Entrega y amor

Pedro Espronceda Figueredo, es uno de los que el bichito del periodismo se le metió en el cuerpo y no lo ha podido sacar./ Foto Lilian Salvat Romero
Pedro Espronceda Figueredo, es uno de los que el bichito del periodismo se le metió en el cuerpo y no lo ha podido sacar./ Foto Lilian Salvat Romero

Aún se le ve entre libros y atento a todo cuanto acontece y es noticia, sus ansias por el mundo de la información parece no saciar nunca, este apasionante mundo llegó a su vida al azar hace 49 años y desde entonces es parte indisoluble de ella.
Pedro Espronceda Figueredo, es uno de esos que el bichito del periodismo se le metió en el cuerpo y no lo ha podido sacar, confiesa que no imaginó que fuera a enamorarse de esta profesión que atrapa y envuelve en el fascinante arte de informar.
“Comencé en abril de 1972 a trabajar en la prensa, -comenta sobre sus inicios- inicialmente en el periódico regional La Demajagua, ahí tenía la función de reportero, redactor y hasta corrector de este medio. Luego de la división político-administrativa este pasó a ser provincial y yo pasé para la radio aquí en el 1976, como jefe del departamento informativo”.

Espronceda, quien fuera además director de la emisora Radio Granma en Manzanillo // Foto Lilian Salvat


¿A quiénes recuerdas de esa época?
En esos comienzos en Radio Granma recuerdo que éramos solo tres compañeros: Pedro Vera Portales y Mariano Gómez Navarro, después se incorporó Elvia Carbonell Falcón y otros. Yo siempre como periodista.


¿Qué hechos en la labor periodística marcan la vida de Espronceda?
En estos más de 40 años como periodista tuve muchas vivencias que marcaron mi vida; cuando se inauguraron los programas de la Revolución en Manzanillo , el Comandante en Jefe estuvo alrededor de cuatro días aquí y yo era parte del equipo de periodistas que lo acompañaban; estando en Pilón lo recuerdo como ahora, Fidel estuvo cerca de 40 minutos apoyado en mi hombro, puede que parezca algo insignificante pero yo sentí que fui su apoyo en ese instante, no solo como periodista sino como individuo cubano, sentirme tan cerca de él; a pesar de a haber tenido la oportunidad de trabajar en varias ocasiones con él esa fue la más importante para mí.
Me marcó mucho también el estar cerca y poder interactuar como periodista con trabajadores simples, campesinos, obreros, con amas de casa, con el pueblo en general eso también atrae mucho, el tener esas vivencias”.


A criterio suyo qué no debe faltarle a un periodista.

A un profesional de la palabra no le debe faltar la entrega, que lleva implícito algo muy importante, sentir amor por la Revolución, porque si sientes amor por lo que haces te entregas.
Cundo entré a este mundo, no sé si por desconocimiento, porque no tenía ningún interés en esto; un día llegué a la sede del partido regional y hacía falta un compañero para trabajar como prensa en el periódico y me designaron esa tarea y la acogí; yo me inclinaba más por los oficios, pero me adentré en el arte de decir y me entregué completamente al periodismo.


Con el desarrollo de las nuevas tecnologías, la informatización y las redes sociales, el trabajo de la prensa se hace un poco más comprometido y existe la necesidad de buscar la veracidad, al respecto opina.
“Por aquel entonces existía una grabadora muy buena pero pesaba algo más de 15 libras, era de cinta, con eso salíamos a las coberturas, luego llegábamos a la emisora a plasmar la información con una máquina de escribir, con papel carbón, en el estudio para editar las consolas eran de cintas; pero el trabajo salía.
Ahora es un poco más fácil el trabajo en ese sentido, por la modernización de los implementos, pero las redes sociales y el acceso al internet hacen que el esfuerzo por buscar la información, la agilidad, la veracidad y la entrega del periodista sea aún mayor; se debe estar convencido que lo principal es la palabra oportuna al pueblo”.


¿Cuál sería el consejo de Pedro Espronceda a las nuevas generaciones?
Que lo que hagan sea en beneficio de la sociedad, informar que es nuestro principal papel, ser veraces, profundos y sobre todo lograr persuadir de la Revolución que se construye y estar convencidos para poder convencer de la justeza de nuestra lucha y entregarnos de cuerpo y alma.
Así es este hombre de origen campesino, labor a la que dedica su tiempo desde su jubilación en el año 2015, su humildad, sencillez y amor a lo que hace lo convierten en un ser único, a quién todos respetan, admiran y quieren, condiciones que ha conquistado con su trabajo y ejemplo.

Espronceda también se apasiona por la agricultura // Foto Lilian Salvat