Hospital Fe del Valle: un reto bien cumplido (+Fotos)

La toma de muestras para PCR se realiza a las pacientes cuantas veces sea preciso // Foto Cortesía del Hospital Ginecobstétrico Fe del Valle Ramos

En el Hospital Ginecobstétrico Fe del Valle Ramos también se hace historia, porque salvaguardar la integridad de las pacientes gestantes y recién nacidos, en medio de la pandemia, es su misión.

Por común que les resulte recibir en brazos al fruto del amor y el resguardo de las embarazadas, para este colectivo no deja de ser una hazaña el cuidado de hoy, como centro de atención para altamente sospechosas de padecer la COVID-19.

Desde noviembre del 2020 las rutinas del centro asistencial se fueron transformando para asumir lo que se convirtió en prueba de fuego del sistema sanitario granmense por la escalada del virus SARS-CoV-2 en esta provincia oriental.

Acceso restringido al complejo quirúrgico C destinado a las pacientes de 37 semanas o más de gestación y los neonatos // Foto Denia Fleitas Rosales

El desvelo del colectivo guiado por el doctor Olegario Leiva Escalona adquirió una nueva dimensión, los nacimientos cotidianos y a la par las dos áreas: para proteger a las mujeres de 37 semanas de gestación en adelante y con criterios obstétricos en el Complejo quirúrgico C, y la tercera planta de hospitalización para quienes tienen hasta las 36.5 semanas.

Más de 60 grávidas de los 13 municipios de Granma han llegado a sus predios con el temor inminente de padecer la peligrosa enfermedad, asintomáticas o no, contactos de casos positivos, y los cuidados del personal han garantizado el bienestar de todas, particularmente de las 25 cuyos PCR resultaron positivos.

La doctora Yaumaris González Toledano, epidemióloga del hospital, señaló que «pese a ser un área verde, tanto a las pacientes sospechosas por tira rápida positiva o por contacto se les da tratamiento con el Heberón, para elevar su inmunología y contrarrestar los efectos y complicaciones que pueda ocasionar la COVID-19».

Doctora Yaumaris González Toledano, epidemióloga del Hospital Ginecobstétrico Fe del Valle Ramos
Doctora Yaumaris González Toledano, epidemióloga del Hospital Ginecobstétrico Fe del Valle Ramos // Foto Denia Fleitas Rosales

Con 58 camas disponibles para tales cuidados, las que por fortuna no han sido empleadas a plena capacidad, la institución afianza su condición de Amiga de los principales protagonistas del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI).

«Hemos cumplido la meta de que todas lleguen a salvo a sus destinos, al Hospital militar de Santiago de Cuba las positivas y a sus hogares las negativas; así como los 8 neonatos atendidos, cinco de ellos hijos de madres positivas y que se mantuvieron libres de contagio», sostiene con orgullo González Toledano.

Los ocho pequeños han sido acurrucados en «la burbuja» de neonatólogos del Fe del Valle, clasificados entre sí por proceder cinco de las áreas de salud y otros tres nacidos en esos salones durante la contingencia, que se han protegido allí hasta el egreso de sus madres, sanas, y entregados con la certeza de que estén libres del virus.

El equipo médico multidisciplinario se ha agrupado en unas siete tripulaciones con nueve y cinco integrantes, de acuerdo a las dos áreas definidas, motivados por la disposición personal de cumplir con la vocación de salvar, aún ante los riesgos que pudiera entrañar.

Doctor Carlos López Santana, especialista de primer grado en Ginecobstetricia // Foto Cortesía del entrevistado

El doctor Carlos López Santana, especialista de primer grado en Ginecobstetricia, tras concluir su colaboración fuera de Cuba en el mes de enero, dió su paso al frente «si lo hice en Venezuela tenía que hacerlo aquí y cumplimos porque para nosotros lo más importante es su bienestar, y ellas se van satisfechas de nuestra atención», dijo en la última jornada de sus 14 días de servicio con las pacientes.

Especialistas en Ginecobstetricia y Neonatología, residentes de ambas especialidades, enfermeras obstétricas y neonatólogas, anestesistas, y el personal de servicio encargado de la higienización de los espacios, entregan lo mejor de sí sobrepuestos a los miedos.

La doctora Erlin Manso Fonseca, residente del cuarto año de Ginecobstetricia, quiso por igual plasmar su huella en esta contienda de amor: «para mí es un gran privilegio proteger a las gestantes para evitar complicaciones en ellas y en el futuro producto de la concepción.

«Han sido 14 días de estrés porque no sabíamos a las complicaciones que nos enfrentaríamos, pero a pesar de todo esa novedad nos ha preparado tanto como ginecólogos como para sobreponernos a esta patología recién surgida, un reto bien cumplido por nosotros».

Doctora Erlin Manso Fonseca, residente del cuarto año de Ginecobstetricia del Fe del Valle Ramos// Foto Cortesía del entrevistado
Carlos y Erlin ya están en aislamiento tras concluir los 14 días de labor con las sospechosas // Foto Cortesía del entrevistado

Otros especialistas evalúan desde fuera cada paso protocolizado para que todo salga bien, y aseguran «a punta de lápiz cada necesidad de medios diagnósticos, de protección, alimentación, con la guía siempre certera del doctor Olegario Leiva», expone la epidemióloga.

«En 26 años que llevo en la institución hemos asumido atenciones que se han salido de la rutina diaria, pero ninguna nos ha puesto tan a prueba como la epidemia de la COVID-19, dos centros de aislamiento que limitan el movimiento en el Hospital y restringe la entrada para evitar la diseminación de la enfermedad.

Doctora Rita Ruz Roldán, subdirectora de aseguramientos médicos del Fe del Valle Ramos de Manzanillo // Foto Denia Fleitas Rosales

«En ningún momento hemos corrido tanto peligro para la salud de los trabajadores e integridad de las pacientes que atendemos, se cambió el flujo y cada día es un reto para que todo salga bien; ninguno ha sido contagiado y eso demuestra que ha sido exitoso el desempeño» valora la doctora Rita Ruz Roldán, subdirectora de aseguramientos médicos del Fe del Valle Ramos de Manzanillo.

Ante tal entrega la doctora Rita recomienda «cuidarse, a todos y a nuestros niños, y respetar este sacrificio del personal de salud que somos quienes damos la cara a la epidemia una vez instalada en los pacientes; quienes también nos agotamos».

En sus sacrificios, en su entrega incondicional desprovista de pagos extras, sólo el bien de las embarazadas y sus futuros hijos, se alza en pedestal la fortaleza de la Salud Pública cubana; en cada vida recibida y salvada en el Hospital Ginecobstétrico manzanillero se mantiene viva la esencia de la mujer que le nombra; cada obra genuina de amor allí gestada, es como ella, un acto de Fe.