Usar mascarilla solo en lugares públicos, llevar a los niños al parque sin mayores preocupaciones, mantener a flote el negocio familiar; dormir tranquilo porque la economía del país marcha bien, son lujos que hoy puede permitirse Vietnam.
Este fue de los países que más temprano sufrió los embates de la enfermedad debido a su vecindad con China, determinada por una larga frontera de casi mil 300 kilómetros y sus estrechos vínculos tanto comerciales como económicos.
Cuando en enero de 2020, la enfermedad aún no era considerada una pandemia, Vietnam se lo tomó muy en serio y de inmediato comenzó a mover los mecanismos para frenar la expansión del nuevo coronavirus.
El primer ministro Nguyen Phuc alertó a las autoridades sanitarias y la población que esta sería “una nueva guerra contra otro enemigo en un campo de batalla diferente” y que habría de librarse sin tregua y con mucha inteligencia.
No es necesario un gran esfuerzo de memoria para evocar cómo Vietnam libra sus guerras, ni alegar que las experiencias de las anteriores le han servido para esta. Si acaso, por menos conocida, valdría recordar la que libró en 2003 contra el síndrome respiratorio agudo severo (SARS).
En aquella ocasión, la nación indochina fue la primera declarada libre de la enfermedad por la OMS, que atribuyó su éxito a diferentes medidas.
El enemigo de ahora, el SARS-CoV-2, es mucho más peligroso, pero Vietnam engrasó las mismas armas del 2003 y activó otras, sobre todo en el campo de la tecnología médica.
Por otra parte, desde muy temprano el gobierno decidió moderar los planes económicos y dedicar los recursos necesarios para detener la pandemia.
El 5 de febrero, científicos nacionales lograron aislar y reproducir en laboratorio la cepa del SARS-CoV-2 y pocos días después desarrollaron un kit de prueba de detección del virus más rápido y barato que el recomendado en ese momento por la OMS.
A mediados de diciembre Vietnam aplicó a tres voluntarios la primera dosis de su vacuna contra la Covid-19, la Nanocovax.
El trío forma parte de los 60 voluntarios de 18 a 50 años seleccionados para participar escalonadamente en la fase inicial de pruebas del inmunizante.
En opinión del gobierno y las autoridades sanitarias vietnamitas, la solución a la situación epidemiológica solo podrá lograrse con la administración de una vacuna efectiva a su población de 97 millones de habitantes.
Vietnam consolida día a día el raro privilegio de la nueva normalidad y ya varios científicos -nacionales y extranjeros- aventuran la posibilidad de que el país sea uno de los primeros, sino el primero, al que la OMS declare libre de este nuevo enemigo llamado SARS-CoV-2.
alb/asg
Por Alberto Salazar
FotosPL: Marta Llanes
Corresponsal de Prensa Latina en Vietnam