Crisis histórica de Wall Street genera caos internacional

Un inestable panorama en las bolsas acapara la atención de los operadores de mercado, preocupados por el impulso negativo de Wall Street y las consecuencias en otras cotizaciones de valores en el mundo.

La Bolsa de Tokio, al igual que los mercados de China, Hong Kong y las acciones australianas, comenzaron el martes a la baja.

Por su parte, el índice Dow Jones decreció temporalmente casi mil 600 puntos, la mayor caída de su historia en un solo día que desató el pánico en la Bolsa de Nueva York.

Durante las primeras horas de esta jornada exhibieron las bolsas debilidad en todos los sectores, incluyendo la banca, la energía, el petróleo y la minería.

A su vez, en la bolsa de Tokio el índice Nikkei 225 cayó casi mil puntos en los primeros minutos de negociación del martes.

El índice Nikkei respondió a la presentación comercial con un descuento de 914,28 puntos (4,03 por ciento) a un nivel de 21,767.80 puntos. El Topix perdió 73,81 puntos o 4,05 por ciento, a mil 749,93 puntos.

La Casa Blanca se mostró confiada este lunes en la situación económica de Estados Unidos, a pesar del desplome de Wall Street.

El presidente estadounidense, Donald Trump, se enfoca en los fundamentos económicos a largo plazo que continúan siendo excepcionalmente fuertes, dijo la portavoz Sarah Sanders.

No obstante esas declaraciones de optimismo, los economistas tienen la mirada puesta en este problema de las bolsas que puede tener una tendencia tipo dominó, con pérdidas en varias partes del planeta.

Tres preguntas para entender la caída de Wall Street

1. ¿Por qué están cayendo las bolsas?

En las últimas semanas, los analistas vienen advirtiendo que los niveles de inflación en las principales economías podrían superar el 2% o el 3%. Los datos económicos publicados el viernes sobre los aumentos salariales en Estados Unidos alimentaron estos temores y provocaron una ola de ventas en Wall Street. La perspectiva es que la Reserva Federal vuelva a subir las tasas de interés ante el repunte de la inflación en Estados Unidos. Se cree que el primer incremento sería en marzo.

Un corredor bursátil en el parqué de Wall Street. Foto: EFE.

2. ¿Se viene algo peor?

Los mercados arrancaron 2018 con fuerza tras la entrada en vigor de la reforma fiscal norteamericana. Sin embargo, el cimbronazo de ayer supone el comienzo de una gran rectificación.

3. ¿Qué antecedentes hay?

El desplome de ayer recuerda los 508 puntos que perdió el Dow Jones el fatídico Lunes Negro, en octubre de 1987. Pero entonces el daño fue mucho mayor para el índice, porque perdió más de un 22% de su valor. La tensión de la última semana es comparable a la que se vivió en el verano de 2016, cuando en junio Gran Bretaña decidió abandonar la Unión Europea y, antes, en agosto de 2011, cuando la crisis de la deuda soberana azotó a los bancos europeos. Pero especialmente recuerda los momentos que se vivieron durante la crisis financiera global de 2008.

Cinco “males” que explican el desplome de la bolsa

Tras una frenética jornada, el Dow Jones sufrió este lunes su mayor caída en porcentaje desde 2011 y la mayor de su historia en puntos. Foto: Getty Images.

Los analistas han dado rienda suelta a las explicaciones sobre el predominio de las ventas del lunes, que podría consolidarse como tendencia a corto plazo. La salida de los inversores de la Bolsa de Nueva York responde a los efectos de la política del presidente de EEUU, Donald Trump, con respecto a la repatriación de capitales; a la evolución de los tipos de interés; y a la evolución del dólar. Se trata de un cóctel aderezado de promesas de más rebajas de impuestos que favorecen el ahorro y perjudican a los grandes jugadores globales. El temor a un alza más agresiva de los tipos de interés ha pesado en los mercados de renta variable. Estas son algunas de las claves de la evolución del mercado.

1. El mal de altura

El ‘parquet’ neoyorquino dejó el índice Dow Jones el 1 de enero del 2017 en 19.963,80 enteros. El indicador, que integran los valores más importantes del mercado, se revalorizó hasta el pasado 26 de enero más del 33% en una subida cuya plasmación gráfica mostraba similitudes incluso con la evolución del bitcóin, una súbida continuada y sin apenas altibajos. Sin que exista una correlación lógica entre criptomonedas y el serio Dow Jones, lo cierto es que tras una revalorización del 30% suele haber una corrección técnica, explicada normalmente como consolidación de beneficios, que supone un predominio de las ventas. Mal de altura que siempre llega pero que es difícil determinar cuándo. No existen más elementos para que se produzca un comportamiento lógico de los agentes económicos de transformar una revalorización virtual en beneficio contable.

2. El mal político

El Dow Jones perdió la barrera de los 25 mil puntos el mismo día en el que Jerome Powell asumía la presidencia de la Reserva Federal. La anunciada política de tipos de interés alcista es interpretada por los mercados como una amenaza para las cotizaciones empresariales, un elemento que por sí solo tiende a enfriar los ánimos de los grandes inversores, capaces de movilizar sus recursos a otros mercados internacionales. Paradójicamente, una economía en crecimiento puede lastrar la inversión bursátil, dado que las perspectivas de beneficios en la economía no financiera pueden ser sólidas.

3. El mal de la bola de nieve

El tópico de que el estornudo de Wall Street causa pulmonías en el resto de mercados de renta variable mundiales vuelve a cumplirse. Tras la caída de Wall Street, las bolsas asiáticas cayeron el 5 %. Y Europa amaneció con una apertura bajista superior al 3%. El efecto bola de nieve es impredecible en un contexto de incertidumbre y desconfianza, pero que la Bolsa de Tokio llegue a anotar una caída del 7% durante la sesión es poco tranquilizador. Las bolsas chinas como Shanghái  y Shenzhen cayeron más del 3% y 4%, respectivamente. La de Hong Kong, el 5,1%.

4. El mal de las ventas a corto

Los desplomes bursátiles son el resultado del propio funcionamiento de las bolsas. Las operaciones especulativas a corto tienden a acentuar las tendencias, por lo que pasar del temor al pánico tiende a ser más fácil. Además, la automatización de decisiones de compra-venta hace que ante una situación inesperada de ventas, las órdenes que empujan los valores a la baja proliferen sin que pueda atajarse la tendencia.

5. El mal del dólar y la repatriación de capitales

La posible repatriación de hasta 400 mil millones de dólares que tienen las compañías estadounidenses fuera del país podría derivar en un alza de los dólar. Pese a que la Administración Trump ha confesado que se encuentra cómoda con un dólar débil, lo cierto es que la conversión de activos en dólares podría elevar la cotización de la divisa estadounidense. La situación es un elemento de incertidumbre para los mercados de renta variable, ya que impide precontabilizar con previsión los resultados empresariales.

(Con información de Prensa Latina/  La Nación/ El Periódico)

Compartir en: