Luego del inicio de la primera y segunda fases de la etapa de recuperación en todo el país, no son pocas las personas que empiezan a regresar a sus labores habituales, o a preguntar, con inquietud, sobre cuándo será el momento para retornar a sus puestos.
Detrás comienza a quedar ese periodo de más de tres meses que removió todo el ámbito laboral del país, con sucesivas medidas salariales y de otro tipo para proteger a la fuerza de trabajo, tanto del sector estatal como del particular, comenta el periodista Francisco Rodríguez Cruz.
Como se ha explicado, con independencia de la situación más compleja que tienen algunos sectores como el turismo, el interés y la necesidad más urgentes para la economía es reanimar todas aquellas tareas de la producción y los servicios que sean posibles.
Ni al Presupuesto del Estado ni a los más de 180 mil trabajadores que llegaron a recibir protección laboral en este tiempo les conviene continuar al 60 por ciento de su salario en la casa.
Las empresas y otras entidades tienen que hacer todo lo que esté a su alcance para reactivar sus actividades con la mayor prontitud, sobre todo las que implican ingresos por exportación, para la producción de alimentos o como sustitución de importaciones.
Es preciso recordar que durante la epidemia el sistema empresarial funcionó con el 80% de su fuerza laboral, ya fuera en la modalidad presencial o en el trabajo a distancia.
Pero con el inicio de las distintas fases de la recuperación, el propósito no debe ser prolongar los subsidios para quienes estaban en casa sin trabajar, sino incorporarles a las tareas productivas con la mayor rapidez posible.
Los sindicatos en particular tienen que compulsar este tipo de análisis con mayor fuerza. No debería suceder, por ejemplo, que una empresa mantuviera trabajadores al 60% de su salario, con protección laboral en casa, para que el resto del colectivo obtenga mayores ingresos individuales por la aplicación y distribución del pago por resultados entre menos gente.
En cuanto al sector presupuestado, todas las tareas que tengan un impacto en la reanimación económica, ya sea por su naturaleza reguladora o de control, tienen que evaluar muy bien incorporación gradual de su personal, de acuerdo con las medidas previstas para cada una de las tres fases.
Para el trabajo por cuenta propia, por su parte, lo previsto busca estimular su reapertura desde el primer momento, con el cumplimiento de todas las precauciones y disposiciones sanitarias que regulan las autoridades sanitarias.
Este sector no estatal de la economía tiene un impacto considerable en la prestación de servicios a la población, más aún en la actual etapa veraniega. Además, de la celeridad con que puedan reponerse los negocios particulares y las cooperativas no agropecuarias, entre otras modalidades, dependerá el flujo mayor o menor de los ingresos tributarios hacia los presupuestos de los municipios.
Como han dicho funcionarios del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, los trabajadores, estatales o particulares, que fueron reubicados en sectores priorizados y consideren más favorable su nuevo empleo, por la estabilidad o el monto de sus ingresos, podrán mantenerlo, si no es una labor eventual y existe la plaza para que le contraten. Esto pudiera ser entonces otro comienzo laboral para un grupo no despreciable de trabajadores.
Pero ya sea de vuelta a sus funciones anteriores, o en otro emprendimiento o empleo productivo, lo crucial ahora es que junto con la nueva normalidad venga también, y lo más deprisa posible, toda nuestra laboriosidad.