adiós de Argentina a Diego Maradona

El coche fúnebre que lleva el féretro de Diego Maradona llega al cementerio de Buenos Aires, Argentina, el 26 de noviembre de 2020Agustin Marcarian / Reuters
El coche fúnebre que lleva el féretro de Diego Maradona llega al cementerio de Buenos Aires, Argentina, el 26 de noviembre de 2020Agustin Marcarian / Reuters

El velatorio y el entierro del máximo ídolo deportivo de Argentina se vieron empañados por incidentes y enfrentamientos con la policía.

El 25 de noviembre de 2020 será recordado como uno de los días más tristes para los argentinos en mucho tiempo. La muerte de Diego Armando Maradona, el máximo ídolo deportivo del país y de buena parte del mundo, falleció a los 60 años por una falla cardíaca.

Desde que se confirmó oficialmente que el sepelio del eterno ’10’ se realizaría en la Casa Rosada, sede del Gobierno, la icónica Plaza de Mayo, ubicada frente al edificio, se fue convirtiendo poco a poco en un escenario más parecido a un estadio de fútbol que a una plaza emblemática por su fuerte historial político y social.

En horas de la noche, cientos de hinchas, con camisetas de todos los equipos de Argentina, y también de la Selección nacional, fueron llegando al sitio para ganarse un lugar en el último adiós al genio de la pelota. Encendieron velas, colgaron banderas, pegaron fotos, dejaron flores, pintaron murales y rindieron todo tipo de cultos a ‘El Diego’.

Fanáticos del fútbol argentino lloran la muerte de Diego Maradona colocan velas para formar la palabra «Diego».Fernando Gens / www.globallookpress.com

El último adiós a Diego

El féretro de la leyenda del fútbol mundial llegó a la Casa Rosada a la 1:08 a.m. Pero la madrugada quedó reservada para la familia y los amigos más íntimos de Maradona. Claudia Villafañe, su exesposa, las dos primeras hijas, Dalma y Giannina, su exrepresentante Guillermo Cóppola, entre otros allegados, participaron de una ceremonia privada, a cajón abierto.

Otras dos exparejas de Maradona corrieron distinta suerte; Verónica Ojeda, con su hijo Diego Fernando, logró ingresar al velatorio, pero Rocío Oliva quedó afuera porque no fue autorizada por la familia.

Afuera, la vigilia para decirle hasta siempre a Maradona continuaba y se hacía cada vez más masiva. Cánticos de tribuna, el aliento permanente y el clásico ‘Maradó, Maradó’ se oyó durante el resto de la noche y se extendió hasta el final de la jornada.

Homenaje a Diego Armando Maradona en el estadio de Argentinos Juniors tras su muerte.Keystone Press Agency / www.globallookpress.com

Eran las 6:00 de la mañana cuando se abrieron las puertas para el púbico en general a la capilla ardiente, donde fue velado el cuerpo. A esa hora, la cola para el ingreso atravesaba toda la plaza y continuaba a lo largo de más de cinco cuadras. La hora pautada para la finalización del sepelio era a las 4:00 de la tarde.

Cerca de las 11:00 a.m., hizo su ingreso el presidente Alberto Fernández, quien luego de saludar a la familia, visiblemente conmovido, depositó sobre el féretro una casaca de Argentinos Juniors, equipo del que es hincha y en el que debutó Maradona a los 17 años; así como dos pañuelos que simbolizan a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. 

El presidente de Argentina, Alberto Fernández, coloca un pañuelo de Madres de la Plaza de Mayo en el ataúd de Diego Maradona.Presidencia de Argentina / Reuters

El furor desbordado

Todo marchó dentro de lo previsible hasta pasadas las 3:15 de la tarde, cuando se desbordó la sala por el ingreso masivo de simpatizantes, muchos de los cuales treparon las rejas de acceso a Casa Rosada.

Sobre avenida 9 de julio, a unas seis cuadras de la sede gubernamental, y previendo que no podría ingresar más gente, la Policía de la Ciudad cercó la Avenida de Mayo, dejando en claro que quien estuviera al otro lado ya no podría lograr su objetivo.

Esto provocó que el público reaccionara intentando derribar vallas y enfrentando a los efectivos, que respondieron con gases lacrimógenos y balas de goma. Hubo una decena de detenidos y varios heridos por los perdigones policiales. 

La situación, ya a esa altura desmadrada, motivó el retiro del féretro y el traslado hasta el Salón de los Pueblos Originarios, ubicado a unos 30 metros, donde continuó un velatorio íntimo. 

En medio del caos, un grupo de fanáticos logró ingresar al patio de Las Palmeras, un espacio central dentro del edificio de Gobierno, donde se quedaron unos minutos coreando el nombre del astro hasta que fueron desalojados por personal de seguridad.  

El velatorio, cuya culminación estaba prevista a las 4:00 de la tarde, se iba a extender hasta las 7:00 p.m, pero los incidentes hicieron que la familia decidiera anticipar el final.

Todavía se registraban algunos desmanes en las calles cuando se decidió iniciar el cortejo fúnebre hacia el cementerio privado Jardín de Bella Vista, en el partido de San Miguel, en las afueras de Buenos Aires.

Una multitud, agolpada contra el portal que da a la calle Rivadavia, vio salir el féretro de Maradona en un vehículo escoltado, en medio de lágrimas y canciones de cancha, como si se tratara de la entrada triunfante de un equipo al campo de juego. «Dale campeón, dale campeón«, coreaban grandes y chicos, algunos trepados a la reja perimetral de la Casa Rosada.

La caravana de despedida 

El último viaje de ‘D10s’ hacia su último lugar de descanso fue mediante una caravana de vehículos y motos que lo custodiaban. Y ante la veneración de una multitud que aguardó su paso a la vera de calles y autopistas, durante un recorrido de 40 kilómetros entre la Casa Rosada y el cementerio.

Desde los balcones de las casas, los hinchas agitaron banderas y camisetas paras honrar el paso a la inmortalidad del campeón del mundo en México 1986. 

En las puertas del predio Jardín de Bella Vista, otro grupo de fanáticos quiso ingresar al entierro, derribó vallas y enfrentó un cordón policial, que respondió con balas de goma. 

Las autoridades nacionales y de la Ciudad de Buenos Aires se echaron culpas mutuamente por la represión y la desorganización de tamaño evento popular, que quedó empañado por la desprolijidad y la violencia. 

Finalmente, tras una jornada dolorosa y agitada, el astro fue sepultado en una ceremonia íntima, aunque invadida por drones de diversos medios argentinos que sobrevolaron el entierro. Maradona ya descansa, al fin, muy cerca de las tumbas de sus padres, Dalma Salvadora ‘Tota’ Franco, y Don Diego Maradona.

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