El deceso del profesor Rodrigo Álvarez Cambras priva a Cuba del eminente científico, que será siempre reconocido como el mayor impulsor de la Ortopedia y la Traumatología en nuestro país, cuya inmensa obra trascendió con creces las fronteras nacionales.
Nacido el 22 de diciembre de 1934 en la entonces Clínica Hijas de Galicia (hoy hospital Materno 10 de octubre, en la capital), el doctor Álvarez Cambras es un ejemplo vivo de que todo avance en el conocimiento es fruto de un acto de valor, de rigor consigo mismo.
José Antonio de la Osa Cao, un colega que lo conoció muy bien, lo entrevistó en múltiples ocasiones y plasmó sus vivencias en el libro Memoria de científicos cubanos, afirmó que la perseverancia fue la gran compañera de viaje de Álvarez Cambras a lo largo de toda su existencia, a la que se aferró de modo tenaz para alcanzar los más altos escalones científicos.
En 1952 comenzó a estudiar la carrera de Medicina en la Universidad de la Habana, a la vez que se vinculaba a las luchas estudiantiles contra la dictadura de Fulgencio Batista.
Si en un principio le gustaba la cirugía cardiovascular, al ser herido en una manifestación fue conducido a la sala Gálvez del hospital Calixto García. Al no ser de los lesionados más graves y en su condición de alumno de Medicina, se levantó de la camilla y comenzó a ayudar en la colocación de los yesos a los compañeros lesionados por la golpiza de los policías.
Según narró en varias oportunidades, en ese preciso instante se enamoró de la Ortopedia, haciendo realidad un viejo adagio entre los médicos que dice que quien se moja con yeso ya nunca más dejará de seguir poniéndolos. En su caso el “hechizo” funcionó.
Bajo su conducción y a instancias del Comandante en Jefe Fidel Castro, el Hospital Ortopédico Frank País devino en el Complejo Científico Ortopédico Internacional (ORTOP) Frank País, que para muchos especialistas en aquella etapa era el más extenso e integral del mundo dedicado a la cirugía ortopédica, traumatológica, reconstructiva y rehabilitadora del sistema osteomioneuroarticular.
Creador de varios modelos de fijadores externos denominados Ralca (las siglas de su nombre y apellidos), con los cuales han sido atendidos decenas de miles de pacientes en Cuba y en un sinnúmero de países, el profesor Rodrigo Álvarez Cambras desarrolló, asimismo, otros muchos procedimientos quirúrgicos.
Figuran en la lista una técnica para la impactación del carpo en boxeadores, una técnica para la condromalacia de la rótula y otra para la insercionitis de los tendones en los deportistas, además de varias técnicas en cirugía de columna y para los injertos vascularizados de nervios en médula.
Autor de cientos de artículos publicados en revistas nacionales y foráneas de alto impacto, fue el autor principal de los dos tomos del Tratado de Ortopedia y Traumatología, obra que hasta hace unos años se utilizaba como libro de texto oficial en más de una docena de Facultades de Medicina de América Latina.
Merecedor del título honorífico de Héroe del Trabajo de la República de Cuba y de la Orden Carlos Juan Finlay, máxima condecoración que otorga el Consejo de Estado en la esfera de la ciencia, el profesor Rodrigo Álvarez Cambras recibió importantes reconocimientos internacionales, como por ejemplo La Orden de la Legión de Honor, que le impuso personalmente el presidente francés Francois Mitterrand el 26 de enero de 1995, en Paris.
En esa ocasión, el mandatario galo, además de resaltar la reputación internacional del eminente científico cubano en el campo de la ortopedia y la traumatología, lo calificó de firme defensor de la independencia de su país.
Cuando una vez le preguntaron cómo le gustaría que lo recordaran cuando muriera, el doctor Álvarez Cambras respondió: Como un ciudadano de este país que ofreció todo su intelecto, sus esfuerzos y su vida en favor de su pueblo y la humanidad.
Así lo mantendremos vivo en la memoria de los cubanos.