Díaz-Canel en Pinar del Río: «Lo más importante es la Revolución, y la Revolución no va a dejar abandonado a nadie».

PINAR DEL RÍO.- «Cada vez que veo la actitud del pueblo y la manera en que el pueblo sale a vencer las adversidades, siempre digo que por este pueblo hay que morirse; y hay que echarlo todo, y ese es el compromiso de todos nosotros. Unas veces lo hacemos mejor; otras veces no lo hacemos tan bien; pero sí están la sensibilidad y el compromiso con ustedes».

Rodeado de mujeres y hombres de todas las edades, de madres y padres con sus hijos en brazos, de adolescentes, de un nutrido grupo que le esperó con la bandera cubana desplegada y un mundo de ideas para confesarle, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez compartió tal convicción, este viernes, cuando la mañana era casi mediodía.

En esta, su cuarta visita a Pinar del Río luego del paso del huracán Ian, el Jefe de Estado quiso hacer algo que le había quedado pendiente de su recorrido anterior: detenerse a conversar con los vecinos del kilómetro 12 de la carretera que conduce al poblado pesquero La Coloma, ese punto por donde el fenómeno natural entró con toda furia al territorio más occidental de la Isla.

La frase del Presidente puede haber tenido varias expresiones que en ese encuentro lo motivaron a hacer su declaración, pero sin dudas el sentir de una cubana que emergió de la multitud lo llevó a compartir su certeza. La mujer, que había reflexionado sobre el valor que entraña que los dirigentes escuchen a cualquiera, que había hablado de «hacer Revolución, que es lo más importante ahora y en estos momentos, y para siempre», también enunció que se hacía eco del espíritu colectivo para elogiar al mandatario por «lo fuerte y lo cojonudo —disculpe— que ha sido en echar para adelante este país».

Ante las emociones que siguieron, ante las exclamaciones de vivas a Fidel, a la Revolución, y por la victoria, el Presidente compartió sus palabras a propósito de «los años estos en que nos ha tocado tener las tareas de dirección y en que hemos tenido que enfrentar, como ustedes saben, varios momentos difíciles». Y en otro minuto recordó ante ese grupo de compatriotas que «lo más importante es la Revolución, y la Revolución no va a dejar abandonado a nadie».

Explicó a todos por qué no se había detenido durante el tercer recorrido: no había tenido que ver, dijo, con que no se les tuviese en cuenta, y detalló itinerarios de la visita anterior, dio argumentos a todos. En ese tipo de intercambio en el cual las personas hablan a sus dirigentes desde la pasión y no pocas veces desde la incertidumbre que genera la destrucción gigantesca dejada por un huracán, Díaz-Canel, quien recordó que en tales circunstancias las soluciones no pueden llegar ni al unísono, ni súbitamente, dijo: «Ya hoy estamos aquí y les agradecemos mucho este recibimiento».

Acompañado del viceprimer ministro y titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, así como de la primera secretaria del Partido en Pinar del Río, Yamilé Ramos Cordero, y de otras autoridades locales, reflexionó que, «conscientes de que todavía tenemos días difíciles, vamos a convertir esos días en menos difíciles». ¿Y cómo se logra eso?, preguntó, para luego enfatizar que se hace «trabajando en función de que cada día vayamos resolviendo algo y vayamos avanzando un determinado por ciento del servicio eléctrico, un determinado por ciento del tema de la vivienda, un determinado por ciento del tema de la alimentación, y así ir trabajando».

«Yo creo que ya se ve también lo que ha hecho la población, y como ya todo está recogido; ya hay paso en todos los lugares, pero sobre todo en esta zona de carretera que es uno de los lugares que más se afectó».

En este punto del paisaje, donde el artista de la plástica, Kcho (Alexis Leiva Machado) está haciendo cosas, como valoró el Jefe de Estado, con «su brigada ejemplar, porque cada vez que pasa un ciclón por Cuba él va para el lugar más complicado, y alienta mucho con las cosas que hace con sus artistas», fueron las mujeres quienes más hablaron, quienes preguntaron y expresaron sus preocupaciones.

El mandatario entablaba diálogos marcados por la empatía y por explicaciones oportunas que los pobladores necesitaban. Habló de las muchas viviendas afectadas —cuya cifra puede seguir creciendo porque el diagnóstico de los daños no ha concluido—: «Hay lugares, razonó, donde todavía llegar cuesta mucho trabajo; (…) entonces lo primero que estamos tratando de hacer es “levantar” los daños, para no demorarnos con los recursos que hay», que se «van repartiendo» que «a unos les están llegando, y a otros no les ha llegado nada todavía, pero a todo el mundo le va a llegar lo que le hace falta».

Una mujer, ante el humano desespero de otra, expresó: «Hay que luchar y hay que saber esperar. Nosotros tenemos un Presidente que es el legado que dejó el Comandante Fidel Castro, y tenemos que esperar». Tal vez por esa idea del legado, sucede con frecuencia que algún cubano, cuando habla con el Presidente, le dice Comandante.

Rumbo a San Juan y Martínez

Había quedado pendiente, de la vez anterior, la visita al kilómetro 12, pero esta vez el escenario fundamental fue el municipio de San Juan y Martínez, zona tabacalera duramente golpeada por el huracán.

