Fidel Castro: “Playa Girón significó la primera derrota del imperialismo yanki en la América Latina”

Fidel en un tanque en Playa Girón durante la invasión de las tropas mercenarias dirigidas por el gobierno estadounidense, el 19 de abril de 1961. Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas.
Fidel en un tanque en Playa Girón durante la invasión de las tropas mercenarias dirigidas por el gobierno estadounidense, el 19 de abril de 1961. Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas.

Hace 60 años, al cumplirse el tercer aniversario de la victoria de Playa Girón, el 19 de abril de 1964, Fidel Castro hace un análisis de la agresión imperialista hacia Cuba en los primeros cinco años de la Revolución. Cubadebate y el Sitio Fidel Soldado de las Ideas comparte con sus lectores momentos de aquella trascendental alocución.

Compañeras y compañeros revolucionarios:

Cumplimos hoy el tercer aniversario de la victoria de Playa Girón.  Esta fecha cobra cada día más, o se presenta cada día más ante nuestros ojos en su real dimensión.  Significó no la primera agresión imperialista a un pueblo de América Latina, significó no el primer acto de barbarie de los imperialistas yankis, no su primera salvajada, no su primer acto intervencionista; agresiones, intervenciones, salvajadas y crímenes, habían cometido muchos contra pueblos hermanos de América Latina.  Son muy pocos los pueblos de este continente que no sepan lo que es la intervención, la piratería, el filibusterismo y el zarpazo de los yankis, comenzando por Puerto Rico, país latinoamericano al que convirtieron en una colonia.

Playa Girón significó la primera derrota del imperialismo yanki en la América Latina, y —como dijo recientemente el compañero Guevara (APLAUSOS)—:  “la primera, mas no la última”.  Nuevas derrotas recibirán los imperialistas; las recibirán en nuestra tierra si nos agreden, y las recibirán en otras tierras, en manos de otros pueblos a los cuales esclavizan.

Hasta ese día habían actuado con absoluta impunidad, hasta ese día se sentían con derecho a despreciar a los pueblos de América Latina, hasta ese día tal vez subestimaron a nuestros pueblos de América Latina.

La agresión imperialista de Playa Girón demostró muchas cosas, pero demostró, entre otras, cómo la Organización de Estados Americanos era un instrumento de dominación y de coloniaje imperialista, un instrumento dócil en manos del Departamento de Estado.

Cuando nuestro país fue criminalmente agredido, bombardeado con aviones procedentes de distintas bases centroamericanas, invadido por fuerzas mercenarias escoltadas —además de armadas— por el Gobierno de Estados Unidos, nuestro país tuvo que afrontar, con su sacrificio y con su sangre aquel ataque.  Los Estados Unidos, el Gobierno de aquel país, ni siquiera recibió una recriminación.

Pocos meses más tarde, esa misma Organización que ni siquiera tuvo una palabra de reproche contra aquel criminal atentado, expulsa a Cuba, el país agredido, el país víctima, del seno de la Organización de Estados Americanos.  Nos enseñó que frente al imperialismo esos organismos —instrumentos de ese mismo imperialismo— eran absolutamente inútiles, y que no sirven otros intereses que los intereses de los enemigos de los pueblos.

Han transcurrido tres añosAquella victoria le costó a nuestro pueblo un elevado número de vidas, vidas de trabajadores, de campesinos, de soldados, vidas de civiles, es decir, que tuvimos que pagar un precio alto.  Mas, ¿quería decir eso que después de aquel ataque debíamos cruzarnos de brazos?, ¿que después de aquel ataque nos habrían de dejar en paz?  ¡No!  Los planes agresivos continuaron adelante.  Los imperialistas yankis no se resignaban a aquella derrota y comenzaron a fraguar nuevos planes de agresión.

Fue necesario el fortalecimiento militar de nuestro país, fue necesario tomar medidas para estar en condiciones de defendernos.  Y sobrevino entonces la Crisis de Octubre.

