La nueva estrategia económico-social de Cuba para el impulso de la economía y el enfrentamiento a la crisis post Covid-19 plantea hoy serios desafíos para el comercio interior en la nación caribeña.
Marcado por los obstáculos del bloqueo económico de Estados Unidos y la dependencia exportadora, este sector demanda de la modernización y reordenamiento del sistema de comercio interno en el país y la extensión del uso del comercio digital.
Así lo reconoce la estrategia, recientemente puesta en circulación en formato de tabloide dentro de la isla, que suma entre sus objetivos el impulso de la economía desde la demanda interna.
El programa plantea además la creación un sistema de comercio mayorista, que estimule a estatales y privados así como el acercamiento del comercio a la comunidad.
Para cumplir estos propósitos, la estrategia plantea entre las acciones el desarrollo de modalidades de comercialización mayorista que garanticen los aseguramientos a las formas de gestión no estatal, incluir la consignación y aplicar esquemas de aseguramiento para la venta en moneda libremente convertible de productos que demandan.
Sobre este tipo de mercado, propone ampliar los surtidos para la venta minorista en esas monedas, mecanismo necesario en las actuales condiciones para sostener un nivel de oferta.
Además, plantea la transformación del sistema de comercialización de productos agropecuarios, con la participación de diferentes actores económicos, que garantice ofertas de diferentes calidades y precios.
Entre otras acciones, el programa para el comercio interior convoca a fortalecer el proceso de atención ciudadana e impulsar la informatización del Registro de consumidores, insertado en el Programa para las oficinas de trámites a la población, demanda reiterada de la población cubana.
Otro de los retos será dinamizar el comercio electrónico, asegurando la gestión de cobro y pago por vía electrónica, tema priorizado en el país en el contexto de enfrentamiento a la Covid-19.