Esta semana tuve necesidad de ir a una reconocida institución científica y hospitalaria cubana, y escuché al vuelo una conversación en la que una joven, a todas luces extranjera, explicaba a quienes le atendían que en su país las mujeres solo tienen garantizada una licencia de maternidad de tres meses. Si desean un poco más de tiempo, deben acumular sus vacaciones para el momento del parto, pero nada de un año como en Cuba, les explicaba a sus oyentes.
Así, muchas cosas que a quienes vivimos en este país nos parecen lo más normal del mundo, son derechos ganados que en otras latitudes quisieran tener, y en algunos casos son motivo de enconadas batallas sociales<span style=»color:rgb(33, 37, 41); font-family:system-ui,-apple-system,» font-size:16px»=»»>, comenta para Haciendo Radio, el periodista Francisco Rodríguez Cruz.
Pero esa verdad innegable también debe ir acompañada de una reflexión crítica y realista por nuestra parte. Hay que pensar en lo que tenemos y hemos logrado, pero también en lo que debemos perfeccionar, e incluso, en lo que nos falta por lograr.
Los derechos humanos son tan amplios como las necesidades de las personas, y estas no son inamovibles en el tiempo. Conquistar garantías sociales requiere de estrategias para hacerlas sostenibles, además de la concreción de derechos económicos y políticos que también evolucionan en cada circunstancia histórica.
Y no es cuestión de constantes comparaciones ni de igualitarismos en la concepción y plasmación de los derechos. Cada sociedad genera demandas específicas en cada momento de su desarrollo socio-económico, y es preciso crear las condiciones para que la ciudadanía pueda ejercer sus derechos, y también contribuir a la instauración y logro de nuevas aspiraciones.
Por supuesto, también hay que tener una percepción justa y equilibrada de lo que se tiene y alcanza, para no pecar de pesimismo ni subvalorar lo que vamos consiguiendo.
La politización excesiva de ciertos enfoques sobre los derechos humanos, utilizados como pretexto para manipulaciones y agresiones ideológicas, es un asunto que por desgracia hemos conocido muy bien en Cuba, víctima de furibundas campañas para intentar ensombrecer nuestra realidad.
Se mira con lupa nuestras limitaciones, y se callan o se trata de torpedear nuestros avances. Busquemos si no lo que ahora mismo no se informa en el mundo, sobre la alta cobertura de inmunización con vacunas propias en nuestro país, en medio del peor año de pandemia y bloqueo.
Ese solo ejemplo grafica bastante la voluntad expresa del proyecto social cubano por impulsar más y mejores oportunidades que nos permitan desarrollarnos como individuos plenos, con garantías suficientes y una seguridad que no siempre sabemos aquilatar.
Somos una sociedad imperfecta, sí. Pero habría que ver si existe otra que en medio de tan severas e injustas sanciones económicas, con el propósito deliberado y criminal de dañar nuestros derechos humanos, haya hecho tanto por los derechos y por los seres humanos, no solo en nuestras fronteras.
Todo esto, por supuesto, debe decirse sin que nos cieguen triunfalismos ni vanas pretensiones, porque cada derecho que las sociedades conquistan, no es una meta final, sino un punto de partida para proponernos su mejoría constante, así como buscar nuevas realizaciones personales que tenemos que saber identificar, luchar por ellas, y materializar en hechos concretos.
Hay que ponderar lo que tenemos, en una balanza que mida nuestros logros con justicia, y también empeñarnos en dedicar mucho trabajo y esfuerzo a satisfacer los requerimientos siempre crecientes de nuestra ciudadanía. Hablemos, y sobre todo trabajemos, de forma pareja y realista, en función de los derechos ganados y por ganar.
En video: Cuba honra Día de los Derechos Humanos con políticas sociales