Desde hace cinco años, desde el triunfo mismo de la Revolución, nuestro país no ha tenido paz.  Durante cinco años hemos estado sufriendo agresiones de tipo económicas, políticas y militares; durante cinco años hemos padecido invasiones del tipo de Girón, sabotajes como el del vapor “La Coubre”, incendios como el del “Encanto”, introducción en nuestro país de armas, explosivos, agentes de todo tipo, organización de bandas contrarrevolucionarias que cometieron infinidad de crímenes contra campesinos, contra maestros, contra brigadistas.

Y, en fin, la historia de estos cinco años de Revolución, es la historia de un pueblo defendiéndose contra ese enemigo; es la historia de las agresiones del imperialismo yanki contra nuestro país, de un pueblo que ha tenido que defender su obra incesantemente, que no solo tuvo que pagar un precio alto de sangre para derrocar la tiranía implantada por esos mismos intereses, armada por ese mismo imperialismo, sino que lo ha tenido que seguir pagando, y lo tendremos que seguir pagando quién sabe cuánto tiempo.

Nuestro pueblo, sin abandonar un solo instante su defensa, ha tenido que enfrentarse al bloqueo económico; ha tenido que enfrentarse a todas las trabas que un país poderoso y rico, de grandes influencias imperiales, ha puesto en nuestro camino; ha tenido que reconstruir su economía y llevar adelante sus planes en todos los órdenes, siempre con una espada pendiente sobre nuestras cabezas: la espada de la agresión imperialista.

Y en esas condiciones ha avanzado nuestro país.  En esas condiciones ha llevado adelante sus planes, sus planes de educación, sus planes de salud, sus planes de desarrollo económico con el pueblo, con los hombres y mujeres más humildes del pueblo, sufriendo no ya todas las agresiones de que hemos hablado sino, incluso, la piratería de nuestros técnicos.

Porque no deteniéndose ante ningún medio, trataron incluso de dejar a nuestro país hasta sin médicos, sin ingenieros, sin técnicos universitarios; trataron de crear todas las condiciones, las peores condiciones, para hacer fracasar a una Revolución; pero una Revolución no es fácil de hacer fracasar, una Revolución no es fácil de vencer, ¡y ellos no nos han podido vencer!  (APLAUSOS), ¡no nos han podido vencer sencillamente, porque esta es una verdadera Revolución!  (APLAUSOS.)  Si esta hubiese sido una Revolución a medias, nos habrían vencido; si esta hubiese sido una Revolución tímida y cobarde, una Revolución de vacilantes, nos habrían vencido.  Y, sin embargo, ¡no nos han vencido, ni nos podrán venceré!  (APLAUSOS.)  Y de este país se podrá decir:  “¡Antes é barrido del mapa que vencido!” (APLAUSOS PROLONGADOS.)

Y hablo así, hablo así, porque entiendo que debemos tener el espíritu alerta, el ánimo firme, y la voluntad de lucha resuelta; hablo así porque aún estamos en marcha y aún estamos en lucha contra ese imperialismo; hablo así porque aún se ciernen muchas amenazas y muchos peligros sobre nuestro país.  Y hoy, hoy que recordamos a los que cayeron gloriosa y valientemente defendiendo su tierra, su bandera, su causa, sus ideas, hay que hablar así (APLAUSOS PROLONGADOS); hay que hablar con claridad, hay que expresar nítidamente la verdad.  Y hay que decirles a los compañeros de nuestros batallones, de nuestras compañías, de nuestros centros de trabajo, que murieron ese día, hay que decirles que no solo los recordamos de palabra y que cuando les rendimos homenaje no es un simple homenaje lírico, sino que les decimos a los que cayeron que los demás estamos dispuestos a caer también (APLAUSOS).

A nuestros muertos, los combatientes revolucionarios, no los despedimos nunca con un adiós, sino en una Revolución, en medio de la lucha, hay que decirles todo lo más hasta luego, ¡hasta luego, compañeros que dieron sus vidas, que nosotros no regatearemos nuestras vidas en esa misma lucha; que nosotros no vivimos para disfrutar el sacrificio de los que lo dieron todo, sino para defender a cualquier precio los frutos de ese sacrificio!

