Derechos en una obra de infinito amor

Los educandos con necesidades educativas especiales tienen en Cuba todos sus derechos garantizados //Foto Eliexer Pelaez Pacheco
Los educandos con necesidades educativas especiales tienen en Cuba todos sus derechos garantizados //Foto Eliexer Pelaez Pacheco

Manzanillo. Diciembre 10.- Las pequeñas Sheyla María Pérez Orasma y Keila Angeline Barrero Estrada son dos infantes que reciben atenciones específicas en la escuela especial Francisco Vicente Aguilera Tamayo de esta ciudad, centro educativo donde se cultiva cada día esa obra de infinito amor que se llama educar.


Estas niñas con necesidades educativas especiales debido a cada una de sus discapacidades son muestra de los verdaderos derechos que disfrutan en Cuba, como todos los pequeños príncipes de esta nación.


Sheyla tiene siete años y convive con un síndrome de la silla Turca; Angeline tiene 10 años y presenta una discapacidad intelectual leve, y a pesar de sus dificultades hablaron para mostrar cuánto valor tienen los principales derechos con los que ellas gozan que es el respeto y la educación gratuita.

Sheyla tiene siete años y convive con un síndrome de la silla Turca //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


Sheyla con las pocas palabras que su enfermedad le permite balbucear dice que en su escuela juega y aprende, «veo videos infantiles, y me enseñan con marionetas y juguetes porque mis maestras son inteligentes, yo las quiero mucho, y les mando un beso por la jornada del educador».


Keila Angeline es más expresiva y desenfrenada por eso pudo explicar mejor sus sentimientos. «En esta escuela me siento muy bien pues he aprendido a escribir, leer, de matemáticas los números, y también a sumar y restar.

Keila Angeline Barrero Estrada es una niña que recibe atenciones en esta escuela especial por su discapacidad intelectual leve //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


Mis maestras me enseñan, hacen muchas actividades por eso yo las quiero mucho. Ellas juegan conmigo, comparten sus meriendas, me abrazan y me quieren, por eso me siento feliz en esta escuela, a todas les doy las gracias», concluyó esta pequeña enviando una felicitación por la jornada del educador.


Cubanos con derechos
Los niños con necesidades educativas especiales merecen y tienen en Cuba todos los derechos que gozan los infantes en esta isla. La máster en ciencias pedagógicas Yoanny Mendoza Rodríguez, directora de este centro escolar menciona cuáles son esos privilegios que nuestros pequeños disfrutan, en particular lo de este tipo de educación amparados por la Constitución de la República de Cuba.


«Desde la carta Magna se parte de todos los derechos que tienen las personas con discapacidad y fundamentalmente nuestros niños. Ellos tienen derecho a la vida, a la educación de igualdad, al empleo libre, a la vida independiente, a la capacidad jurídica, a la no discriminación, a la salud, y acceder a la justicia para reclamar sus derechos, entre otros», dijo Mendoza Rodríguez.

M. Sc. Yoanny Mendoza Rodríguez //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


La directora explicó cómo desde este centro se logra que los niños gocen de ellos. «En esta institución atendemos a niños diagnosticados con necesidades educativas especiales, fundamentalmente con discapacidad intelectual.

Esto conlleva a que partamos desde una preparación profunda relacionados con temas específicos de la educación especial, y a partir de ahí preparar a los docentes y a la familia en cuanto a temas metodológicos, relacionados con la educación inclusiva, y los de la atención que deben tener estos educandos en su familia», señaló la máster en ciencias pedagógicas.


Varias son las discapacidades intelectuales que aquí se atienden, entre ellas se encuentran «las leves y las moderadas, pero trabajamos también otras necesidades más complejas, como son los niños que se encuentran dentro del espectro autista, educandos con limitaciones físico motoras, con discapacidades auditivas, así como otros tipos de síndromes que puedan padecer los pequeños», explicó la directora de la escuela.


Como parte de los derechos que tienen estos infantes, en el centro se logran estrechos vínculos con instituciones que permiten la inserción social de estos manzanileros una vez que ya estén listos para asumir la vida laboral.

«La discapacidad no implica incapacidad de estos individuos para estar desarrollando las diferentes actividades, por tanto dentro de sus habilidades y capacidades está la vinculación dentro de la sociedad, y es por ello que a partir del Tercer Perfeccionamiento de la Educación cubana se implementa convenios con aquellos centros agentes y agencia que nos permite garantizar una mejor atención a nuestros educandos.


