Gran Hotel Manzana Kempinski, una joya de la historia habanera

El Gran Hotel Manzana Kempinski de La Habana que abrirá sus puertas este mes, según anuncios oficiales. Foto: Roberto F. Campos.

El Gran Hotel Manzana Kempinski de La Habana abrirá sus puertas este mes, con una larga historia a sus espaldas vinculada con el comercio y el desarrollo de la capital cubana.

Esa instalación está frente al Parque Central y la estatua del Héroe Nacional cubano José Martí, en uno de los lugares más populosos de la ciudad, con gran afluencia de visitantes extranjeros.

La instalación de seis pisos y 246 habitaciones tendrá cinco estrellas plus y además su entorno exhibirá tiendas con productos de reconocidas marcas mundiales.

Tal escenario tiene una larga historia, muy relacionada con el comercio de esta capital, cuando este lunes historiadores e investigadores recuerdan detalles sobre el lugar.

Algunas voces le catalogaron en su momento como impresionante monumento al comercio en La Habana, monstruo de fachadas herméticas y vista al Parque Central, ahora con segunda vida.

Una postal de 1925 muestra la Manzana de Gómez.

Una postal de 1925 muestra la Manzana de Gómez.

Oportunamente, el historiador de La Habana Eusebio Leal, confirmó su reconstrucción. Con anterioridad, el tiempo deterioró al edificio y los comercios que ocupaban sus espacios.

El periodista e historiador cubano Ciro Bianchi mencionó en su momento el tema y alertó que desde hace más de 100 años ese lugar constituye punto de referencia para los habaneros, pues muchas personas tenían en boca la frase: Lo compré en la Manzana de Gómez (como se conoce tal espacio popularmente).

Ese edificio se ubica en las calles San Rafael y Neptuno, y Monserrate y Zulueta, y en sus inicios ocupó solamente una planta, con galerías cubiertas hasta 1918 que se le añaden cuatro niveles, y para facilitar los accesos le colocan ocho ascensores.

En total llevó 560 cubículos que se emplearon en oficinas, y otras instancias como las academias comerciales Pittman ubicadas en el segundo nivel y la Gregg en el quinto, con alumnos en busca de prepararse en métodos de taquigrafía y mecanografía.

En uno de esos espacios del edificio estuvo la Institución Iberoamericana de Cultura presidido por el sabio cubano Fernando Ortiz, además de representaciones consulares y diplomáticas.

Otra de las delegaciones en el lugar correspondía al ambiente legal, con notarias y bufetes, y al mundo literario y periodístico con la oficina de la revista Show liderada por Carlos M. Palma, que en su tiempo llevaba amplia circulación en Cuba y parte del extranjero.

Los detalles de historiadores insisten en que desde 1832 las tiendas acapararon las calles habaneras de Muralla y Oficios, junto a otras arterias, y muchas personas preferían los paseos vinculados con los comercios, sobre todo las mujeres.

Foto de la Manzana de Gómez durante la neocolonia. Foto: Archivo.

Foto de la Manzana de Gómez durante la neocolonia. Foto: Archivo.

Todo parece indicar que la primera de las tiendas que apareció en el lugar fue una peletería que se abre en la parte de San Rafael nombrada La Exposición, y en Zulueta otra muy conocida resultó El Lazo de Oro.

Señalan los historiadores que Julián de Zulueta y Amondo, Marqués de Álava, comenzó la construcción del inmueble y para ello solicitó los esfuerzos del arquitecto español Pedro Tomé Verecruisse. Sin embargo, el edificio quedó durante muchos años incompleto, finalmente lo terminaría la familia Gómez Mena.

Para 1918 llegó la ampliación definitiva, los ascensores, y los 560 departamentos con pasillos y portales por donde diariamente pasaban alrededor de 25 mil personas. Y tales antecedentes, parece que serán superados con el renacimiento a costa de un cómodo hotel y cadenas de tiendas.

(Con información de PL)