Comunista, porque no podía ni podrá ser de otro modo nuestro Partido

Evocar la historia es la mejor manera de impedir que se diluya en los resquicios menos visitados del recuerdo. Es nuestro deber con ella, con nosotros mismos, que de su seno venimos, con quienes la escribieron antes que nosotros, y tallaron en ella su legado.

Un cubano sabe bien lo que eso significa, porque para este pueblo la historia ha sido siempre un camino continuado, en el que cada árbol abona con las esencias de su tronco el suelo, para las nuevas semillas.  No hay un mes que no abrigue momentos pasados, erigidos como pilares de lo que somos hoy.

En el tercer día de octubre, no es posible  pasar por alto las vivencias de una jornada que fue, y es,  inolvidable.

Ese día renació, con el nombre que acompañaría por siempre su camino, el Partido Comunista de Cuba. Comunista, porque no podía ni podrá ser jamás de otra manera, porque la obra que ideológicamente encabeza, así lo reclamaba. La presentación, entonces, de su primer Comité Central, hablaba de fortalecimiento, de orden, de ejemplaridad probada, de ilimitado compromiso con la Patria.

En aquella enumeración de compañeros y compañeras, una ausencia inesperada saltaba a la vista. No estaba allí el argentino, cubano también por méritos propios, por lazos que van más allá del nacimiento, por historia. La carta de despedida que Fidel leyó entonces sería el indeleble testimonio de la transparencia y la excepcionalidad de quien no dudó jamás en entregarse a las causas nobles que reclamaban sus modestos esfuerzos.

También nació aquel día este diario, tan a la izquierda como el Partido que acompaña. Granma, así lo bautizó el Comandante en Jefe, el yate de la prensa cubana, movido por los mismos sentimientos que impulsaron la embarcación de la epopeya que dio lugar a su nombre.

Cincuenta y ocho años después está firme en su liderazgo el Partido Comunista de Cuba; 58 años después aquella carta sigue arrancando lágrimas a los revolucionarios, y recordándoles el valor de la dignidad humana. ¡Qué bueno poder decir, con orgullo, que también, desde entonces hasta hoy, han sido las páginas de este diario, orgulloso y fiel testimonio de tanta historia vivida!