Maidi Martínez Pérez sonríe, mira el rostro de su pequeña niña y no hay palabras para describir el momento más tierno del mundo.
Es el milagro de la vida.
Hace apenas unos días ingresaba en el Hospital Militar Manuel Fajardo de Villa Clara. Llegaba desde su natal Cienfuegos y su estado de salud era crítico. Se temía por su vida y la de su bebé.
Faltaban apenas unas semanas para que naciera Helen, pero una cruel enfermedad, la COVID-19, se interpuso y el feliz alumbramiento se veía ensombrecido.
Fue un domingo triste; solo Germán, su papá, quien permaneció todo el tiempo en las afueras de la institución de salud, podía estar cerca de Maidi. El resto de la familia estaba aislada incluyendo a su otro hijo.
El milagro de la salud.
Como un gran equipo se unieron intensivistas, obstetras, neonatólogos, anestesistas, cardiólogos, de los Hospitales Materno Mariana Grajales y Militar Manuel Fajardo, además de la dirección del programa materno infantil y de asistencia médica de la dirección de salud de la provincia.
Se hizo la cesárea, la niña nació sin estar contagiada con el virus y el Hospital Militar de Villa Clara reportaba así el primer alumbramiento de este tipo en su historia.
Una semana después madre e hija se encontraban. No mediaron palabras. La sostuvo en sus brazos, la acarició y muchas almas se estremecieron.
Se hizo entonces el milagro de la felicidad.
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