De acuerdo con las autoridades, las personas deportadas regresarán con su familia, un procedimiento habitual en Cuba, a menos que se trate de seres humanos con alguna cuenta pendiente con la justicia antes de dejar la mayor de las Antillas.
Cuba aprovechó esta situación para insistir en su llamado a la emigración regular, ordenada y segura, en aras de evitar que las personas sean víctimas de los grupos criminales vinculados al tráfico humano en la región.
El escenario se ha complicado en los últimos meses con la escalada en la agresividad del gobierno estadounidense contra la isla, que incluye la politización del flujo de cubanos entre ambos lados del Estrecho de la Florida.
Hace poco más de una semana, Washington redujo para los cubanos el tiempo de validez de la visa B2 de cinco años a tres meses, con una sola entrada, bajo el pretexto de una alegada reciprocidad con el tratamiento de Cuba a los estadounidenses.
La Habana, a través de su cancillería, rechazó la decisión, calificándola de ‘un obstáculo adicional al ejercicio del derecho de los ciudadanos cubanos de visitar a sus familiares en ese país’.
Esta medida se suma al cierre de los servicios del Consulado de Estados Unidos en La Habana, a la interrupción injustificada del otorgamiento de visados a los cubanos, obligándolos a viajar a terceros países sin garantía alguna, y al incumplimiento de la cuota de visados establecida por los acuerdos migratorios, subrayó.
jha/wmr