Y a los tres años, cuando la reacción imperialista levanta la cabeza en todo el continente, a los tres años de Girón, cuando la política del Gobierno imperialista de Estados Unidos es cada vez más y más agresiva, cuando la política del Gobierno de Estados Unidos es cada vez más y más desenmascaradamente reaccionaria e intervencionista, es necesario darle todo el valor y toda la importancia que tiene esta fecha y hablar con claridad.

Porque si reaccionarios fueron los que nos atacaron en Girón, estos que gobiernan hoy a Estados Unidos son aún más reaccionarios.

Fidel Castro Ruz a su llegada al teatro de operaciones de la invasión para dirigir la defensa y ofensiva contra los mercenarios, entrenados y pagados por el Gobierno de los Estados Unidos. Playa Girón, Cuba, 19 de abril de 1961. Foto: Prensa Latina/ Fidel Soldados de las ideas.

Somos un pueblo consecuente con su historia

(…) Durante un tiempo después de la Revolución Cubana, y no inmediatamente después sino más de dos años después del triunfo de la Revolución Cubana, el Gobierno de Estados Unidos comenzó a hablar de planes de ayuda a la América Latina, comenzó a hablar de “Alianza para el Progreso”, comenzó a hablar de reformas sociales.  Desde luego que nunca en Estados Unidos se había hablado de Reforma Agraria para los países de América Latina, ni de reformas de ningún tipo; pero después que tiene lugar la Revolución Cubana, el miedo que inspiró la Revolución Cubana hizo que por primera vez en toda su historia de país imperialista, por primera vez, comenzaran a hablar de reformas sociales tales como la Reforma Agraria, Planes Educacionales, Reformas Tributarias; empiezan a hablar de que hay enormes masas de campesinos sin tierra y que eso era combustible para la Revolución, y entonces ciertos elementos llamados “liberales”, que tenían cierta influencia en la anterior administración, idearon toda aquella cosa de la Alianza para el Progreso.

Desde luego que aquello era simplemente un ardid, un engaño a los pueblos de América Latina, un ungüento para tratar de curar el cáncer de la miseria en este continente, que en el fondo no tenía otro propósito que consolidar el dominio económico y político de Estados Unidos sobre América Latina.

Pero cambiaban el lenguaje: hablaban de Alianza para el Progreso, y hablaban de reformas.  Claro está que aquella alianza no progresaba, no avanzaba ni podía avanzar.  En el fondo, esos elementos llamados “liberales” de Estados Unidos decían propugnar una política de alianza con las llamadas “clases medias” de América Latina, sacrificando los intereses de las oligarquías terratenientes que han sido la clase social gobernante en la mayor parte de los pueblos de América Latina.

(…) Toda la historia de la Revolución es la historia de un pueblo defendiéndose contra enemigos superiores en número.

Así fue la guerra, toda nuestra guerra.  Muchas veces nosotros teníamos que resistir un batallón y no teníamos más que una escuadra para resistir un batallón.  Y nosotros sí que no contamos a los enemigos a la hora de combatir (APLAUSOS).  Porque a esos enemigos podemos decirles también aquello que dijeron los espartanos cuando los jefes persas decían “que sus flechas obscurecerían el sol”, y les contestaron:  “Mejor, con eso combatiremos a la sombra” (APLAUSOS).

Por eso a nosotros no nos atemoriza que los imperialistas sean muchos, que los imperialistas organicen una alianza de todas las fuerzas reaccionarias contra Cuba.  (…) Hablan con júbilo de que van a romper.  Bien: no nos pondremos a llorar al otro día de ese rompimiento.  No vamos a implorar esas relaciones y no imploramos relaciones con “gorilas” de ninguna clase (APLAUSOS).  Y somos un pueblo consecuente con su historia, consecuente con sus principios, y sobre todo, recordamos que después de un 10 de marzo, vino un 26 de Julio (APLAUSOS).