Las diferentes empresas nos proporcionan la vinculación de nuestros estudiantes para que se puedan ir preparando para su vida futura. Ya a los 18 años, que es la edad comprendida para que nuestros niños estén aquí, aquellos que adquieran todas las habilidades correspondientes para vincularse a un centro laboral le brindamos la posibilidad en conjunto con el Ministerio de Trabajo para su vínculo.


En este sentido vale destacar la atención que siempre hemos recibido por parte de la fábrica de Tabacos Paquito Rosales, y la fábrica de coronas pertenecientes a la unidad presupuestada de los servicios comunales.


Después que nuestros niños a los 18 años se desvinculan de esta institución educativa, a los que se incluyen a los centros laborales le damos seguimiento por dos años más para garantizar una correcta inserción a la sociedad y el funcionamiento de sus habilidades», explicó Yoanny Mendoza Rodríguez.

Una obra de infinito amor
Llegar a este centro es descubrir que en realidad la educación especial en Cuba es una hermosa obra llena de infinito amor. Sus educadores se entregan con tanta pasión a la atención de las discapacidades de estos pequeños que el alma se llena de emoción.


Una de sus protagonistas es la también Máster en Ciencias Pedagógicas Leydi Mabel González García, coordinadora general de esta institución quien comparte sobre las actividades que aquí se realizan para lograr una mejor inserción a la sociedad de estos educandos como parte de los derechos que gozan.


«Desde el perfeccionamiento defendemos la inclusión de ellos mediante otras maneras también, por ejemplo en un mismo grupo clase tenemos varias discapacidades donde realizamos las diferentes actividades teniendo en cuenta, las potencialidades que tiene cada niño a partir de una marcada diferencia individual que se proyecta en cada clase», dijo la especialista.

M. Sc. Leydi Mabel González García //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


Respetando y enriqueciendo los derechos de estos infantes las acciones inclusivas con ellos no sólo se realizan dentro de la escuela, sino que también son llevadas a otros espacios dentro de las comunidades.

«Así logramos incluirlos en la sociedad en la programación de actividades culturales, recreativas, ya sea por parte de la educación física con los convenios que se realizan con el Inder», manifestó González García.


Estas acciones permiten garantizar derechos como lograr que no exista una segregación por parte de los demás niños con respecto a estos que tienen discapacidad, y que ellos se adapten a una sociedad donde tienen los mismos derechos que todos los demás niños», agregó la máster en ciencias.


Otra de las educadoras que en esta escuela dedica amor en el cultivo y fortalecimiento de cada uno de los derechos de estos educandos con necesidades educativas especiales es la licenciada Yisel Naranjo Morales, profesora de computación que ahora cursa su maestría en Investigación educativa en el Instituto Central de Ciencias Pedagógicas (ICCP) de La Habana.


Ella agrega que para lograr todos los éxitos en el respeto de los derechos de estos niños trabajan «en correpsondencia con la agenda de desarrollo 2030, dentro de ella, específicamente con el objetivo número cuatro de desarrollo sostenible que garantiza una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promueve oportunidades de aprendizajes para toda la vida.

Lic. Yisel Naranjo Morales //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


Aquí logramos la inclusión desde el punto de vista para que el niño no se sienta diferente, apartado, rechazado, que se les vea todo el tiempo como un ser humano igual que a otro estudiante que tiene las mismas oportunidades, que se les garantice una vida después de la escuela donde puedan valerse por sí mismo, que tengan una formación laboral que les permita desarrollarse en uno o varios oficios.


Aquí también se ve la oportunidad de contar con una calidad de aprendizaje en una educación equitativa, tienen derechos a ser respetados, a participar en las actividades, a que se les escuche, a que se les ofrezca un trato digno, respetuoso, que se les eduque con amor, cariño y dignidad», dijo Naranjo Morales.

Epílogo
Es esta obra de infinito amor la que dignifica a pequeños como Sheyla y a Keila en una isla donde no importan sus discapacidades. Ellas son la razón de ser de una educación que siempre estará a la altura de quienes merecen el cariño de todos.


Estas pequeñas tienen el privilegio de vivir en una nación donde sus derechos son respetados por encima de todo, por ellas y sus amiguitos se lucha, se crece y se vence para defender todos sus derechos y oportunidades, porque Cuba es nuestra, renace, vive y abraza.