De la Plaza de Armas a parque Carlos Manuel de Céspedes

Ayer y hoy del parque Carlos Manuel de Céspedes // Foto Marlene Herrera
Ayer y hoy del parque Carlos Manuel de Céspedes // Foto Marlene Herrera

Construida a finales del siglo XVIII, la antigua Plaza de armas, hoy parque Carlos Manuel de Céspedes, se ideó para que concurriera toda la ciudad de Manzanillo.
Con el pasar de los años y en distintas épocas sus elementos y atractivos han aumentado, enriqueciéndolo arquitectónica y visualmente.
Foco patrimonial que marcó el punto inicial del trazado de esta urbe, lo centra la glorieta morisca, única en Cuba, y constituye símbolo arquitectónico identitario de los manzanilleros.


De sus inicios


“Tiene una connotación muy privilegiada dentro del trazado de la trama urbana que es el centro fundacional de la ciudad, – comenta José Antonio Matilla Vázquez, director de la oficina de monumentos y sitios históricos de aquí-, desde que se hace el desmonte del monte del Manzanillo, Zayas Basan, designa este espacio como la Plaza de armas, que en sus inicios era una gran plazoleta de madera y tierra que tenía diversas funciones en la ciudad, con la evolución de la villa el parque tubo varios nombres por disímiles situaciones y acuerdos de las autoridades de la época y la sociedad manzanillera, luego se llamó Plaza de Recreo, Plaza de la constitución, Plaza de Isabel II , y desde 1868 Carlos Manuel de Céspedes”.

José Antonio Matilla, director de la Oficina de Patrimonio y Sitios Históricos // Foto Marlene Herrera


Sus elementos


Uno de los elementos más significativos de esta plaza son las esfinges emplazadas en sus ángulos y que marcan los puntos cardinales, aunque no fueron los primeros en colocar allí. “Lo primero que se colocó fue las farolas artísticas del siglo XIX –acota el también historiador- toda una alegoría a la presencia hispana que se ubican en las cuatro esquinas, en el 1898 se retiran porque fueron destruidas en un ensarto popular una vez que se termina la dominación española, años más tarde se sitúan franqueando la glorieta», a día de hoy han sufrido diferentes transformaciones debido a labores de conservación a las que son sometidas, pero sin perder su forma estructural, las bombillas que hoy tienen no son las iniciales.
«El 20 de junio de 1894, se colocan las cuatro esfinges de asperón, que fueron traídas desde Barcelona por Celestino Robiera Janer, catalán radicado en Manzanillo, quien las dona; en alegoría a la cultura greco latina, son mitad hombre o mujer y mitad animal», puntualiza Matilla Vázquez.
Tales elementos resaltan la cultura universal que para el siglo XIX existía en la ciudad del Golfo. No fue hasta 1925 que se emplazan los bustos en mármol de carrara de cuatro patriotas insignes de la nación, » como algo curioso que coinciden en los puntos con las esfinges y que con el nombre del parque se cambian los nombres de las principales calles de la ciudad y se hacen coincidir, la antigua calle Real se paso a llamar Martí y frente a ella el busto del patriota y así mismo la calle Valcourt ahora Merchán, de igual forma la de Masó y Maceo». Importante destacar que fueron esculpidos en esta ciudad por el escultor Vallejo.

Una de las esfinges // Foto Marlene Herrera
Las farolas artísticas tienen elementos alegóricos a la Colonia Española // Foto Marlene Herrera
Uno de los bustos es de José Martí // Foto Marlene Herrera
La esfinges están situadas en los cuatro puntos cardinales del parque // Foto Marlene Herrera


En la actualidad


Sin un proyecto definido desde sus orígenes, se ha trasformado lentamente, mejorando la imagen urbana gracias a las ideas emprendedoras de manzanilleros. «se sustituye el piso de hormigón y se siembra el granito, se colocan también el nombre de las calles y se señalizan los puntos cardinales», se sitúa en un banco una estatua de Carlos Puebla, trovador de aquí y en 2018 se instalan la luces a la glorieta.
La imagen va cambiando, en busca de un paisaje urbano; aún falta mucho por hacer, pero no deja se sorprender su elegante estructura, su colorido y frescura; queda a los pobladores citadinos cuidar y respetar esta plaza, referencia para todos.

Vista del parque de Céspedes actualmente // Foto Marlene Herrera