Nuestro pueblo, que es un pueblo armado; nuestras Fuerzas Armadas, que son Fuerzas Armadas del pueblo, no se parecen absolutamente en nada a esas fuerzas armadas que organizan los imperialistas para que les sirvan de instrumento.  Nuestras Fuerzas Armadas que nacieron en la lucha revolucionaria, que nacieron de las clases humildes del pueblo, son el brazo armado de ese pueblo contra ese imperialismo.  No hay que olvidarse que tenemos unas Fuerzas Armadas Revolucionarias, porque antes combatimos y disolvimos las fuerzas armadas que aquí, como en otras partes del continente servían a los intereses de los imperialistas.  Y ese es nuestro ejército, esa es nuestra Marina, esa es nuestra aviación.  Así son nuestras unidades de combate, así es nuestro pueblo.

Porque los imperialistas, en el caso de la Revolución Cubana, se encuentran con un pueblo armado.

Y una cosa buena que tienen nuestras Fuerzas Armadas, y es que no tienen generales (RISAS)  y que el grado más alto es el grado de comandante.  Los imperialistas aquí no tendrán que luchar contra esos generales, tienen que luchar contra otro tipo de hombre, contra otro tipo de militares muy distintos, y sobre todo, no tienen generales enfrente, de esos que cuentan; tienen gente que cuenta, sí, cuántas balas lleva en la canana.

Y nuestras Fuerzas Armadas ya no son solo el ejército con espíritu guerrillero, sino Fuerzas Armadas con una gran disciplina, cuya capacidad técnica aumenta día a día y bien armadas, bien armadas, y que saben manejar esas armas (APLAUSOS), y que las sabrán manejar cada vez más (APLAUSOS); y que saben que esas armas no las tenemos aquí de adornos (APLAUSOS), que las tenemos para usarlas cuando haga falta, sin vacilación de ninguna clase.

Porque es bueno decir esto, es bueno decirlo, es necesario decirlo, porque los imperialistas se equivocan, los imperialistas por lo general       —con esa mentalidad fascista de superhombres— se imaginan a los pueblos de América Latina, pueblos despreciables, pueblos híbridos, que no pelean, que no combaten; sienten un profundo desprecio por nuestros pueblos, desprecio que se ha empezado a poner a prueba después del triunfo de la Revolución Cubana, y sobre todo después de Playa Girón.  Los imperialistas estos viven de gángsters en el mundo, de matones, de guapetones, creen que se les tiene miedo, e incluso confunden la prudencia con el miedo, el sentido de la responsabilidad y de la serenidad.

En Audio, las palabras de Fidel Castro el 19 de abril de 1964

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Nosotros queremos la paz

(…) Voy a decir de corazón lo que pienso, lo que siento, y lo que entiendo que piensa y siente este pueblo.  Nosotros no queremos guerra, nosotros queremos la paz, la queremos sinceramente.

En la guerra se pierden vidas, se pierden hombres, trae mucho dolor la guerra, y mucha destrucción.  Nosotros amamos lo que estamos haciendo: nuestra Revolución; amamos lo que estamos creando: el fruto de nuestro trabajo, que deseamos que un día sea el fruto de nuestro pueblo; deseamos ver un día graduados en las universidades esas decenas de miles de jóvenes que están hoy en las escuelas, centros de enseñanza preuniversitaria, tecnológica; deseamos ver un día realizados nuestros sueños en todos los órdenes.  Y que nuestro pueblo recoja algún día los frutos de su trabajo.  Amamos eso extraordinariamente, soñamos con eso, de corazón lo decimos.  Los hombres han luchado y han caído por eso, las revoluciones se han hecho para eso.

Pero eso entraña riesgos; esos riesgos no los habríamos corrido cuando éramos esclavos, cuando éramos colonia dominada por el imperialismo, cuando un grupito reducido de privilegiados lo tenían todo, cuando nuestro pueblo trabajaba como esclavo para los monopolios yankis, cuando los hombres negros eran tratados como perros, cuando los campesinos pasaban hambre y miseria de todo tipo, en aquel mundo de privilegio, de injusticia, de abuso, de ignorancia.  Aquella sociedad no implicaba estos riesgos, pero nosotros no nos conformábamos con aquello; hemos querido para nuestra patria otra cosa.  Pero no es que la hayamos querido nosotros solos: desde el primer hombre que dio su sangre por esta tierra ha querido eso, y nosotros queremos lo mismo que han querido todos los hombres que a lo largo de un siglo han dado sangre y se han sacrificado por esta tierra.  Y eso entraña riesgos.

