Pocas veces en la historia un documento escrito seis décadas antes mantiene vigencia en sus principios, como ocurre con la Primera Declaración de La Habana, aprobada con entusiasmo viril por más de un millón de cubanos reunidos en la Plaza de la Revolución el 2 de septiembre de 1960.
Constituida en Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba, el documento leído por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, y aprobado en votación directa por la enorme concentración popular, fue una contundente réplica a la política hostil del Gobierno de EE.UU. hacia la Revolución, tras cancelar aquel, tres meses antes, la compra de azúcar a Cuba, con la intención de ahogarla en la miseria y el hambre.
Frente a esa brutal agresión económica, la inmediata respuesta revolucionaria fue la nacionalización de las empresas estadounidenses radicadas en la Isla y, ante las amenazas de invasión, la creación de las Milicias Nacionales Revolucionarias, la denuncia al mundo de las reales intenciones de la Declaración de San José –acordada durante una reunión de la oea, como servil instrumento de Washington– y también estrechar relaciones con la entonces Unión Soviética, y establecerlas con la República Popular China.
Los nueve puntos de la Declaración de La Habana constituyeron una proclama al mundo de los conceptos rectores de la Revolución, y tuvieron inmediata repercusión en los movimientos progresistas de América Latina, al cuestionar las engañosas fórmulas de la democracia representativa, paradigma que encubría en la región las intenciones de Washington de aplicar la llamada Doctrina Monroe.
La Declaración de La Habana consagra los derechos por los cuales deben luchar los pueblos oprimidos y subdesarrollados, al convocarlos a defender el derecho de los campesinos a la tierra; del obrero al fruto de su trabajo; de los niños a la educación; de los enfermos a la asistencia médica y hospitalaria; de los negros y los indios a la dignidad plena; de la mujer a la igualdad civil, social y política; de los Estados a la nacionalización de los monopolios imperialistas; de las naciones a su plena soberanía…
Desde hace 60 años, la Revolución Cubana proclamó al mundo los principios por los cuales su pueblo estaba dispuesto a cumplir la consigna de Patria o Muerte, y su convencimiento de vencer.