De lo histórico a lo social, una comunidad en avance

Manzanillo, Granma.–Tras varios meses de un intenso ajetreo constructivo para instalar redes hidráulicas, renovar viviendas, remozar instalaciones sociales e iniciar parte de una anhelada urbanización, los habitantes de la comunidad rural La Demajagua agradecen hoy esos cambios que, poco a poco, han comenzado a transformar el entorno colectivo y a mejorar la calidad de vida de su gente.

Por eso allí, entre pobladores que suelen mostrar un orgullo muy especial por vivir en las inmediaciones del Parque Museo Nacional La Demajagua, y en vísperas del aniversario 155 de esa emblemática fecha, el próximo 10 de octubre, no es difícil encontrar por estos días a las personas de esa localidad volcadas a embellecer sus viviendas, limpiar alrededores y cuidar, con celo, las instituciones públicas.  

«Llevo toda mi vida viviendo aquí, y para mí es un honor tremendo decir que mi casa está a escasos metros de la entrada que conduce al Altar Sagrado de la Patria», dijo Miriela Guillén Fuentes, habitante de la comunidad por más de cuatro décadas.

Como ella, varios comunitarios con los que dialogó este diario manifestaron ese sentimiento común de respeto y admiración por el simbolismo heroico que emana del otrora ingenio La Demajagua, sitio donde el 10 de octubre de 1868 Carlos Manuel de Céspedes les dio la libertad a sus esclavos, los convocó a la lucha, y luego lanzó el primer grito de guerra contra la metrópoli española.  

UNA COMUNIDAD QUE SE RENUEVA

A unos 15 kilómetros de la ciudad de Manzanillo, muy cerca del mar, y conformada por poco más de 300 habitantes, la comunidad rural La Demajagua ha sido este año objeto de varias acciones constructivas que responden a algunas de las principales necesidades de sus pobladores.

Yulenny Manso Morales, delegada de la circunscripción 59, perteneciente a ese consejo popular, explicó que una de las obras de mayor impacto ha sido la colocación de las conductoras y redes hidráulicas para brindar el servicio de agua en los hogares, y eliminar el abasto mediante pipas.

«Aquí llevábamos muchos años deseando contar con un sistema de abasto de agua por redes, y ya hoy eso es una realidad, que en un futuro debe darles el servicio en sus hogares a todos los pobladores», señaló la Delegada. 

Unido a esa inversión, en la comunidad también se ha trabajado en la rehabilitación del consultorio médico, el remozamiento de la cafetería y la tienda, la construcción de una parada, y el cambio de tipología de nueve viviendas que eran de madera.   

Manuel Martínez Torres, director de la unidad empresarial de base (UEB) Manzanillo, que ha estado al frente de esa última obra, dijo que, de las 16 viviendas de madera existentes en la comunidad, nueve se renovaron con paredes de mampostería y soporte galvanizado.

«Ese es un anhelo cumplido para los habitantes de esas viviendas», expresó el directivo, quien agregó que, en una segunda etapa, se trabajará en las restantes siete viviendas de esa tipología, teniendo en cuenta que, en todos los casos, ha sido posible mantener la cubierta existente, lo que significa un ahorro considerable.

Además, de conjunto con la Dirección Municipal de Cultura en Manzanillo, se realizaron varias acciones de mantenimiento en otros locales, y se pintaron las casas que se encuentran en el vial de acceso al Parque Museo Nacional.

Asimismo, como parte del inicio de un proceso de urbanización, la entrada a la comunidad ya cuenta con un tramo de la acera peatonal que facilita el acceso a sus viviendas a varios de los habitantes de La Demajagua.

No obstante, en la aspiración de los comunitarios permanece el deseo de que se pueda seguir extendiendo ese proyecto hacia otras áreas del asentamiento.