Triunfó el pueblo, triunfó su Revolución.  Somos dueños de nuestro destino.  Mal o bien, con más o menos capacidad, con lo que dispone, con los escasos recursos materiales y técnicos de que dispone, nuestro pueblo marcha adelante, y con grandes sacrificios realiza esta obra.  Un enorme número de hombres de magnífica calidad están sustraídos de la producción para mantener defendida la patria, y en guardia contra sus enemigos; hace nuestro pueblo grandes sacrificios por esto, los ha hecho, los está haciendo.

Y por eso queremos esto.  No queremos destrucción, no queremos muerte, no queremos luto.  Amamos extraordinariamente esta obra.  Sí, debemos decirlo, confesarlo, expresarlo, y decirlo por lo que vamos a decir también ahora:  que a pesar de lo que amamos la Revolución y a pesar de lo que amamos ver un día convertidos en realidad nuestros sueños, si el precio que hay que pagar por eso son estas provocaciones, si el precio que hay que pagar por eso es tener que hincarse de rodillas, sacrificar nuestra dignidad, y nuestra vergüenza, y nuestro honor, y nuestra vida de pueblo digno; si la paz es esa paz miserable, ¡no queremos esa paz!  (APLAUSOS PROLONGADOS.)

Ninguna teoría, ninguna doctrina, ningún principio revolucionario nos obliga a soportar eso; ninguna teoría, ningún principio.  Somos revolucionarios, pero ser revolucionario implica estar dispuesto a pagar el precio que sea necesario para ser revolucionario.  Desear un mundo mejor implica estar dispuesto a pagar el precio que sea necesario para ello.  Y antes que esa paz miserable, ¡es preferible cien veces la paz digna de la sepultura!  (APLAUSOS), ¡la paz digna de los que cayeron en Girón!  (APLAUSOS.)

Y esto lo digo para que los imperialistas sepan, para que el mundo sepa que no estamos dispuestos a tolerar ciertas cosas que se van más allá de los límites admisibles y tolerables.  Porque antes preferimos desaparecer como Revolución, como pueblo y hasta como isla geográficamente (APLAUSOS PROLONGADOS).

Y es bueno que los imperialistas sepan eso, y sepan a qué atenerse, sepan a qué atenerse.  Si lo que quieren es provocar una guerra, provocar un problema, lo van a tener, ¡pero lo van a tener tal vez más serio de lo que se imaginan!  (APLAUSOS).  Y si lo que quieren es barrer esta isla del mapa, pues que se preparen a barrerla, ¡que primero seremos barridos que bajar la cabeza altiva de esta nación, digna de esta nación, heroica de esta nación!

Si los imperialistas creen que con el chantaje desvergonzado, con la exhibición de su poderío nos van a intimidar, nosotros les decimos que todo poderío tiene un límite, y ese límite es allí donde no hay miedo, es allí donde termina el miedo.  ¡Ese es el límite de cualquier poderío!  Pero nosotros debemos decir aquí, con toda seriedad y con toda responsabilidad, que estas cosas no las toleramos.

Vamos a hacerle conocer al mundo esto, vamos a denunciar esto en los organismos donde tengamos que denunciarlo, pero advertimos que tanto estas provocaciones como las demás violaciones de nuestros derechos, no ya bloqueos económicos: las agresiones físicas contra nuestro territorio no estamos dispuestos a tolerárselas, ¡cueste lo que cueste y pase lo que pase!  (APLAUSOS PROLONGADOS.)

Nuestro país es un país que está dispuesto a hablar de paz con quien sea, nuestro país es un país que está dispuesto a hablar de paz, ¡pero que también está dispuesto a responder como tenga que responder frente a las cosas que no son posible tolerar!

