España avizora una larga batalla política en crispación

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Madrid, 14 nov (Prensa Latina) Ninguna apuesta es más fiable hoy en España: el país avizora una larga batalla política en permanente crispación.

Guste o no a las mayorías, la casi inminente reelección de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno esta semana, marcará apenas un punto de partida hacia lo que se vaticina será tal vez la etapa más compleja de la democracia española.

Los acuerdos del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) con Junts y Esquerra Republicana de Cataluña, permitirían a Sánchez obtener el apoyo de 179 diputados de los 350 que componen el Parlamento, tres escaños más de los requeridos para hacerse del poder.

Empero, la cuestionada propuesta de ley de amnistía es la manzana de la discordia que sacude ahora a la nación ibérica y supondrá enfrentamientos más allá de los ideológico entre la izquierda y la derecha, según analistas.

El politólogo Pablo Simón, uno de los politólogos más reputados de España, anticipó que la fragmentación de la sociedad será acentuada si el contenido de la ley de amnistía y el compromiso del PSOE de respetar escrupulosamente la Constitución no se cumplen satisfactoriamente.

También serán cruciales las posturas que adopten el rey Felipe VI, en su calidad de jefe de Estado, los estamentos jurídicos y senadores y disputados en las dos Cámaras.

Ayer, la presidenta del Congreso de Diputados de España, Francina Armengol, anunció los debates de investidura para la reelección de Sánchez los días 15 y 16 de noviembre, con la previsible votación tendría lugar al término de las intervenciones este jueves.

Los conservadores del Partido Popular (PP) y la ultraderecha de Vox, junto con algunos sectores empresariales y de la sociedad civil, se niegan a aceptar la continuidad de Sánchez en el Palacio de la Moncloa en razón de una futura ley de amnistía pactada con partidos independentistas catalanes.

El actual jefe del Ejecutivo contaría, además de Junts y Esquerra, con la mayoría absoluta gracias también al espaldarazo de la coalición Sumar; PNV y EH Bildu del País Vasco; BNG de Galicia; y Coalición Canaria.

Si bien las elecciones generales del pasado 23 de julio dejaron al PP y a su líder Alberto Núñez Feijóo, con la mayor cantidad de votos, con 137 escaños, salvo Vox y una agrupación de Navarra, ningún otro partido quiso darle su respaldo.

La cercanía cada vez más evidente del PP con los ultras de Vox, condicionaron el fracaso de Feijóo en su opción de investidura.

Sin embargo, entre la falta de transparencia o dilación en explicar los pactos por parte del PSOE, la confusión mediática y la reticencia empresarial, las manifestaciones contra la amnistía ganaron terreno en los últimos días.

Los mensajes de los conservadores del PP y los nacionalistas de Vox, poco ayudan a la distención del ambiente, calificando a Sánchez de antidemocrático, dictador y de fraude electoral.

Asimismo, con amenazas hasta de “golpe por golpe” por parte de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y una determinación de obligar a la izquierda a desistir y convocar a nuevas elecciones generales.