Fidel decidió navegar un 25 de noviembre. Decidió reeditar su viaje en el Yate Granma, con su fusil enfundado y sus ideas en el cargador. Su partida no podía ser de otra forma. No podía ser un día cualquiera, porque solo los grandes hombres deciden cuándo partir, y cómo seguir luchando.
Comenzaría un viaje que ya había transitado un día como ese, 60 años antes. Tenía que volver al Yate Granma. Debía hacerlo como siempre, vestido con su eterno verde olivo y sus botas cargadas de sal de Las Coloradas. No saldría de Tuxpan, ni pondría rumbo a Cuba. Fidel navegaría esta vez, esta última vez, a la inmortalidad.
“De viajes como este no se regresa…”, dijo Fidel aquel 7 de julio del 55. Se equivocó. Él siempre regresa convertido en millones.
Frases de Fidel sobre la travesía del Granma
Surcando las aguas del mar Caribe y de proa a la historia, el 2 de diciembre de 1956, luego de una travesía desde México, con 82 expedicionarios, llegó a las costas cubanas el yate Granma. La generación del centenario, encabezada por Fidel, iniciaba así la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista.
Tan heroica gesta, sirvió también para marcar esta fecha como el nacimiento de la Fuerzas Armadas Revolucionarias, institución militar básica del estado cubano.
Fidel Castro sobre la travesía en el yate “Granma” explica el 3 de agosto de 1963 en la base Naval de Cabañas, Pinar del Río:
“El yate “Granma”, les voy a contar que a las 24 horas más o menos de haber zarpado, es decir, al día siguiente de haber zarpado —nosotros zarpamos en horas de la madrugada—, y aproximadamente en horas del mediodía, cuando estábamos a unas 100 millas de la costa más cercana, comenzó a hacer agua; y comenzó a hacer agua de una manera que, realmente, a nosotros, que no éramos muy marinos y no entendíamos mucho de esas cosas, nos parecía peligroso. Y es lo cierto que el agua ya llegaba al piso, y entonces las bombas no funcionaban; y con cubos, rápidamente, organizando una cadena, comenzamos a sacar agua del “Granma””.
Sobre cómo seleccionaron a la tripulación el 13 de marzo de 1991 recuerda:
“El número de hombres en el “Granma” era de 82, algunos restantes no pudimos traerlos. ¿Saben cómo hicimos al final la lista aquella de la selección? Por orden, por supuesto, de los que tenían más experiencia, más práctica, etcétera, etcétera, y al final había como 15, más o menos, en la misma categoría, y entonces dijimos: ¿Para llevar el mayor número qué hacemos? Y los escogimos por el peso y el tamaño: los más chiquiticos de toda nuestra tropa fueron al final escogidos, y se quedaron tres o cuatro gordos —se lo advierto—; esos no vinieron, y después no había quien los convenciera de por qué no los habían traído, y sencillamente no se habían traído porque donde venía uno cabían dos, y para llegar a 82 en el “Granma” tuvimos que hacer eso”.
Así como cuál armamento poseían:
“(…) cuando nosotros veníamos en el “Granma”, realmente, nada más traíamos un arma automática; en vez de 300 armas automáticas, una sola; los demás eran fusiles de cerrojo, no eran malos. Teníamos alrededor de 55 fusiles de mirilla telescópica, la gente había adquirido una buena práctica en aquello de disparar con mirilla telescópica, era capaz de hacer blanco a 500 ó 600 metros sobre un plato y, en ocasiones, sobre un plato de perfil —ya podrán calcular el nivel de puntería—, pero no eran armas, realmente, automáticas”.
Acerca de cómo fue la llegada a Cuba, el 2 de diciembre de 1991 recuerda:
“Veíamos la costa cercana y visiblemente baja. Se ordena al capitán enfilar directamente hacia ella a toda máquina. El Granma toca fango y se detiene a 60 metros de la orilla. Desembarco de hombres y armas. Duro avance por el agua sobre fango movedizo que amenazaba tragarse a los hombres sobrecargados de peso. La orilla era aparentemente sólida, pero metros después un terreno fangoso similar al anterior en extensa laguna costera se interponía entre el punto de arribo y la tierra sólida. Casi dos horas duró la travesía de aquel infernal pantano. Acabando de arribar a terreno firme, se escuchan ya los disparos de un arma pesada contra el área de desembarco en las proximidades del solitario Granma. Había sido avistado y comunicada su presencia al mando enemigo, que reaccionó de inmediato atacando por mar la expedición y ametrallando por aire la zona hacia donde marchaba la pequeña fuerza expedicionaria: 82 hombres”.
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