La escuela primaria también recibió recientemente acciones de mantenimiento. Foto: Mailenys Oliva Ferrales

LOS PROTAGONISTAS HABLAN

Parado frente a su casita, recién estrenada, luego de que las antiguas maderas cedieran al empeño del Estado por sustituirlas por paredes más resistentes y confortables, a Pedro Luis Mesa Arévalo no le alcanzaron las palabras de gratitud, y apenas atinó a decir: «Esto ha sido un sueño hecho realidad».

Junto a su esposa, Pedro disfruta ahora de una de las nueve casas que en la comunidad han sido beneficiadas durante este año por la Dirección Municipal de la Vivienda en Manzanillo.

También la joven de 25 años, Daniela Corrales Blanco, quien recibió su vivienda por ser madre de cuatro infantes, comentó  emocionada que «el cambio ha sido enorme, pues cuando la casa era de madera, se mojaba si llovía con mucha fuerza y vientos, y los bichos eran permanentes.

«Por otra parte, con las primeras pruebas que se han realizado del acueducto, ya he recibido agua de la tubería, y ha sido un cambio extraordinario para nosotros a la hora de hacer las labores hogareñas», acotó.

En tanto, Yaima La O Roja, otra de las habitantes de la comunidad La Demajagua, quien nació, y actualmente vive, en una de las casas que allí inauguró el Comandante en Jefe Fidel Castro, en el año 1968 –al conmemorarse el centenario del grito del 10 de octubre–, refirió sentirse muy contenta con los trabajos que han beneficiado a sus vecinos y a las instituciones de la demarcación. 

«Estamos muy contentos con las transformaciones que se han desarrollado en la comunidad, porque, a pesar de las limitaciones que tiene el país, se ha hecho un esfuerzo enorme para dar respuesta a planteamientos que teníamos de muchos años», expresó.

Esa misma satisfacción la comparte la maestra Teresa Isabel Vega Torres, directora de la escuela primaria enclavada en la comunidad, que lleva el nombre de La Demajagua, quien dijo que ese centro educativo –donde cursan estudios 40 niños desde preescolar hasta sexto grado– también recibió recientemente acciones de mantenimiento que incluyeron la reparación de grietas en las paredes, la sustitución de luminarias y la pintura de locales.

Sin embargo, según subrayó Teresa Isabel, el mayor mérito que tiene la escuela es contar con personal docente de la propia comunidad y de otras cercanas como Trocha y La Escondida, que han querido formarse y realizarse en ese entorno histórico.

«Precisamente, la escuela tiene una relación muy estrecha con el Museo Parque Nacional, mediante un convenio que permite realizar numerosas actividades en el sitio histórico, además de que nos gusta impartir clases de la asignatura de Historia de Cuba en ese Altar Sagrado de la Patria, por lo que representa para los niños poder visitarlo», añadió la Directora.

AQUÍ ME QUEDO, JUNTO A LA HISTORIA

A sus 71 años, Martha Arévalo Sánchez ha sido testigo cercana de todo el devenir histórico, social y cultural de la comunidad La Demajagua.

«Antes del triunfo de la Revolución esto aquí era un campo olvidado. Lo que había eran bohíos y casitas de yagua, o de tierra y piedra, hasta que en junio de 1968 inició la construcción de las primeras viviendas, que luego inauguraría Fidel, aquel inolvidable 10 de octubre.

«Desde ese entonces he sido testigo de todos los avances que ha tenido la comunidad. Primero nos electrificaron, luego fueron surgiendo servicios como el consultorio, la escuelita, un quiosco, la tienda, la plaza, y así hasta llegar ahora a la creación de lo que nosotros llamamos el acueducto.

«Por eso vivo orgullosa de ser una pobladora de La Demajagua, y cuando salgo de Manzanillo me encanta decir que soy habitante de este sitio especial donde la historia se respira a cada paso que uno da; y si me paso mucho tiempo lejos de aquí, echo de menos todo, mi casa, el barrio, el museo, y hasta el olor del mar».