El pórtico de la jornada fue una reunión de chequeo en la sede del Partido Provincial de Pinar del Río, donde el mandatario pasó revista, municipio por municipio, a cómo avanza el cumplimiento de tareas claves de la recuperación.

Sobre hacer llegar a todos «la corriente», Díaz-Canel manejó el concepto de que hay un potencial de brigadas de trabajadores del sector eléctrico —la mayor parte ubicadas en la provincia de Artemisa— que podrían moverse hacia Pinar del Río en días futuros, cuando terminen en la zona anterior. Es una fuerza, dijo, que iremos contabilizando de modo permanente y a punta de lápiz, para agilizar las soluciones.

El abasto de agua, la recogida de desechos sólidos, y la recuperación de las viviendas dañadas ocuparon los siguientes puntos en la agenda. Sobre la tercera tarea, el dignatario hizo hincapié en que no pueden seguirse acumulando esas soluciones conocidas como «facilidades temporales», pues a la larga ellas se convierten en problemas que se agudizan con los inevitables pasos de los ciclones: Defendió la idea de hacer las viviendas bien, con robustez.

«Aquí lo que no podemos es rendirnos ni quedarnos con los brazos cruzados», dijo Díaz-Canel hacia el final de la reunión, donde también defendió el concepto de que con los trámites «todo lo que se pueda simplificar y agilizar, háganlo. Con control todo se hace».

El siguiente punto de la visita fue un taller de beneficio de tabaco tapado en el poblado de Río Seco, en San Juan y Martínez. Allí el Presidente indagó por cómo se ha estado recuperando lo que pudo ponerse a salvo; preguntó por las semillas, intercambió con productores; y quiso conocer detalles sobre las condiciones en que las mujeres y hombres se van incorporando a una actividad de suma importancia para la economía del país.

El itinerario incluyó el recorrido por casas cercanas y la conversación con familias de la zona. «Mira, ven para que veas», le dijo la cubana Lidia Araso, quien le comentó emocionada: «Qué ganas yo tenía de verte…». Así hubo otros encuentros, como el sostenido con el vecino Luis Alberto Caraballo, trabajador tabacalero de la Cooperativa de Créditos y Servicios «26 de Julio», quien por estos días anda con un dedo lesionado, pero prefiere curarse a su modo y con el paso del tiempo, y a quien el Presidente le pidió que vaya al médico.

«Todo se puede recuperar», recordó el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista a ese «hombre de trabajo». Y luego de encontrarse con otros pobladores en el camino, fue rumbo a un organopónico, escenario en el cual, desde el pasado domingo, se han incorporado a trabajar unos 2 500 jóvenes.

El siguiente lugar de la visita fue el barrio El Paradero —que así se llama por la terminal de tren que allí hay—. Un mar de pueblo esperaba al mandatario, quien expresó a todos: «Yo sé que ha sido duro, pero no nos podemos desanimar». Y aseguró: «Cada día nos vamos a ir recuperando, y cada día vamos a hacer algo, y cada día vamos a ir resolviendo un problema».

Él explicó que «muchos de los trabajos que tenemos que hacer son trabajos difíciles»: porque «casi todos los postes se cayeron; hay que levantar los postes; hay que poner los aisladores; las crucetas, enderezarlas; el cableado eléctrico; los cables de comunicaciones, y hay muchas cosas que dependen de que haya corriente».

Después, precisó a los pobladores, habrá que concentrarse en el tema de las viviendas, «que sí nos va a llevar más tiempo, porque hay cosas que se resuelven rápido, como los techos parciales, pero ya las afectaciones de derrumbes totales» son más complejas; «pero todas las familias van a estar atendidas».

En más de un lugar indagó el Presidente sobre cómo marcha la distribución de los alimentos y del refuerzo que ha llegado al territorio a partir de lo que se tenía en la reserva del país, y de las donaciones que han ido llegando. Ahora, insistió el Jefe de Estado, «hay que centrar todas las fuerzas del país en Pinar del Río, que ha sido la provincia más afectada»; y dentro de ella, municipios como el de San Juan y Martínez.

En El Paradero, entre otras ideas, Díaz-Canel expresó que poco a poco el servicio eléctrico se irá recuperando; comentó que desde que uno llega al lugar se notan los destrozos que el huracán dejó a su paso; y luego de responder a más de una pregunta dijo: «Queríamos llegar hasta aquí para poder compartir con ustedes, para poder explicarles (…), para alentarlos también, y sobre todo para pedirles que ustedes trabajen junto con las fuerzas que vienen a apoyar en el territorio».

A los pobladores, antes de partir, expresó: «Gracias por oírnos y por recibirnos. Nos seguiremos viendo». La jornada de este viernes siguió dando emociones: Lo último acontecido fue a muy poca distancia del kilómetro 12, donde el mandatario se detuvo para saludar a una anciana de 95 años, quien rodeada de familiares saludaba feliz al mandatario; lo tocaba con sus manos que tanto mundo han tocado.

«Cuando sea grande quiero ser como usted», le dijo sonriente Díaz-Canel a la cubana llena de alegría y fortaleza. En ese intercambio, desde luego, no faltó el aliento del dignatario, con su renovada certeza de que Cuba sabrá capear los temporales y saldrá, como sabe hacerlo,  de toda esta adversidad.