Con la nueva normalidad, la responsabilidad no cambia de fase

Foto: Ismael Batista Ramírez
Foto: Ismael Batista Ramírez

Quien escuchó las comparecencias del Presidente y del Primer Ministro, para explicar las nuevas decisiones adoptadas, sabrá que dejar a un lado el autocuidado, la responsabilidad individual y colectiva, o desmontar las prácticas sanitarias que impiden la propagación de la epidemia, no fueron elementos presentes en sus intervenciones

Un nuevo paso, y no uno cualquiera, sino uno decisivo para el enfrentamiento a la pandemia y para el futuro inmediato de Cuba, inicia hoy.

Con el respaldo de meses de intenso e ininterrumpido trabajo, de largas horas de análisis, de acumulación de experiencias y medidas en constante perfeccionamiento, nos encontramos frente a un concepto que utilizamos muchas veces a lo largo de este tiempo, y que ahora se materializa para el óptimo y orgánico funcionamiento del país: la nueva normalidad.

Varios aspectos distinguen el paso a esta etapa (a la que se incorporan 12 provincias cubanas y el municipio especial Isla de la Juventud), pero ninguno la define mejor que la adopción de un nuevo código y estilo de vida. En otras palabras, se trata de replantearnos nuestra cotidianidad, de incorporar en ella, no como coyunturales modos de actuación, sino como imprescindibles rutinas, todos los aprendizajes que nos han permitido llegar hasta aquí.

Después de lo vivido, nadie debería ser capaz de subestimar el peligro que representa el virus. Goza este pueblo de información suficiente para no permitirse comportamientos ingenuos motivados por excesos de confianza.

Quien escuchó las comparecencias del Presidente y del Primer Ministro, para explicar las nuevas decisiones adoptadas, sabrá que dejar a un lado el autocuidado, la responsabilidad individual y colectiva, o desmontar las prácticas sanitarias que impiden la propagación de la epidemia, no fueron elementos presentes en sus intervenciones.

Abracemos la convicción de que es posible, aun bajo las circunstancias de emergencia sanitaria generada a nivel global, reactivar los servicios, la producción, oxigenar nuestra economía, pero seamos conscientes también, de que a la par de todo ello, seguimos, como Estado y como pueblo, haciendo frente a la COVID-19.

Mejor que nadie lo definió el Presidente Díaz-Canel: «Para un pueblo como el nuestro, unido sólidamente, no hay imposibles. Todo lo podemos vencer».

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