Por eso, compañeros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, hay que prepararse, hay que perfeccionarse, hay que redoblar el interés en el aprendizaje y en el manejo de las armas que tenemos, de nuestras unidades, de nuestras tropas; hay que fortalecer nuestra capacidad técnica y nuestra capacidad moral para el combate.  Porque cuando decimos combate, combate es combatir hasta la última bala y el último hombre; cuando decimos prepararse es prepararse para cualquier contingencia de cualquier tipo, en cualquier circunstancia (APLAUSOS), a manejar las armas y a manejar los hombres.  Y cuando estemos aprendiendo el manejo de las armas, pensar que desgraciadamente tengamos que usarlas defendiendo la patria tal vez; que no son en balde esos esfuerzos ni los sacrificios que hace el pueblo.

Pero que si el enemigo nos agrede, sepa lo que se va a encontrar; si el enemigo nos agrede, le cueste bien caro su agresión; que si el enemigo nos agrede, tenga que luchar contra hombres de tal espíritu y de tal coraje, que le demuestre de una vez y para siempre lo que es un pueblo digno, lo que es un pueblo revolucionario.  ¡Que tenga que pagar con decenas y con cientos de miles de vidas cualquier ataque a nuestra Patria!  Ese debe ser nuestro espíritu y esa debe ser nuestra decisión.

Sí, estamos trabajando por el porvenir y deseamos la paz.  Deseamos cosechar un día los frutos de nuestro esfuerzo, y no deben desalentarnos estos riesgos en el trabajo creador; el revolucionario trabaja para el mañana sin importarle que llegue o no a ver ese mañana.  Porque los que avanzaron frente a las hordas mercenarias que nos invadieron en Girón, los que fueron allí a la muerte, luchaban por un ideal, por una causa; ellos no se preguntaban si iban a ver esa causa.  Como los que en la guerra murieron antes del triunfo, no se preguntaban si iban a ver el triunfo.  Y nosotros no tenemos que hacernos esa pregunta.

Trabajar por el futuro, pero estar siempre dispuestos a sacrificarlo todo a ese futuro, todo, por defender el derecho a tener ese futuro.  Porque hay que defender no solo ese futuro por el cual se trabaja, sino el derecho a tenerlo.  Y nuestro derecho a tener ese futuro lo tenemos que defender con lo que sea, a cualquier precio.  Y así  actuaremos.

Fidel desciende de un tanque en Playa Girón durante la invasión de las tropas mercenarias dirigidas por el gobierno estadounidense, el 19 de abril de 1961. Foto: Tirso Martínez / Sitio Fidel Soldado de las Ideas.

El valor de un pueblo es lo que importa

El tamaño de un pueblo no importa, ¡el valor de un pueblo es lo que importa,  el honor de un pueblo, la vergüenza de un pueblo!  Nosotros tenemos más valor, más honor y más vergüenza que todos los imperialistas juntos y que todos los generales del Pentágono juntos (APLAUSOS).

Así  pensamos y así  entendemos que piensa el pueblo.  Y así  actuaremos y correremos los riesgos que sean necesarios correr.  ¡Y que lo sepan nuestros enemigos!  Sin vacilación de ninguna índole.  Y esas cosas no las toleraremos.  Al valor —lo repito— no le faltará la inteligencia.  Tenemos que actuar con inteligencia, tenemos que actuar con mucha inteligencia; pero a la inteligencia no le faltará el valor, y habrá valor de sobra, cuando las circunstancias lo exijan, para apoyar nuestra determinación y nuestra conducta.

Primero hay que advertir al mundo, primero hay que demostrar al mundo la irresponsabilidad de los imperialistas, la actitud de los imperialistas, para que la historia señale quiénes sean los responsables de lo que pueda pasar, para que el mundo entero sepa de quién ha de ser la responsabilidad de lo que pueda pasar.

¡Preparémosnos, compañeros, preparemos nuestras unidades de combate y preparemos nuestras fuerzas de mar, de aire, de tierra, preparemos nuestros cohetes tierra-aire!  (APLAUSOS).  Y que sean los imperialistas quienes decidan.  ¡Si quieren paz con nuestro pueblo, habrá paz:  Pero si quieren guerra, ¡no tenemos miedo a la guerra!  (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE:  “¡Venceremos!”)  ¡No nos inmutaremos ni vacilaremos ante los riesgos que sean necesarios!  Así pensamos y así piensa el pueblo, así siente el pueblo.

