Cultura y Revolución en llama inapagable

Volver a la raíz siempre resultará el más enriquecedor sustrato para fundamentar el ejercicio patrio del presente, sean cual fueren los escenarios; y hoy se vuelve más vital reflexionar acerca de las resonancias de aquellas insustituibles Palabras a los intelectuales del junio de hace 60 años, cuya vigencia se perpetúa en el contexto de una Cuba en Revolución que necesita de la participación integradora de los hijos que le quieren a bien.

Así de visionario fue el pronunciamiento del Comandante en Jefe Fidel Castro, entonces Primer Ministro, que trascendió en el tiempo y se tornó plataforma fundacional de la política cultural de esta tierra, que preserva la voluntad de contar con todos los esfuerzos que aporten a una praxis virtuosa y rica en matices por un bien común: perfeccionar desde lo más puro el ejercicio de la Revolución para y por los cubanos.

En una etapa en la que crece la burda hostilidad del imperialismo sobre la Mayor de las Antillas, para extender sus concepciones enajenantes y banales, con el fin de reducir a polvo los avances de una obra que se proyecta sobre la soberanía aborrecida desde el Norte; en un momento en el cual crecen las estrategias para desestabilizar y colonizar desde el uso de las nuevas tecnologías de las comunicaciones con campañas financiadas por el dinero capitalista reaccionario, precisamos de atemperar y contextualizar las Palabras… para reaprovisionarnos de las esencias que nos salvarán de caer y perder la tradición cultural que consolida la identidad cubana.

Ante la guerra no convencional, simbólica e injerencista, que inunda espacios como los sitios de redes sociales, donde confluyen todas las generaciones, «hay que hacer lecturas nuevas y enriquecedoras de aquellas palabras. Hacer crecer y fortalecer la política cultural, que no se ha escrito más allá de Palabras… y darle el contenido que los tiempos actuales nos están exigiendo», como sentenció el presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez en la clausura del 9no Congreso de la UNEAC.

Es trascendental ahora el aporte que desde las diferencias hagamos, con creatividad, con voces, pinceles, letras, desde los diversos matices pero enfocados en una virtud única y superior que es la Patria en sus profundidades, pero desde el ánimo del crecimiento y la recuperación de valores que ponderen la espiritualidad, la sensibilidad, la nacionalidad, en detrimento de conductas desprovistas de fuerza instructiva, sino plagadas de rasgos denigrantes del ser humano.

Como el escritor e investigador Ambrosio Fornet, sobre el discurso pronunciado en la Biblioteca Nacional, “lo que dijo fue que todos pertenecemos a un solo movimiento que llamamos Revolución cubana, un movimiento de transformaciones. Y la pregunta que nos hizo a los intelectuales y artistas, fue: ¿Cómo van a participar en este proceso? ¿Qué tienen ustedes que aportar a este proceso?

«Dejó una respuesta para cada uno y, al mismo tiempo, una para la actividad práctica, para la función real; no atendiendo a las preferencias, sino al modo de insertar el debate cultural en función de un proceso de transformaciones”.

La respuesta es asumir lo que desde el arte aporta a un diálogo nacional en virtud de enriquecer el saber y cultura del pueblo, de colorear con verdaderas pinceladas de crecimiento a la sociedad de la que formamos parte indisoluble, y no de sometimiento y retrocesos a una seudocultura capitalista que proponen ciertos personeros propagadores de lo insensible e indecente.

Porque como advirtió Fidel «sin cultura no hay libertad posible», o como más allá en el tiempo escribió el Apóstol, que sobre todo lo demás su propagación es «la madre del decoro, la savia de la libertad, el mantenimiento de la República y el remedio de sus vicios», a salvarla deben estar encaminados los esfuerzos.

Repasar lo hecho y desde la autocrítica rectificar o perfeccionar desviaciones, crecer desde la óptica de cómo aportar un tanto más, pero sin renunciar a los principios y la dignidad que definen a Cuba, contribuirá a la defensa de esta Revolución que solicita «pongan ese espíritu creador al servicio de esta obra sin temor de que su obra salga trunca…», pues esa capacidad de expresarse y escribir sobre ella, le hará «como una llama inapagable».