Un domingo 25 de marzo pero del año de 1984, se produjo la defensa de la ciudad de Sumbe, provincia de Cuanza-Sul al sur de Luanda, por parte de un grupo de internacionalistas cubanos y angoleños ante el ataque sorpresivo de las tropas de la UNITA.
A 34 años de este hecho que pasó a la historia como Batalla de Sumbe, los colaboradores cubanos de las misiones educativas y de salud se reunieron en el monumento que se erige junto al litoral en el sitio de los combates, para honrar a sus héroes.
La misión de colaboradores cubanos en esta provincia estuvo acompañada por dirigentes de gobierno, antiguos combatientes angoleños, Asociación de Caimaneros y pobladores del lugar.
Después de la interpretación de los himnos nacionales de Angola y Cuba, se depositó una ofrenda floral a los héroes de la Batalla de Sumbe y se dedicó un minuto de silencio en su honor. El profesor cubano Bernardo Ramírez declamó el poema “Angola” de nuestro poeta nacional Nicolás Guillén.
El compañero Lázaro Terry Álvarez, representante de la empresa cubana Antex para la región Centro Sur de Angola y combatiente de esta epopeya, hizo un recuento de los hechos, resaltó la valentía de los cubanos, nueve de los cuales ofrendaron sus vidas en defensa de la ciudad, y recordó la emotiva carta que el Comandante en Jefe Fidel Castro dedicara a los combatientes al conocer la victoria en la Batalla de Sumbe.
Al compañero Terry le fue entregado un reconocimiento por su participación en este hecho de manos del Gobierno de la provincia Cuanza-Sul y en nombre de los colaboradores que cumplen misiones actualmente en esta región.
El señor Joaquim Ricardo de Almeida Junior, vicegobernador para el sector político, social y económico en la provincia Cuanza-Sul, expresó el agradecimiento al pueblo cubano y sus líderes en el papel decisivo que jugaron en esta victoria y en el proceso de liberación de Angola, reconoció el papel de la colaboración cubana en los frentes de la educación y la salud en la provincia y ratificó los lazos de amistad que unen a los dos pueblos.
Un acto sencillo pero con profundo sentimiento patriótico, mantuvo vivo el legado de nuestros combatientes en los pueblos africanos y ratificó el compromiso de los cooperantes cubanos de seguir manteniendo en alto los principios de la solidaridad y el internacionalismo.