Heredar los genes del trabajo

Foto: Roberto Mesa Matos

Manzanillo. Septiembre 30.- El popular refrán “de tal palo, tal astilla” aplica muy bien a esta familia de campesinos manzanilleros, ejemplo de consagración y resultados entre los asociados a la Cooperativa de Créditos y Servicios fortalecida Carlos Coello, de la zona de La Escondida de Calicito, en este oriental municipio de Cuba.

Desde los ocho años Albenis Lara Yero andaba entre surcos con una yunta de bueyes, ayudando al padre. Ya adulto apostó por continuar la tradición y el resultado avaló el esfuerzo: se convirtió en uno de los mejores tabacaleros granmenses, diversificó las producciones y, hace unos meses, asumió las riendas de la cooperativa.

“Costó mucho esfuerzo, días en los que las labores se extendían más de ocho horas continuas, pero aquí están los resultados, tanto en el plano individual como colectivo.

“La cooperativa estuvo al punto de “tocar” fondo por irrentable y ahora es otro el panorama. Cumplimos los programas de entrega de leche y carne, de frijoles… Comenzamos hace poco más de un mes la campaña de siembra de frío: plantaremos maíz, calabaza, yuca y boniato, cultivos de ciclo corto que van rápido a la mesa”
, dice Albenis.

Pero el campesino no puede disimular el orgullo en la mirada y la satisfacción que los labriegos reconozcan hoy el brío y empeño del par de hijos (tiene otros dos): Alejandro Miguel y Dariel Lara Pérez, socios de la entidad.

“Los dos son mi vida, el orgullo de un hombre y saben que, bajo ningún concepto, pueden fallar a la confianza que he depositado en ellos”, dice Albenis Lara Yero al referirse a los vástagos.

El campesino manzanillero Albenis Lara Yero es uno de los mejores productores de tabaco de la oriental provincia cubana de Granma

El primero se dedica a la ganadería; el otro siembra cultivos varios; los dos integran la vanguardia productiva de la “Carlos Coello”.

Alejandro Miguel dice que posee casi un centenar de vacas, que su día comienza a las cuatro de la mañana, para “dirigir el ordeño de los animales y atenderlos adecuadamente. El secreto del éxito es trabajar y trabajar.

“Es una alegría inmensa acompañar a mi padre en esta tarea y comprometido con él, el pueblo y la Revolución que nos dio todo a los campesinos.”

El muchacho revela que al terminar los estudios de secundaria básica determinó “pegarse” a la tierra y “no ser segundo de nadie en la producción.”

– ¿Cómo es un día de Alejandro?

“Con muy poco descanso. Me levanto a las tres de la mañana porque arrendé una vaquería y eso lleva trabajo y hay que luchar fuerte para hacerla eficiente y seguir produciendo.

“Tengo 87 cabezas y un toro y hoy entrego a la industria 130 litros diarios de leche; me va bien. La ganadería requiere trabajarla con amor, buscar la comida para los animales donde esté y “meterle” el pecho.”

Alejandro, que apenas sobrepasa los 30 años de edad, asegura que “todos los días son de trabajo, hay que luchar. El secreto está en la exigencia y cumplir con lo establecido en la ganadería cubana, atender bien al animal porque si no tienen comida, no producen.”


– ¿Cuántos hombres te acompañan?

“Somos siete en la vaquería y todos “tiran” pa’lante porque entonces no se pueden alcanzar resultados. El que no se esfuerce sabe que tiene que dejar el espacio a otro.”

– Compromisos

“Entregar 164 mil litros al mes, nos aproximamos pero no es suficiente todavía; empezamos con 60 litros y ya hoy duplicamos este último número. La parada la voy subiendo poco a poco.”

– El ejemplo de su padre…

“Es lo más grande que tengo, contar con sus consejos y guía es importante y si, algún día, me dijeran que tengo que asumir las riendas de la cooperativa, en su honor, lo haría con gusto.”

– Dicen que donde hay hombres, no hay fantasmas…

El campesino manzanillero Albenis Lara Yero es uno de los mejores productores de tabaco de la oriental provincia cubana de Granma

“Claro que sí, no hay miedo y hombre todo el tiempo. Siempre hay que tener la cabeza en alto y en ese camino me apoyan mi esposa, Lismery Quesada, su familia y mi padre. Soy un joven feliz por lo que hago y por lo que con trabajo y esfuerzo alcanzo.

Cuando coincidimos a pleno mediodía, Dariel retornaba a casa, luego de una jornada agotadora a pleno sol. “Ahora estamos sembrando cultivos varios; el maíz es el de mayor rendimiento hoy, pero otros alimentos de ciclo corto van bien.”

Quedan experiencias e historias de madrugadas y empeños que el periodista descubrirá en otras visitas, antes de que alumbre el sol y sea evidente que jóvenes como Alejandro Miguel poseen en la consagración a la tierra la herencia de los genes del trabajo.