Cuentan que un muchacho campesino que ayudaba a los mambises enviándoles viandas y otros productos agrícolas que cosechaba con su padre, un día decidió alzarse en la manigua. Refieren que fue el Capitán Justo Campiña quien lo llevó y lo presentó en el campamento del General de Brigada Saturnino Lora.
Dicen también que cuando dio sus señas, registraron tres datos: el nombre, Juan Fajardo Vega; edad, 17 años, y procedencia, del poblado de Guayabal, en Contramaestre. Entonces, fue aceptada su incorporación como soldado mambí, con fecha 10 de julio de 1897.
Lo de la edad no era cierto, porque realmente había nacido el 15 de agosto de 1882, y apenas llegaba a los 14 almanaques; pero su alta estatura, complexión física fuerte y destreza como jinete, avalaron su ingreso en la tropa mambisa sin mayores consecuencias.
Relatan que sus padres no estuvieron de acuerdo con la decisión de Juan, por considerarlo demasiado joven para irse a la manigua, a pesar de ser conscientes del deber insuperable del servicio a la Patria. Tiempo después, sus seis hermanos tomarían igual camino.
El soldado Juan Fajardo fue incorporado a la escolta del entonces General de Brigada Saturnino Lora, en el cuartel general, 2da. División, 2do. Cuerpo, que operaba en Jiguaní y Bayamo. Más tarde fue trasladado para el Regimiento de Infantería Baire, perteneciente a la 1ra. Brigada de la misma división.
De acuerdo con lo que él mismo contó años después, el fin de la guerra lo sorprendió cerca de Contramaestre, junto a las tropas del General Jesús Rabí.
Cuando se produce el desarme del Ejército Libertador durante el gobierno de ocupación yanqui, Fajardo se negó a entregar su viejo fusil y a recibir la paga del retiro acordado entre España y Estados Unidos.
Durante los gobiernos neocoloniales, el íntegro soldado mambí tuvo que empuñar las armas otra vez: cuando la sublevación del Partido Independientes de Color, en 1912, y durante el alzamiento de los liberales contra la reelección del presidente Mario García Menocal, en 1917, conocida como la guerrita de La Chambelona.
Fajardo Vega tenía una inteligencia natural que demostraba al dominar varios oficios, como la carpintería, la albañilería, la herrería, la mecánica y la tornería.
Con su ejemplo y patriotismo logró inculcar en su familia un sentimiento revolucionario en contra de la tiranía batistiana. Por eso no es de extrañar que un día lo llamaran para que trabajara como armero del iii Frente Oriental, que lideraba el Comandante Juan Almeida. Allí estuvo hasta el triunfo de la Revolución.
Con 106 años de edad, le preguntaron por qué se alzó tan joven a la manigua. Su respuesta fue irrefutable: «…el único don que yo tenía –y el único que todavía tengo–, es ser cubano. Por eso salí siempre a defender a Cuba, para lo que fuera. Y ahora estoy orgulloso de haber sido siempre así.
«Nadie puede decir: Juan no hizo nada. Y todo lo que he hecho ha sido siempre por Cuba, sin pedir nada a cambio, pues ni cobré nunca la pensión de veterano ni le reclamé un centavo a nadie, ni una medalla, nada. Ahora que estoy gastado y ciego, sé que me voy a morir cualquier día, pero vivo orgulloso, porque sé que cumplí con mi Patria. Por todo eso me fui aquel día con los mambises».
Juan Fajardo Vega, último integrante del Ejército Libertado cubano, falleció a los 108 años de edad en Santiago de Cuba, el 2 de agosto de 1990. Fue enterrado con los honores militares correspondientes en el Mausoleo de El Cacahual, el 5 de agosto de 1990.