Rodríguez precisó que Washington suavizó su iniciativa, que en una versión precedente era más hostil, aunque la actual sigue representando una abierta injerencia en Venezuela, en sintonía con los planes de derrocar a la Revolución Bolivariana y su líder, Nicolás Maduro, electo en las urnas en mayo pasado por amplio margen. Según fuentes al tanto del contenido del proyecto, que probablemente será vetado por Rusia, país que presentó un texto rival, el documento norteamericano apela a la facilitación de la ayuda humanitaria dirigida a paliar una supuesta crisis en el país sudamericano.
Asimismo, pretende involucrar al secretario general de la ONU, António Guterres, en el reclamo de la realización en Venezuela de ‘elecciones presidenciales libres, justas y creíbles’, lo cual representaría sumar al organismo multilateral al desconocimiento de unos comicios en los que expresaron su voluntad millones de personas.
Cuba ha estado entre los países más activos en denunciar el objetivo de Estados Unidos de fabricar pretextos para intervenir militarmente en Venezuela, el país con las mayores reservas probadas de petróleo en el planeta y el primero en el siglo XXI en declarar un proceso socialista.
A diferencia del proyecto estadounidense, el de Rusia apela al diálogo, la solución pacífica de controversias y el respeto a la soberanía venezolana.
Parece inevitable que ambos textos no pasen el voto del Consejo de Seguridad, donde Rusia y Estados Unidos, junto a Francia, China y Reino Unido, tienen poder de veto.
El ejercicio de esa prerrogativa de las principales potencias, llamadas P5, es suficiente para bloquear cualquier documento en el órgano con el mandato de velar por la paz y la seguridad internacionales.
Quienes apuestan por la coexistencia pacífica en la entidad de 193 Estados con sede central en Nueva York argumentan que la situación en Venezuela no es un amenaza para la paz, y por tanto no debería abordarse en el Consejo, aunque Washington ha hecho lo indecible para internacionalizar lo que allí ocurre.
wmr