Amamos la vida, pero no vacilamos en arriesgar la vida y en sacrificar la vida, porque más que la vida amamos nuestra causa, amamos nuestra Patria, amamos nuestras ideas.  Y además, no concebimos la vida de otra manera; vida indigna, vida miserable, no es vida.  ¡Vivir en cadenas y oprobios sumidos no es vivir!  Y eso es lo que dice nuestro Himno, y eso es lo que no lograrán jamás de nosotros los imperialistas, con todo su poderío; no lograrán jamás sumirnos en la humillación ni en el oprobio.

Fidel imparte instrucciones a los combatientes revolucionarios durante la invasión de las tropas mercenarias dirigidas por el gobierno estadounidense, el 17 de abril de 1961. Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas.

Y al pensar así, estamos rindiéndoles a nuestros caídos el más digno homenaje, a los caídos de Girón, a los caídos en las luchas contra los bandidos, a los caídos en la lucha contra la tiranía, a los caídos en la lucha contra Machado, a los caídos en nuestras guerras de Independencia.  Y así seremos dignos de ellos.

Y solo los pueblos que tienen valor, decisión y conciencia para luchar por sus derechos, para luchar por su felicidad, tienen derecho a disfrutar esa felicidad, a disfrutar ese porvenir.  Y ese derecho nosotros nos lo hemos ganado y lo hemos defendido, y lo defenderemos a cualquier precio.

Somos la primera Revolución Socialista en este Continente, la primera ¡y lo decimos con mucho orgullo! (APLAUSOS.)  Somos la vanguardia de este continente, el primer país sin analfabetos de este continente, el pequeño país que se pondrá a la cabeza de la técnica, de la cultura y del progreso entre los pueblos de este continente.  Nadie lo dude; el esfuerzo que se ha hecho en estos cinco años, los progresos que se han logrado, nos garantizan a nosotros el porvenir.  Y los imperialistas lo saben: no puede haber progreso en ningún pueblo con un 60, un 70, un 80% de analfabetos; el problema de la abundancia no es solo un problema de tener instrumentos de trabajo, sino de tener capacidad para manejar esos instrumentos de trabajo, de tener técnica.  Y en medio de las dificultades, de las agresiones, de los bloqueos, hemos avanzado extraordinariamente en la preparación técnica y cultural de nuestro pueblo, sin eso no hay progreso.

Nosotros en paz, nuestro pueblo en paz, en el curso de poquísimos años es increíble lo que podría hacer.  Y eso lo saben los imperialistas; de ahí su odio contra la Revolución, de ahí su odio contra nuestro pueblo.  Porque nuestro pueblo es un ejemplo y quieren destruir ese ejemplo; pero en el afán de destruir ese ejemplo puede ser que este ejemplo se multiplique por mil, puede ser que este ejemplo se multiplique por un millón; porque ejemplo, ejemplo de verdad, ejemplo que enardece, es el de un pueblo combatiendo por su libertad, ¡un pueblo combatiendo y muriendo por su libertad, por su causa, por sus ideas!  Y queriendo destruir el ejemplo, no tendría nada de extraño que los imperialistas multiplicaran por mil este ejemplo.

Somos y seremos un ejemplo.  Y la fe puesta en nosotros por los pueblos explotados de este continente, incluso de otros continentes, esa fe no la defraudaremos jamás, porque no se basa en una mentira, ni se basa en una farsa, sino que se basa en una realidad.  ¡Esa esperanza, esa confianza puesta en nuestro pueblo, ante ningún peligro, en ninguna hora, en ninguna circunstancia será defraudada!  (APLAUSOS.)

Es mi deber, un día como hoy, exponer estas ideas, exponer estos sentimientos, exponer esta decisión.  Y así, desde lo más profundo de nuestros corazones podemos decir con orgullo, con legítimo orgullo, con lealtad verdadera a nuestros muertos:  ¡Vivan nuestros héroes! (EXCLAMACI0NES DE:  “¡Vivan!”)

¡Vivan eternamente los que cayeron en Girón! ¡Seremos fieles a su ejemplo, fieles a su memoria!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)

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