Según fuentes locales, unas mil 700 personas salieron a las calles de Nantes en medio del despliegue de uniformados para recordar a Caniço, un joven de 24 años que murió ahogado en el río Loira hace seis semanas, después de una acción de la policía para desalojar en el madrugada del 22 de junio un concierto tecno.
Mientras el gobierno insiste en que la caída al agua del joven, cuyo cuerpo fue encontrado el lunes, no fue resultado de la actuación de los agentes, muchos, incluyendo opositores de derecha y de izquierda, acusan a la policía de uso excesivo de la fuerza y la responsabilizan por lo ocurrido.
El ministro del Interior, Christophe Castaner, está en el ojo de la tormenta con reclamos de renuncia que se escucharon o leyeron hoy en Nantes, la capital y otras ciudades.
Castaner rechazó en Twitter la violencia desatada por algunas personas y aseguró que los culpables de los disturbios fueron detenidos.
La libertad de expresarse sin alterar el orden republicano no es negociable ni representa una contradicción, dijo el funcionario, quien felicitó a los uniformados por su respuesta durante los disturbios.
Ayer la Prefectura de Nantes había adelantado la prohibición de manifestarse en el centro de la urbe, previendo episodios como los acontecidos, por los cuales las autoridades culpan a ‘ultras’.
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